EN CORTO:
“Ahora no sabemos cantar, no sabemos bailar, no nos atrevemos a coger una guitarra, ¡ahí es donde se está perdiendo el flamenco!”
“Se demuestra, cómo la gente que se expresa a través del flamenco durante dos siglos, construye todo un pensamiento filosófico que además de popular es colectivo”
ENTREVISTA NOLO RUIZ, Doctor en Filosofía
“El flamenco tiene más de filosofía, ¡la filosofía es muy poco flamenca!” me asegura Nolo Ruíz (Sevilla, 1979) y lo afirma quien, además de ser un buen aficionado es Doctor en Filosofía, con lo que cuenta con suficientes mimbres como para hablarnos de ambas cosas con propiedad. Y de estas ‘ternas populares’ es de lo que nos narra de forma académica en su libro ‘Filosofía del Flamenco’ (Ed. Samarcanda, 2020) una obra que va camino de convertirse en éxito literario; algo que nos alegra, no solo por el autor, sino por ese rayo de esperanza que aún mantenemos algunas en la inteligencia de la raza humana. Por ahora.
Nolo Ruíz es rápido, de ideas claras, audaz y convincente; también humilde: “Lo único que estoy haciendo es recopilar todo el pensamiento filosófico popular que se expresa a través del flamenco reconstruyéndolo, para que se entienda de forma académica, porque a través del flamenco ya se expresa artísticamente” De esta manera Nolo Ruiz aúna lo que ya, antropológicamente, formaba un tronco en sí: el saber popular, la expresividad, la palabra dada y buscada, ‘el ronco tambor de la luna’, el flamenco puro y la pura filosofía. Una delicia saber que este arte sigue abriendo vericuetos que se antojaban complicados, y una alegría que siga conquistando investigaciones, aficionados y curiosos. Que el flamenco se mueva. Como ya lo está haciendo. Pasen y lean.
¿Cómo llegó a usted a la parte filosófica del flamenco?
Bueno, yo soy aficionado al flamenco me gusta tocar la guitarra, el bajo flamenco, y soy licenciado y máster en Filosofía y me saltaba a la vista, como la han saltado a lo largo de la historia a muchos investigadores, el hecho de las fuertes implicaciones filosóficas que tenía y tiene el flamenco y, ¡qué sorpresa la mía! cuando me metí en el tema en profundidad y descubrí que no sólo se expresaba a través del flamenco algunas ideas o pensamientos más o menos cercanos a los temas de la filosofía, sino que en realidad subyacía todo un sistema filosófico, solo, que de condición popular. Un sistema filosófico completo y coherente, algo que me resulta absolutamente impresionante.
“Ética y política a compás”, ¿cómo se llega a ese punto?
Estaba preparándome para doctorarme en filosofía y había varios temas a los que le estaba dándole vueltas. La verdad que yo en ningún momento había pensado en hacer una tesis sobre flamenco porque en realidad, mi campo específico, nunca fue el de la estética en la filosofía aunque me apasiona; entonces, al indagar en la flamencología, en la historia del flamenco, en la lírica, en las letras de una forma más pormenorizada, me di cuenta que ahí había atisbos o ramalazos de filosofía popular, de filosofía no académica que es algo que me parece muy interesante.
¿Cómo unió la filosofía y el flamenco?
¡Yo no lo uní! si te pones a indagar en la flamencología desde Demófilo hasta nuestros días encuentras a muchos estudiosos y estudiosas del flamenco que han señalado las implicaciones filosóficas que tiene. Entonces, a mí eso es lo que me interesó: me di cuenta de que la gente que se ha expresado a través del flamenco en los últimos dos o tres siglos que tiene de existencia, en un territorio tan grande como es el territorio donde se hace el flamenco y en una extensión tan enorme de tiempo, esas personas habían expresado toda una cosmovisión filosófica, toda una visión del mundo que además es coherente; es decir, que la epistemología, la concepción acerca de la ciencia y los conocimientos, está en concordancia con la ética, con la política, con la metafísica.
El pensamiento y el flamenco son formas de expresión populares…
Todos los seres humanos filosofamos sin excepción. La prueba la tenemos en que un arte como el flamenco que ha sido hecho mayoritariamente, no sólo por personas sin formación filosófica sino por personas sin formación ninguna que no sabían ni leer ni escribir, también expresan su visión del mundo. Se demuestra cómo la gente que se expresa a través del flamenco durante dos siglos construye todo un pensamiento filosófico que además de popular es colectivo. Me tiene impresionado, ¡yo es que sigo alucinando la verdad!
¿Tiene más de flamenco la filosofía o al revés?
¡Los filósofos podíamos aprender de los flamencos! pero bueno, qué duda cabe de que el flamenco es una arte musical a través del que se expresa todo un pueblo, toda una cultura, una historia…, se expresa una visión del mundo que, en mi opinión, es el esqueleto último del flamenco.
Cuando hablaba Mairena de ‘La razón incorpórea’…, pocas cosas hay más filosóficas que esa, ¿no?
Claro, sí, sí…, echamos la vista atrás, a la filósofa andaluza María Zambrano, y vemos como ella está defendiendo la razón poética como forma de conocimiento. En realidad eso es lo que muchas veces se expresa a través del arte. No sólo se expresa una emotividad o una expresividad sino que además es una forma de reflexión filosófica también. Leí una vez que “a través del cante decimos cosas que no se pueden decir” y es verdad. Si te pones a mirar bien el flamenco de repente aparece toda una concepción metafísica, teológica, epistemológica, antropológica, ¡de una riqueza impresionante! y eso lo podemos esperar de un filósofo académico, ¿no? ¡pero es que lo está haciendo la gente de la calle, el pueblo!. Tiene unas implicaciones enormes porque eso significa que todos los seres humanos tendemos a la filosofía por tanto, la filosofía es consustancial al ser humano y por tanto, cualquiera que niegue o que no fomente la filosofía está yendo en contra de la naturaleza del ser humano.
Ahora se habla mucho de ‘flamenco contemporáneo’, ¿se traspasan límites al poner como cartel de presentación de un Festival, por ejemplo, a cantantes que no tienen ni formación ni carrera profesional en esta materia?, ¿se nos está yendo de las manos?
Yo haría diferentes distinciones. Muchas veces tendemos a identificar la originalidad con la calidad y a veces ésta es un auténtico churro; tendemos a confundir lo que es flamenco con lo aflamencado, lo aflamencado con lo que es jondo, y éste con lo que es profundo.
Yo creo que de las manos se nos va y de todas formas se vaya donde se vaya en mi opinión, lo importante es que se mueva. Creo que la verdadera muerte de flamenco es que esté quieto. Que esté quieto no quiere decir que sea tradicional, porque a mí lo que más me gusta es el flamenco rancio, pero aun así, me parece muy interesante como nuevos artistas interpretan los cantes antiguos. No solo de manera innovadora, sino como las voces y las maneras de hoy en día interpretan los cantes. Aparte de flamencos, son artistas, son creadores, ahora bien, tenemos que dejar de identificar lo original con lo bueno.
A ver qué sacamos de todo esto porque una cosa es tener creatividad y otra tener ocurrencias…
Yo creo que el flamenco se está perdiendo en las casas, ¡ahí donde se está perdiendo! Porque al final lo que se hace en un escenario es una recreación. La manifestación del flamenco se hace en las casas, en la mesa, en la calle, con la familia. Ahora no sabemos cantar, no sabemos bailar, no nos atrevemos a coger una guitarra, ¡ahí es donde se está perdiendo el flamenco!