“La guitarra es una fotografía sonora del momento que estás viviendo”

EN CORTO:

“La guitarra es un instrumento para exteriorizar las inquietudes”

“Tocar la guitarra bien es muy fácil. Es el instrumento más fácil de tocar, pero el más difícil de hacerlo bien”

Entrevista a Melón Jiménez, compositor y guitarrista

Se llama David, pero su nombre artístico es Melón, porque de pequeño le gustaban mucho esos chicles con pica-pica de la época. Se lo pusieron los gitanos con los que vivía en Lavapiés en pleno barrio Cascorro. Un mote, que al principio le molestaba, pero que terminó asumiendo. No fue lo único que aprendió Melón en ese barrio artístico por excelencia; el barrio donde se han criado desde Ray Heredia, los Habichuela o los Carbonell. David Jiménez (Melón Jiménez, Wiesbaden, Alemania, 1986) también aprendió a convivir con todo tipo de lenguajes musicales; Una comunicación que comenzaba cuando su padre, a los dos años, le enseñó con la guitarra a hacer el ventilador (técnica de acompañamiento de la rumba catalana); y su madre, pianista, piezas clásicas de Mozart, Chopin, etc. Con esa nacencia no es de extrañar, que el guitarrista y compositor, haya sacado al mercado dos discos llenos de sutilezas artísticas y composiciones, que van más allá de la literalidad de la música. Con su primer trabajo, “El sonido de los colores” dedicado a los grandes pintores a lo largo de la historia, acompasó palo flamenco a un autor. Con “Ecos de Magerit” condujo a los aficionados en un viaje por los sonidos de Madrid. ¿A qué suena Madrid?, le pregunto: “no suena literalmente a chotis”, responde, “porque su pasado árabe, sus corrientes de agua, su muralla…, nos lleva a muchas otras músicas”. Hablamos con Melón Jiménez y nos dejamos mecer por esas falsetas, que más allá de la guitarra, nos conducen al diario íntimo de un artista, íntimo y carismático. Pasen y lean. 

¿Qué ha sacado su guitarra de su vida personal y artística?

Para mí la guitarra era como un juego desde pequeño, y no era una manera de proponerse sacar nada, pero si es cierto que vas teniendo vivencias. La guitarra es una fotografía sonora del momento que estás viviendo. Te vas enriqueciendo con todos los músicos, y músicas; y la base de todo eso, al final, es más la vivencia de pequeño y la naturalidad de la propia música. No es muy académico, es más de vivencia y familia.

¿Qué peso tiene esa vivencia en su carrera?

Todo está bien. Cada persona tiene su camino y su forma de ver las cosas. La academia está bien para a quien le toque desarrollarla de esa forma; y a quien no tenga esa opción, y lo haga de una forma más autodidacta, en la calle o con un familiar, pues también es otro camino igual de válido. 

¿Qué se gana y que se pierde en una u otra opción?

Es complicado. La guitarra es un instrumento para exteriorizar las inquietudes. Si estás en una academia luego debes tener la técnica adecuada para que se pueda reproducir lo que tu mente sugiere; y todo, en un contexto rítmico adecuado. Ahora bien, también depende mucho de las personas, de los profesores, por ejemplo, que te toquen. Tengo compañeros que han podido pasarlo mejor o peor…, si estás en un Conservatorio y la persona es rígida y no hay, ni te da opción para desarrollar tu personalidad es una ‘putada’; pero también puedes ir a una academia y de repente, encuentre a alguien que te abra las puertas de las músicas del mundo y todo sea una maravilla.  Hay que tener en cuenta la capacidad de ver cada uno el propio horizonte, y comprobar todos los caminos posibles.

Tener unos padres artistas, ¿le condujo al arte o usted ya sentía, desde niño, que aquello era lo suyo?

Yo creo que sí, que me hubiera dedicado al mundo del arte igualmente. A mí me gustaba dibujar, tocaba el piano…, incluso mi madre me metió a dar clase de saxo y se me dio bien, ¡a pesar de haber ido dos días! Siempre me gustó el arte. Me tocó la guitarra porque la tenía cerca, pero si no la hubiera tenido y hubiera sido, no sé, una batería, me hubiera puesto con ella igual. Lo cierto es que mi padre me ayudó mucho porque la guitara es complicado de manejar. Necesita una precisión y colocación de las manos milimétrica, y si desde pequeño la colocas bien y te queda en buena posición, eso está muy bien. Tocar la guitarra bien es muy fácil. Es el instrumento más fácil de tocar, pero el más difícil de hacerlo bien. Parece fácil, porque puedes tocarla en cualquier sitio, por ejemplo, pero desde luego, si desde pequeño lo estás haciendo y con alguien que te dice la manera de hacerlo bien, con su técnica y digitalización te ayuda muchísimo para el día de mañana. Con esa enseñanza tienes bastante campo recorrido.

Su madre tocaba el piano, y le enseñaba piezas clásicas de Mozart, Chopin, etc. ¿Cómo entiende la fusión o la unión entre el flamenco y el clásico?

Creo que es como el chocolate: está el ‘kit-kat’, el ‘suchard’…, pero todos son chocolate con diferente envoltorio. La clásica tiene una personalidad definida y el flamenco también, pero mire, Falla o Granados hicieron clásico, pero con mucha influencia flamenca.

Manolo Sanlúcar siempre luchó por unificar lo sinfónico y lo flamenco como música, como lenguaje universal, ¿lo comparte usted?

Si, totalmente claro. Lo comporto y además Manolo dejó su legado. Luchó por no academizar el flamenco, pero si teorizarlo y que no fuera todo…, que pudiera estar como está en los Conservatorios como música flamenca que ya se está consiguiendo, pero creo que queda un recorrido muy grande como que, en el colegio, haya asignaturas flamencas y que, una persona que toque la flauta o el clarinete conozca el flamenco y se pueda coger una pieza de Paco de Lucía y pasarlo a una Sinfonía con orquesta. Sería maravilloso.

“Ecos de Magerit”, “El sonido de los colores” … son obras originales e inusuales…  

Si, si es cierto que son dos temas muy originales…En relación con el tema de la pintura y flamenco todo surgió en una época en la que veía mucho arte plástico y a cada personalidad de cada palo lo asemejé a las maneras de un pintor. Por ejemplo, una soleá al pintor cordobés, Romero de Torres, por esa pintura con tanta solera, esas gitanas, guitarras…, y luego a Picasso unas alegrías porque me recordaban a las de Cádiz que convive pegada a Málaga, y el mar, que siempre evoca a esas alegrías; por eso se las dediqué. Está la música, pero también la temática en la que uno se inspira.

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M. Isabel Rodríguez Palop

M. Isabel Rodríguez Palop

Una apasionada del Flamenco.

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