“Paco de Lucía tenía una pureza muy grande”

EN CORTO:

“Creo que a Paco de Lucía le hubiera gustado este disco. Me reconforta pensar eso”

“Antes de morir habló en un video de mi diciendo que me admiraba como músico. Ese será siempre el reconocimiento más grande que voy a tener en mi vida”

“… el homenaje más bonito que se le ha hecho a Paco de Lucía fue en Irán, y nunca estuvo allí”

Entrevista a José Carlos Gómez, guitarrista y compositor

Calle San Francisco, El Greco, Calle Ilustración, El Mesías, Un nuevo mundo, Antonio y Luzia, Xpu-Ha, Eterno. Estas son las ocho piezas, los ocho hitos en los que ha aglutinado, el guitarrista y compositor José Carlos Gómez (Algeciras, Cádiz, 1972) los momentos, a su juicio, más importantes en la vida personal y profesional de Paco de Lucía.  Unos momentos de los que podemos disfrutar en su sexto disco de estudio ‘Las Huellas de Dios’. Un libro-disco conceptual en el que el algecireño ha querido volcar la admiración por un maestro al que ‘la mayoría de los guitarristas llamamos Dios’. José Carlos Gómez, discípulo y muy cercano al maestro, también de Algeciras, ha conseguido lo que pretendía: “hacer algo muy especial”. Bulerías, colombianas, tangos o piezas de jazz para describir lo indefinible: la genialidad. Con la timidez y la humildad que le caracteriza, hablamos con el guitarrista que ha querido rendir homenaje a su maestro con un disco, que como él mismo nos asegura: “hay que escucharlo de principio a fin como lo que es: una increíble historia”. Pasen y lean.

El por qué a Paco de Lucía está más que justificado, pero, ¿por qué ahora?

Antes de sacar mi anterior disco, Pasaje Andaluz (2019), en esa época en la que escuchaba insistentemente el disco de Tauromagia de Manolo Sanlúcar, fue cuando comencé a analizar el mercado discográfico y a pensar, en los pocos discos conceptuales que había de guitarras flamencas; discos que contaran una historia. Empecé a pensar que historia podría contar yo, pero, tengo a Paco de Lucía tan dentro de mí que tuve claro en ese momento que su figura me inspiraría mucho. Era muy complicado componer sin tener un motivo ni nada donde enfocarse. Sabía que pensar en Paco de Lucía me inspiraría mucho.

¿Cómo aglutinó toda esa vida en ocho piezas?

¡Eso fue lo difícil! lo primero que hice fue elegir momentos de su vida: su casa de Madrid, el viaje a EE. UU. con El Greco, su encuentro con Camarón, con los músicos de jazz…, cuando los tuve todo empecé por el primero y a pensar: calle San Francisco, donde él nació…, cómo era muy cercano a él y a su familia lo tenía totalmente interiorizado. Yo recordaba que su hermana mayor, María, que le llevaba diez años, le mecía en brazos y ahí compuse una bulería con aire a copla (su hermana las cantaba muy bien y de ahí el respeto y el cariño que el maestro le tenía a la copla española), y así me fui inspirando en cada momento. Esto fue antes de la pandemia. El primer año me pilló bien pero el segundo me enfrié; no quise sacar el disco en ese momento porque era tirarlo, básicamente, y me esperé. Ha sido en tres o cuatro años cuando lo he terminado.  

¿Qué ha dicho la familia del maestro?

En general les ha gustado mucho. Es un disco que he sacado a través de una campaña de crowfounding y, a esas personas que colaboraron, les entregué un libro que escribí de vivencias personales con Paco (de Lucía). Su viuda, Gabriela, me dijo que el libro le había emocionado mucho. Casilda, su primera mujer, que participó en la campaña, me habló también en los mismos términos del libro. Todas esas respuestas son muy bonitas.

¿Le ha quedado mucho por contar y expresar?

Si, cabe un disco más, lo tengo claro, pero no sé si lo haré. La verdad es que se me quedaron dos temas que no llegué a terminar. Dos momentos de su vida, que a lo mejor si los termino un poco más adelante, pero con lo que he hecho estoy contento. Creo que a Paco de Lucía le hubiera gustado este disco. Me reconforta pensar eso.

Como discípulo, ¿Cómo le definirías?

Ya lo pongo en el título, pero para mí y muchos guitarristas es un Dios, no solo por su forma de tocar sino también por su forma de ser. Era muy cercano, le encantaba reír, y a veces parecía un niño. Paco de Lucía tenía una pureza muy grande. Lo que más recuerdo, y eso habla mucho de su persona, es que él siempre estaba abierto a escuchar a quien fuera sin ningún prejuicio, y a Camarón también le pasaba mucho. Recuerdo en la boda de Alejandro Sanz que también fue el bautizo de su hijo y del que Paco de Lucía fue el padrino, unos seis o siete meses antes de morir, que me pidió que me sentase con él.

Fue como un regalo poder hablar de forma relajada con Paco. En esa época yo cantaba y me pidió que lo hiciera; nunca me había escuchado. Hay algo que le caracterizaba y es que cuando algo le llegaba, se reía a carcajadas; y, en una de las canciones que le canté, no paraba de repetir que se la volviera a cantar, a reírse… me demostró que era una persona abierta y dispuesta a escuchar. Antes de morir habló en un video de mi diciendo que me admiraba como músico. Ese será siempre el reconocimiento más grande que voy a tener en mi vida.

Dicen de usted que no confunde y que “hace evolucionar el flamenco sin salirse de él”, ¿qué opina usted?

Yo intento seguir de alguna manera lo que he visto en Paco: evolucionar pero sonando flamenco, y lo he seguido intentando también en este disco. ‘Antonio y Luzía’ la granaína que dedico a los padres de Paco de Lucía en este disco, antes de componerla y grabarla, escuché todas las que pude: las de Sabicas, Manolo de Huelva, Montoya… y a raíz de ahí aporté lo que siento, nutriéndome, pero siempre primero de la raíz. He intentado poner ahí armonías diferentes, contarlo a mi manera, sin hacer la típica granaína, pero acordándome de las tradicionales. Uno, humildemente, aporta la musicalidad y sentimientos.

¿Proyectos?

Sacar adelante todo lo que pueda porque he tenido un verano complicado tras una operación que no ha tenido secuelas, pero que me ha llevado un tiempo. He tenido que suspender conciertos y no he podido presentar el disco, pero ya estoy con el año que viene moviendo muchas cosas en las RRSS, haciendo participar a la gente con concursos para guitarristas desde mis perfiles. Me he quedado muy impresionado porque han participado guitarristas de 50 o 60 países como irán, Taiwán, Tahilandia… ha sido muy bonito. ¡no me lo esperaba!

¡Flamenco en Tahilandia, Irán…!

Si, sí. El país que más me ha sorprendido es Irán porque es el país que más afición tiene a la guitarra flamenca del mundo. Es algo impresionante. He ido un par de veces, la primera vez a Teherán y la segunda, como gira de 20 días en más de 12 ciudades, cerca de Irak. Yo pensaba, pero, ¿quién va a venir aquí? Y te encontrabas a más de 60 alumnos en una masterclass. Yo no sé muy bien si hubo alguno de los maestros que llevó allí la guitarra con anterioridad, pero si le puedo decir que el homenaje más bonito que se le ha hecho a Paco de Lucía fue en Irán, y nunca estuvo allí. Es algo impresionante. Y un respeto por el flamenco…, yo veo más respeto en los extranjeros que en cierto sector de los españoles. Veo más respeto a la tradición. A mí me encanta cuando voy fuera, y lo siento.

La manera de evolucionarlo ha derivado en cosas con poco sentido. Este punto contemporáneo en el que vale todo, esa deriva no me gusta. No creo que el flamenco deba ir por ahí. Los extranjeros se dan cuenta y ¡no lo comprenden! Tienen mucho conocimiento de lo que está bien y de lo que está mal. Parece que tenemos que estar callados como que todo está bien y a ellos les sorprende esta deriva.

Para hacer algo bien hecho y renovar un poco ahí si que tienes que dedicarle horas, que tenga sentido y que se vea que aportas algo, y la gente no está dispuesta a dedicarle ese tiempo; prefiere meterse en esa corriente donde vale todo.

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M. Isabel Rodríguez Palop

M. Isabel Rodríguez Palop

Una apasionada del Flamenco.

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