Entrevista a Blanca del Rey

Entrevista a Blanca del Rey: ‘Cuando la gente plantea el flamenco solo como un arte, pierde la oportunidad de crecer como persona’

Hablar con Blanca del Rey es un alivio para el alma porque es toda espiritualidad. Su conversación es tranquila, fluida, didáctica, y toda una lección de aprendizaje y persistencia para la vida.

Si hay un lugar emblemático, un rincón legendario en Madrid donde el flamenco ha reunido y reúne a las auténticas estrellas del cine internacional: ese es el Corral de la Morería; y si hay una bailaora y coreógrafa autodidacta, capaz de darle al flamenco la humildad que necesita mantener y la dimensión que precisa para su supervivencia, es Blanca del Rey (Blanca Ávila Molina, Córdoba, 1946) Ambos están unidos. La bailaora, junto a sus hijos, lleva la gestión y desarrollo de Morería desde hace años. Una vida por tanto, al servicio del flamenco y su gestión. Hablar con Blanca del Rey es un alivio para el alma porque es toda espiritualidad. Su conversación es tranquila, fluida, didáctica, y toda una lección de aprendizaje y persistencia para la vida. Hablar con ella ha sido uno de esos lujos, que de vez en cuando, te regala esta profesión. Bendita profesión. Disfrútenlo.

Bailaora, y coreógrafa. También empresaria, ¿con qué se queda?

(Se ríe) bueno, por un lado me quedo con bailaora y coreógrafa y por otro lado, el Corral es toda una institución y es difícil decidir. La Morería para nosotros no es un negocio, es un legado en el que mis hijos han entrado de lleno, y en el que están haciendo una maravilla. Todo tiene una implicación emocional tan grande, ¡qué no sé qué contestar!

Cuando a una le reconocen su ‘capacidad creativa, labor en la dignificación del baile flamenco y su trayectoria artística’ como ocurrió en Valladolid este año, ¿siente que ha llegado a donde quería llegar?

Es que eso de llegar…, el verdadero triunfo está en lo personal, en mirar tú vida con distancia y decir: tengo hijos maravillosos, mi marido ha sido una persona increíble y estoy en lo que me gusta. Sigo, a pesar de mi edad, en lo que me gusta: descubriendo talentos, ayudándolos y continúo en el flamenco. El reconocimiento es secundario para mí.

Dice que empezó a bailar de forma innata con apenas dos años y medio…, nunca recibió clases de ningún tipo y aun así asegura ‘que recibió una formación exquisita’, ¿hasta dónde, a su juicio, es necesaria la didáctica entonces?

Yo creo que el artista nace, y si tiene fe y ama profundamente lo que hace se desarrolla, pero el artista nace. Recuerdo que mi madre me llevaba de niña a ver los coros en Córdoba…, me maravillaba ver bailar ‘El Vito’ y todo aquello…., empecé a entusiasmarme también con la danza española, y viendo como yo podía bailar a los clásicos españoles se volcaron conmigo. Aprendes jugando sin tener a nadie que te corrija. En esa época eres una esponja, sabes intuitivamente que como tu madre no se lo puede permitir, todo lo que ves a tu alrededor es tu única fuente de aprendizaje. El interés que una persona tiene cuando no tiene a nada donde agarrarse, es muy superior al que sí lo tiene. Es muy superior, nada tiene la misma medida para nadie. Cada persona es un mundo, pero la excesiva facilidad en algunas personas no es ninguna panacea.

Con doce años debutó como profesional en el tablao cordobés El Zoco, y dos años después, en el Corral de la Morería, que hoy por hoy, es de su propiedad, ¿cómo recuerda esa transición?

Salir del entorno de tu familia, tus hermanos…, era muy, muy duro y venirte a Madrid a una pensión. Ni mi madre ni yo conocíamos a nadie, y con ese miedo que nos metían en el cuerpo ‘¡con lo que es Madrid!, ‘tenga cuidado con la niña’! mi madre tenía un miedo tremendo, ¡nosotras que no habíamos salido de mi barrio, de las Tendillas! Hoy en día es un paseo pero marcharse en ese tiempo era una aventura.

¿Qué repetiría y qué no volvería a hacer?

Cuando vine de Andalucía a Madrid, yo no había escuchado nunca lo de ‘payo y gitano’, yo convivía de forma natural y nunca conocí esa brecha. Ese sufrimiento que viví tan profundamente, porque era una niña de las de entonces, con los catorce de entonces, de calcetines, estrenando alma, mente…, cuando hacían esas discriminaciones…, me dolía mucho…, hoy me reiría de esas cosas. Del pasado no voy a repudiar nada. Me ha servido para valorar lo que la vida me traía. Si tienes la mente abierta, todo es un aprendizaje, y todo me ha llevado a ser como siento y pienso hoy, a valorar profundamente como he crecido, la capacidad de ver pocos problemas donde la gente ve muchos. Crecer sabiendo que todo era aprender, y de que necesitas aprender, te ayuda muchísimo. Ha sido y es una gran escuela.

¿Y considera que debe seguir haciéndolo?

¡Sí, sí! Mire, el escritor y orador motivacional, Leo Buscaglia, se basa en tres premisas: vivir, amar y aprender. Las personas tenemos que crecer, aprender, para desprendernos del egoísmo, porque con egoísmo no llegas ni amarte a ti mismo ni a los demás. Un amigo me lo enseñó, y me ayudó muchísimo. También me gusta mucho leer a Anthony de Mello…., El gran problema humano es que hay una llama interna que se llama espiritualidad que anulamos, bloqueamos, y es una llama que tienes que mantener encendida para darte calor a ti mismo. Cuando la gente está bloqueada está de mal humor, y la gente no sabe por qué se calla ese grito interno…

Blanca, ¿no se ha planteado hacer un libro de filosofía del flamenco?

(Vuelve a reírse) bueno…, el flamenco es un arte que necesita de la esencia de uno. Si solamente expresas lo que ves en youtube, ¿qué es lo que pasa? Que no estás siendo tú mismo porque no buscas hacia dentro ese abanico de sentimientos grandiosos que hacen grande el flamenco, que es donde debes posarte para manifestarte. Ahora hay modas, de este gesto, del otro, porque hay mucho clon. El flamenco no es solamente un arte, es una manera de estar en la vida, y tiene una espiritualidad profundísima. El legado de sus letras, manifiesta al ser humano en todas sus dimensiones.Cuando la gente plantea el flamenco solo como un arte, pierde la oportunidad de crecer como persona.

¿Cuál es el secreto de ‘El Corral de la Morería’?

Creo que una de las cosas es que cuidamos al artista. Tenemos un escenario hecho anatómicamente para no dañar la espalda, apoyamos el sonido natural con un sistema wifi por el escenario para que el que esté al final del salón, lo escuche igual que el primero que está sentado. Los artistas se sienten queridos, admirados y respetados.

¿Sabe? Me está encantando el libro que me estoy leyendo: ‘Historia social del flamenco’ de Grimaldos. ¡Lo que me estoy riendo con las anécdotas de Rancapino!

Ay, Rancapino fue el primer cantaor que tuve yo al llegar a Madrid, que estuve unos quince días en ‘Las Cuevas de Nemesio’ Era una bellísima persona y un grandísimo cantaor…

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M. Isabel Rodríguez Palop

M. Isabel Rodríguez Palop

Una apasionada del Flamenco.

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