A media hora de comenzar el espectáculo, el público ya estaba entregado. Se apagaron las luces y los que se acercaron al López de Ayala a ver el espectáculo ‘De Badajoz a Sevilla’ dieron por buenos los kilómetros hasta la capital pacense. Porque Badajoz cedió el Teatro pero sobre todo, quienes lo llenaron fueron los aficionados de los municipios cercanos: Talavera, Gévora, La Albuera…, aunque no faltaron a la cita aficionados como el flamencólogo Francisco Zambrano , Ildefonso Castaño , Jaime Montero de Espinosa o Francisco Díaz .



No era un público al uso. Era el público de Miguel de Tena . Las dos lámparas mineras supieron mantener el silencio con ese respeto que De Tena y Rubito Hijo le tienen al flamenco. Cante hondo para abrir boca, y unas mineras con las que Miguel de Tena nos llevó a ese 2006 cuando recibió en La Unión la Lámpara, que por fin pudimos disfrutar en Extremadura.



A la guitarra, Antonio Carrión que tocó a gusto y abrió el espectáculo con las palmas de Joaquín González y Luis Dorado . Malagueñas, Siguiriyas, buena petenera de Rubito Hijo…, y los fandangos de cacería, titulo y cantes que recoge el ultimo álbum de Miguel de Tena, que el público esperaba ‘con devoción’. Carmen La Parreña, soberbia, bailó por Cádiz y se convirtió en ‘La Salvaora’, por dentro y por fuera.



Buena noche, aunque la Lámpara siempre ortodoxa alumbró con mayor y menor intensidad, cuando sobre el escenario se buscaba con ahínco esa variedad de cantes que te permiten llegar a todo tipo de público. Una búsqueda que te lleva de letras legendarias, a la Torre de Arena de Marifé de Triana . Un viaje por estilos que puede llegar a marear al que buscando la pureza se acercaba a los premiados en La Unión. Es cierto que los aficionados disfrutaron, que el Teatro se llenó, y que allí hubo flamenco, como no podía ser de otra manera. El público de Miguel de Tena no defraudó al extremeño, y Rubito Hijo supo defender lo suyo. Público con más aplausos y olés de la cuenta, totalmente entregado. Es lo que tiene los fans.



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