Óscar Ruiz Gómez

«El baile puro se lleva por dentro»

Primer encuentro con Óscar Ruiz Gómez y me comenta, sin titubear, que llegó a Badajoz: ‘por amor’. Inmediatamente una, enamorada de este arte, le imagina bailándole unos tangos extremeños a aquella que le hizo poner los pies en la tierra, y le mantuvo los botines sobre el escenario. Claro, después de esta declaración de intenciones, ‘el amor al arte’ se da por sentado. Y ‘el amor al trabajo’, el que compatibiliza con el baile flamenco, ‘y el amor, al amor’ que podría apostillar una servidora. El becado este año por la Diputación de Badajoz, Óscar Ruiz Gómez, coge el teléfono bien temprano con la misma energía que esta periodista se agarra al teclado. Porque sin esa pasión, sin esas ganas de transmitir, una: nuestra cultura, otro: su arte, es imposible aguantar al sol de este otoño, sentados en una terraza, sin que decaiga ni la intensidad, ni las ganas de seguir descubriendo.

-Cuando uno desnuda su arte ante el público, ¿siente pudor? -No, ninguno. Normalmente se pasan muchos nervios aunque se haya salido mucho al escenario. Con el corazón en un puño, con el alma en vilo, pero cuando empieza a sonar la música, dejas de ver al público y empiezan a salir las cosas. Lo que más me gusta es la improvisación. Lo bueno de improvisar es que, con grandes cantaores, siempre salen grandes cosas. -¿Tan importante es una primera figura en el cante para un bailaor? -Si, tengo que agradecer en mi elección para la beca de la Diputación de Badajoz a los cantaores que he llevado. Si no me hubiera ido acompañado de Vicky González y de Luis, su hermano, ese día no hubiera sido igual. Esa comodidad, ese bienestar que te producen es básico. ¿Imagina a un bailaor que esté a descompás todo el rato? -¿Alguna vez se ha visto así? -Lo sacas por que el compás te lo marcas tú, pero si me ha costado en alguna ocasión, pero siempre procuras, al bailar con alguien que no has escuchado anteriormente, esperar a ver como recorta, como remata.., para poder hacerte una idea de cual es el mejor camino para realizar una buena faena. -¿Cuando sabe un bailaor que va a triunfar esa noche? -Cuando hay calor en el público. Si llevas un buen cuadro, unos buenos cantaores y sientes que esa noche el baile habla por ti, sabes que indudablemente algo mágico se verá en el escenario. Quizás no sea yo el que en ese momento destaque, pero si es cierto, que algo se siente. La noche perfecta es cuando la gente no solo escucha, sino que siente. En una ocasión, fuimos a ‘La Cacharrería’ y aquella noche, no recuerdo quien cantó, creo que fue ‘Perrete’ hicimos un fin de fiesta. Cuando hice la última llamada me encontré a una mujer llorando, ¡y estaba llorando de emoción!. Luego hablé con ella y me dijo que se había emocionado por los sentimientos que le había transmitido. -¿Qué sintió usted? -Me sorprendió que el nivel de sentimiento se transmitiera hasta tal punto. Sentí una gran satisfacción, sentí que mi baile estaba valorado. Que tenía ese pellizco con el que el baile consigue su objetivo: transmitir. -Al no utilizar ni bata de cola, ni abanico sobre el escenario, ¿se puede considerar el arte de un bailaor más puro? -No tienes donde esconderte, eso es cierto, lo que hay es lo que hay. Sirven para ‘colaborar’ para hacerlo más bello, pero no son accesorios necesarios para que algo sea grande. De todas formas nosotros podemos ‘echar mano’ de un bastón, de una chaqueta…, o sea que, herramientas todos tenemos, pero le repito, el baile puro se lleva por dentro. -¿Qué tiene de femenino y masculino su baile? -El baile no es femenino ni masculino, el baile son sentimientos ¿Cuales son los suyos? -La fuerza, la grandeza, depende de lo que bailes: alegrías, tristezas…, emoción al fin y al cabo -Alumno de Jesús Ortega, ¿qué le aporta él a su baile, y que le aporta usted a él? -Cualquier artista aporta a cualquier bailaor. Yo llevo ‘cogiendo’ del baile de todos. Ese pellizco con el que poco a poco e ido construyendo el mío, pero mira, si tuviera que destacar algo del baile de Jesús Ortega sería su elegancia. La elegancia sobre el escenario. -Actualmente Ortega está trabajando en Japón, ¿es el país nipón la Alemania de la emigración, de los bailaores? -Actualmente yo creo que si. Hay muchos japoneses montando tablaos y con esto se ve que el flamenco llega a cualquier parte del mundo. Japón tiene afición, negocio, impulso y personas dedicadas enteramente a ello. Actualmente en España con la crisis que estamos viviendo, junto con el incremento de precio que supone un bailaor sobre cualquier escenario, (tenga en cuenta que para el baile hay que llevar guitarrista, cantaor, e incluso percusión) incrementa el precio final de un espectáculo. Si, Japón ha apostado fuerte por el flamenco y los artistas no podemos decirles que no, a una oportunidad como esa. Yo personalmente aún no he ido a bailar allí, solo he trabajado en Alemania, y en la Costa del Sol -Con el turismo de la Costa, casi se podría decir que bailó para el mismo público, ¿no? -Por supuesto. Todo estaba dedicado al público extranjero en su mayoría. Cuando uno se enfrenta a un público así, el nivel de exigencia a pesar de lo que se piense siempre es el mismo, porque la exigencia se lo pone uno primero para ofrecerle algo bueno al público. -Pero no me niegue que no es lo mismo lo que se puede ‘ver’ en una peña flamenca que en un espectáculo para turistas, ¿no? -Lo que un bailaor ofrece tanto en un sitio como en otro son sentimientos. No diferencias, no dices ‘ah, voy a bailar lo que sea que son de fuera’ sino que intentas dar lo que el público demanda. Sepa o no sepa, da igual, los sentimientos van para todo el mundo, están en todos los sitios. Yo no miro a la gente porque sepa o no, solo bailo para ofrecerle todo, todo lo que sienta en ese momento y lo que los guitarristas y los cantaores me transmitan. No miro si entienden o no. Por supuesto ellos mandan y demandan. -¿Hasta donde quiere llegar? -Quiero llegar a hacerme un hueco en el baile, ahora, en Extremadura que es donde estoy que es mi tierra, que es la que me va a servir como trampolín a salir fuera. Ya tengo tierra recorrida y sé que puedo conseguirlo. ¿Cual es su sueño? -Sería vivir del flamenco y que mi vida se dedicara entera al flamenco. Que todo fuera enfocado a lo mismo. Cualquier cosa que hago o tengo relacionado con este arte, es un ‘rollo’ que te sale solo. No puedes controlar hago esto o hago lo otro. Lo llevas hasta la cola del banco -Miramos juntos esta ‘performance’, http://www.youtube.com/watch?v=CJfeUSvRKDA, ¿puede llegar este tipo de protestas cambiar el mundo el flamenco? -Yo creo que si, su cuota pone a la protesta y colabora. El flamenco puede cambiar el mundo.

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M. Isabel Rodríguez Palop

M. Isabel Rodríguez Palop

Una apasionada del Flamenco.

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