“De un genio como Manolo Sanlúcar se aprende mucho de los silencios”

“La guitarra es la que marca la evolución de todo en el mundo del flamenco”

“He aprendido que en la música menos, es más; que quizás no hay que dar tanta información para dar un mensaje en concreto”

Entrevista a Javier Patino, guitarrista y compositor

Nacer en el barrio de San Miguel de Jerez es ver la luz en el centro neurálgico del compás, el arte y la flamencura. Un estilo de vida y una forma de enfrentarse a ella que solo los jerezanos entienden y comprenden. Javier Patino (Jerez de la Frontera, 1974) lo sabe. Y todo aquellos que tenemos el gusto de escucharle, también.  Sus comienzos en la guitarra flamenca parten de la mano de los maestros jerezanos José Luis Balao y Manuel Lozano El Carbonero; una formación que amplía posteriormente con prestigiosos músicos como Gerardo Núñez y Manolo Sanlúcar “Está entre los mejores guitarristas contemporáneos del flamenco. El maestro supo perfeccionar este arte con un marcado estilo entre la pureza y la progresión” asegura.

Con la Titulación Superior de Música de Guitarra Flamenca, Patino además es intérprete, compositor y director musical; especializado en el acompañamiento para el baile, ha realizado giras por todo el mundo con artistas de la talla de Joaquín Grilo, Carmen Cortés o José Antonio, componiendo además para espectáculos de Manuela Carrasco, Andrés Marín, Ángel Muñoz u Olga Pericet entre otros muchos. Como solista en 2009 presenta ‘Media vida’, su primer trabajo discográfico, y años después “Oro Negro” su segundo álbum fruto de las vivencias tras una gira por Brasil con el Instituto Cervantes.

Javier Patino sabe lo que es estar delante y atrás, y no solo hablo del escenario, hablo de esa humildad inherente a las grandes figuras. Artista completo y labrado en todo tipo de batallas flamencas, Javier es el que está siempre y el que siempre intenta ser reconocido, sin búsqueda de protagonismo de ningún tipo, únicamente por su trabajo. Hoy tenemos el lujo de hablar con él. Quédense en esta conversación, y pasen y lean.

Permítame que comience preguntándole por su experiencia al lado del maestro Manolo Sanlúcar tristemente fallecido hace unos días…, ¿con qué recuerdos se queda?

De un genio como Manolo Sanlúcar se aprende mucho de los silencios. Siempre ha estado comprometido con el flamenco, con la cultura, con Andalucía. Para mi ha sido una importante influencia ya que desde pequeño estudiaba su música, sus trabajos…, él introdujo el flamenco en sinfonía; en los Teatros con orquesta, en los ballets, las bandas sonoras…etc, yo recuerdo de pequeño cuando se organizaba el concurso de guitarra y él venia de jurado, un concurso que organizaba la Peña Los Cernícalos. Yo tenía un amigo en la directiva y durante la cena posterior tenía la oportunidad de asistir por esa amistad, siendo aún muy pequeño, pero le recuerdo así, en ese encuentro hablando de Andalucía, del aprendizaje, de la música, de lo importante que es esta tierra… siempre le recuerdo hablando de nuestra tierra. Todo el mundo le escuchábamos boquiabiertos. En otra ocasión, cuando hice un trabajo con Javier Barón, veía como él estaba muy atento musicalmente a lo que se ponía en el proyecto y siempre ayudaba y corregía. Recuerdo concretamente en un pasaje donde él pensaba que la armonía tenía que ser distinta y yo, evidentemente, la cambié inmediatamente. Hay que hacerle caso al maestro, siempre.

“Media vida” y “Oro negro”, ¿Qué ha aprendido de estos dos trabajos?

Bastantes cosas en principio, porque una grabación es del 2009 y la siguiente de 2016. He aprendido que en la música menos, es más; que quizás no hay que dar tanta información para dar un mensaje en concreto. En el primer disco ‘Media Vida’ era la acumulación de tantas músicas y tanta experiencia…, uno al hacer su primer trabajo discográfico lo quiere plasmar todo y como que, ¡todo parece poco!, Con en el tiempo aprendes que no es así. Hay que dar menos información musical incluso alargarlo en el tiempo. En el primero no sabía ni cuales temas grabar con tanta información que tenía, y en el segundo tenía claro lo que quería y lo que buscaba. Eso es lo principal que me han enseñado. Luego hay que reconocer que cada etapa vital es distinta y la música que sale evidentemente es distinta. No es lo mismo lo que hago ahora que lo que hacía hace dos años, en todos los aspectos. Además, el primero solo era instrumental y en el segundo incorporo voces, coros…, es más comercial. Son seis años largos entre ambos y ‘Oro Negro’ representa eso, todo eso tiempo; una carta de presentación donde plasmar esa forma de entender la música, esa forma de explorar esos territorios en los que ya no tienes miedo de adentrarte. “Media Vida” es un disco casi autobiográfico y “Oro negro” es más conceptual donde doy rienda suelta a todo lo que quiero expresar.

La Bienal de Sevilla arranca con un gran protagonismo de la guitarra solista, ¿le ha llegado el momento?

Es cierto que hay más propuestas de conciertos y se nota que se han asesorado por Gerardo Núñez que siempre ha estado muy comprometido con la guitarra de concierto, ¡la verdad que se agradece! La guitarra es la que marca la evolución de todo en el mundo del flamenco. Además, creo que están muy bien seleccionado todos los guitarristas que van porque vienen de todo el país, y me parece estupendo.

¿Qué es lo más complicado y lo más satisfactorio de tocar para el cante, para el baile?

Lo más complicado para el cante creo que es pasar desapercibido, conseguir que el cantaor esté tan a gusto que no se tenga que preocupar de lo que hace el guitarrista que lo acompaña; también es complicado no alargarse en las falsetas ni tener más protagonista que el cante, y como satisfacción…, tener un cantaor al lado y poder acompañar es disfrutar al máximo de este arte porque el cante es lo principal del flamenco. Respecto al baile sería también poder satisfacer al bailaor en cuanto a música de la manera que quiere que le acompañes…, todo es muy relativo siempre. Algunos quieren cosas más tradicionales, más modernas…, el guitarrista siempre se tiene que adaptar a lo que piden. En las Compañías se reciben algunas críticas, pero hacemos lo que nos piden, pero es tan satisfactorio cuando se estrena…, se aprende hasta de luces y sonido, ¡se aprende de todo!, ¡es un auténtico máster!

¿Alguna vez se ha sentido atrás tocando adelante?

La verdad es que no; siempre me siento bien porque se lo que debo hacer en cada momento y me empleo, en cada papel, solo en eso. Lo que si es intento es hacer todo de la mejor manera adaptándome en cada función o en cada espectáculo.

Como compositor, y director musical, ¿de qué se siente más orgulloso?

Es lo más satisfactorio porque ver el resultado de un espectáculo en el que se ha estado trabajando y en el que se le ha encontrado lo que se buscaba, ¡no hay nada mejor! Como director musical es un orgullo porque te depositan la confianza y se consigue ver, a toda una Compañía, contenta. Es un orgullo muy grande y con el paso del tiempo cada vez más. También el ver como pasan los años y ver como uno va acumulando obras en las que la música es tuya, tan diferentes además…, la verdad es que es una satisfacción muy grande atesorar ese curriculum.

“Javier Patino en solitario” “Javier Patino dúo” “Javier Patino trío” “Javier Patino cuarteto” “Javier Patino con baile”, ¿en qué papel se siente más seguro?

Como estoy más seguro es tocando solo porque es mi labor cotidiana. Es una soledad a la que te acostumbras, pero he de reconocer que compartir es muy bonito y uno se siente super contento porque al fin y al cabo la música es para compartirla. Mostrarla sobre un escenario es emocionante, pero todo es apasionante. Espectacular.

¿Proyectos?

La grabación de un concierto que me gustaría que fuera con orquesta. Un concierto de cuatro movimientos y mi idea es hacerlo así. La música está compuesta y lista para ser grabada. También tengo algún encargo de arreglo para un disco, pero no puedo adelantar nada… ¡aún!

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M. Isabel Rodríguez Palop

M. Isabel Rodríguez Palop

Una apasionada del Flamenco.

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