Jesús Custodio, bailaor extremeño

«Siento necesidad de volver a mi tierra»

Jesús Custodio echa de menos su tierra. Tras trabajar por medio mundo y en todas las disciplinas como bailaor y bailarín reaparece en Extremadura en el marco del XII Otoño Flamenco de Fuente de Cantos, la apuesta profesional y personal del flamencólogo Francisco Zambrano.



Reconoce que no es ortodoxo, pero ahora se le brinda la ocasión de demostrar que fuera de esa pureza que por motivos profesionales ha llevado a cabo persiste la honestidad artística. Esa otra ortodoxia que no se pierde nunca, porque se encuentra en uno mismo.



–Acaba de regresar de Turquía de una gira con la compañía de ‘Los Vivancos’ dentro del espectáculo ‘Prince off flamenco’, ¿qué ha aprendido de ellos y ellos de usted?



–He formado parte de esa gira y ese espectáculo desde el mes de abril, y desde luego he aprendido a sobrellevar un estilo muy diferente al que estaba acostumbrado, aunque tengo que reconocer que no me he sentido muy identificado con este trabajo. La gira y la estancia en Turquía no ha sido nada fácil. Nuestro director artístico concretamente era Josua Vivanco, uno de los siete hermanos que forman esta compañía. De mí y del resto de mis compañeros quizás haya aprendido que ante las dificultades se debe actuar con un poco más de humildad y cautela, antes de bailaores o artistas, somos personas. El factor humano debe prevalecer, y a veces queda muy alejado en esta profesión.



–¿Cómo surgió esa relación profesional?



–Me enteré a través de un anuncio publicado en las redes sociales. Me puse en contacto con ellos y fui uno de los seleccionados para entrar a formar parte de ese proyecto. A partir de ahí después de un mes de ensayos, partimos para Turquía.



–Su carrera le ha llevado al Ballet flamenco de Madrid, a Japón, para luego ir de la mano de la copla o estar con ‘Los Vivancos’ ¿es una concesión a la parte comercial del flamenco?



–He tenido la gran suerte de trabajar en numerosas compañías y espectáculos a nivel internacional, países como Japón o China han aportado mucho a mi carrera profesional. He colaborado con otros artistas de otros géneros musicales, y ¿sabes? el flamenco y la copla van de la mano, forman parte de nuestra identidad cultural, así que lo tengo claro. Pienso que el flamenco no se debe comercializar o al menos de la forma que lo hacen la compañía ‘Los Vivancos’. Todo es muy respetable pero no se puede vender ser récord guinness en zapateados, y luego grabar los mismos para que el sonido llegue a miles de espectadores. Me parece que esto es engañar al público. Con ese concepto se pierde la raíz de lo que llamamos flamenco y la concesión en este caso no va unida al sentimiento y a las emociones que este arte universal nos trasmite.



–¿Cómo salvaguarda su pureza entre tanta mezcla de estilos?



–Siendo fiel a tu estilo propio y personal sin olvidar nunca el origen y la esencia. El flamenco ha tenido una gran evolución: la fusión, y el buscar otras formas hace que te enriquezcas mucho culturalmente, pero también hay que profundizar en la tradición y tomar ejemplo de los maestros y maestras de antaño. En la agilidad o firmeza de mis pasos siempre encuentro algo que es imprescindible: la pureza y el alma.



–Va a participar en la XII Otoño Flamenco de Fuente de Cantos, ¿una necesidad de volver a la ortodoxia?



–No me considero un bailaor ortodoxo, ya que he aprendido y he entremezclado el baile flamenco junto a otras disciplinas artísticas, como el teatro o la danza contemporánea. Sí es cierto que ahora estoy en una época que me apetece hacer y crear algo más puro y tradicional. Participar en este Festival del Otoño Flamenco de Fuente de Cantos es un buen comienzo para reencontrarme de nuevo con Extremadura, aparte de ser una gran oportunidad que me ha brindado el reconocido flamencólogo Francisco Zambrano. Siento la necesidad de volver a mi tierra.



–¿Cómo se definiría?, ¿cuáles son sus referentes?



–Me defino como un bailaor o bailarín poco convencional. He buscado a través del baile flamenco nuevas formas de concebirlo y entenderlo y por eso me considero un revolucionario en este aspecto. Le tengo mucho respeto al flamenco. Ante todo siempre me dejo guiar por mis emociones, me gusta mucho observar a las personas, sus gestos, cualidades, en definitiva su concepto de vida…, todo esto lo llevo después a mis coreografías. Todos tenemos un espejo en que nos miramos…, y mis referentes siempre han sido mis maestros como Rafael de Córdoba. En la actualidad hay grandes artistas y revolucionarios del flamenco como Eva la Yerbabuena o Rocío Molina por lo que siento una gran admiración por sus obras y creaciones.



–En términos regionales puso en marcha el ‘Ballet Flamenco de Cáceres’, ¿es una reivindicación?, ¿en qué punto se encuentra ese proyecto?



–El Ballet Flamenco de Cáceres existió durante trece años cuando daba mis primeros pasos con tan solo ocho años de edad, en la que ya formaba parte del él. En el año 2010 regresé de nuevo a Extremadura, a Cáceres, mi ciudad natal, me puse en contacto con su fundadora y directora M Angeles García, y le propuse la idea de retomarlo. Le puedo asegurar que desde el minuto uno me brindó todo su apoyo. Después de varios meses intensos de ensayos y trabajo junto a un ‘pedazo’ de elenco de músicos, actores y bailaoras, creé mi primer espectáculo propio «Tiempo» con el que obtuvimos un gran reconocimiento por parte del público y de la crítica. No tanto por parte de las instituciones culturales después de tanto esfuerzo y sacrificio porque al final todo se quedó en el estreno, aunque seguimos trabajando con gran parte del elenco por toda Extremadura. Era una forma de reivindicar que el cante flamenco predominaba y predomina mucho en la ciudad de Cáceres, pero es cierto que al baile le quedaba y aún le queda un largo camino por recorrer…, las personas que verdaderamente me conocen saben que lo digo con humildad.



–¿Por qué no un Ballet Regional de Flamenco?



–Pues precisamente es un proyecto que tengo en mente desde hace mucho tiempo y sería cumplir otro de mis sueños. Artistas como el bailaor Jesús Ortega lo han reivindicado. A nuestra región le hace mucha falta la existencia de un ballet flamenco, nos abriría muchas fronteras. Pero para este proyecto se necesita apoyo institucional por mucho que nos empeñemos. A veces no podemos vivir de espaldas a las instituciones porque son el eje fundamental para que la cultura perdure.



–¿Qué guarda en ‘El Zaguán’ Jesús Custodio?



–En el Zaguán guardo la verdadera esencia que me llevó abrir este espacio, el recuerdo de niño en los zaguanes de mis abuelas Isabel y María, los acontecimientos que allí se vivían, el sentir y la cercanía de la gente de mi pueblo Malpartida de Cáceres. Intenté con todas mis fuerzas e ilusión que fuera un espacio de encuentro y comunicación entre artistas, realicé numerosos proyectos aunque tuvo corta vida debido a diferentes circunstancias, entre ellas, las trabas burocráticas impuestas por el Ayuntamiento de Cáceres. Pero es cierto que cuando se cierra una puerta se abre una ventana y Arroyo de la Luz me concedió crear la primera Escuela Municipal de Arte Flamenco, y allí me trasladé con la misma esencia de ‘El Zaguán’ ahora convertido en una Asociación Cultural.



–¿Cómo considera que se encuentra el flamenco en Extremadura?



–El flamenco actual en nuestra tierra goza de muy buena salud en las tres vertientes: en el cante, el toque y el baile y en todas estas disciplinas tenemos artistas muy reconocidos. Extremadura tiene mucho que decir y que aportar al mundo del flamenco. Tenemos nuestros propios palos como son los jaleos y tangos extremeños, cantes autóctonos de los que sentirnos muy orgullosos. Badajoz presume y apoya mucho a su gente del flamenco, Cáceres no tanto, aquí el flamenco es muy sectario.



–¿Qué nos falta y qué nos sobra?



–Nos falta apoyo, unión, concepto y humildad. Nos sobra mucha mediocridad.



–¿Qué puede aportar Cáceres al flamenco nacional?



–Podría aportar muchas cosas, se nos olvida que grandes artistas reconocidos de este género como el bailaor ‘Enrique El Cojo’ han nacido en Cáceres, mucha gente no sabe que ni en la Calle Moret hay un placa dedicada con su nombre, gracias al empeño del cantaor ‘Niño de la Ribera’ No basta solo con otorgarle el nombramiento de hijo predilecto de la ciudad, hace falta cultura flamenca, en la promoción de uno de mis proyectos y espectáculos ‘Feel Flamenco’ orientado al turismo, a pie de calle se le preguntaba a la gente de Cáceres, ¿te gusta el flamenco? su respuesta era clara y concisa: «no, yo soy de Cáceres». El flamenco es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, ya lo era antes de su nombramiento. Cáceres es flamenca por los cuatro costados, como la que más.

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M. Isabel Rodríguez Palop

M. Isabel Rodríguez Palop

Una apasionada del Flamenco.

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