“En el flamenco se le baila al cante”

EN CORTO:

“Puedes aprender la técnica, pero el arte tienes que trabajarlo y traerlo de fábrica”

“Tal y como el cantaor sepa cantar al baile, el baile tiene que apreciar el cante gitano que le está naciendo para bailarlo bien”

“Pero si me gustaría llegar a más corazones; con mi sonido, con mi forma de contar, de cómo he soñado la música, y poder enseñarles como piso a la hora de bailar y como cuento a la hora de cantar”

Entrevista a Mara Rey, cantaora y bailaora

La cantaora y bailaora Mara Rey (Madrid, 1979) tiene una vida de película. Quizás por eso, algún director ya le ha dejado caer, que grabará su trayectoria vital y profesional en Jerez; aunque ella, nacida en Madrid, ha repartido su vida entre la capital, Sevilla, Jerez y México. El país que su padre, compositor, pianista, guitarrista y ‘artista’ con mayúsculas, Tony Rey, eligió para vivir y sobrevivir a la muerte de su mujer y también, a una profesión que desgraciadamente, y en algunas ocasiones, se mira con más respeto fuera que dentro. México, que no es mal destino flamenco, también lo eligió Carmen Amaya (donde debutó en el Teatro Fábregas en 1939), una de las artistas que más respeta Mara Rey, y también el maestro Sabicas. El mismo que le dijo a “Maravilla Rosa” bailaora y madre de nuestra protagonista: “Maravilla, que sepas que tu hija va a ser un pedazo de artista”. Cuando el maestro de la guitarra la vio, Mara Rey solo tenía cuatro años. “Casi nazco en un tablao porque mi madre se quedó preñada en Madrid”.

Con once se fue junto a su hermano, el guitarrista ganador de un Premio Grammy 2020 por el disco ‘Flamenco sin fronteras’ Antonio Rey, (considerado sin duda, uno de los mejores guitarristas actuales) a México. “Estuvimos en Teatro Bellas Artes, Copa Rubia…, allí conocimos y coincidimos con grandes artistas como Winy Amaya, la sobrina de Carmen Amaya, una de las primeras maestras que tuve y a la que sigo admirando. También hemos tenido la oportunidad de compartir con Luis Miguel, Juan Gabriel o Manzanero”. Marcharon tras la muerte de su madre, bailaora de Triana (y prima hermana del extremeño Juan Ramírez, del que también habrá que hablar en su momento) fallecida con tan solo 28 años.  “Era guapísima, incluso hay mucha gente que dice que me parezco a ella. Estuvo trabajando en Madrid, en los mejores tablaos”

Mara Rey, que en breve saca su nuevo single “Dame una copa más”, es un auténtico torbellino que no para de agradecer y hablar de los grandes artistas con los que ha tenido la suerte de acompañar. Poco habla ella, de su tronío, su generosidad y su inmensa humildad. La “casa Rey” es una de las pruebas de que el flamenco es la justicia divina. Cuanto más artista, más categoría, más arte, mayor humildad y prudencia. Mara sin duda, aguarda la esencia de esta saga que continua en su hijo, José Rey.

Si tienen la suerte de estar en Cádiz, no pierdan la oportunidad de verla actuar esta noche en la Terraza Balea Zahara junto a su padre, Tony Rey, el guitarrista Manuel Romero o la estrella extremeña que brilla con toda la categoría que le caracteriza, Ostalinda Suárez. ¿Nos vemos en Zahara de los Atunes? Pasen y lean.

En la familia Rey, ¿se nace artista?

Si, aunque son palabras mayores, para mí, decir “artista” pero es cierto que es una Casa de buenos y muchos artistas: mi padre, mi tía Soledad, mi madre…

Usted de niña, ¿se percibía como tal o lo vivía como un juego?

Yo me crie entre Jerez y Madrid; mi madre era trianera de Sevilla, de saga bailaora, uno de ellos, Juan Ramírez, uno de los mayores genios que nos quedan. Al faltar mi madre, desde muy pequeña, estuve entre las dos familias…, recuerdo que mi padre, Tony Rey montó las primeras alegrías, ¡con la boca! y yo aprendí, a través del oído, a meterle los pies.

Cuando volvimos de México, con 17 años, comencé en Tablaos como Casa Patas; he trabajado como bailaora y cantaora junto a grandes figuras del flamenco como Manuela Carrasco, Los Farruco, Poveda, el Pipa, Duquende, Canales, etc. en teatros como el Lope de Vega, La Bienal de Flamenco o el Festival de Jerez; incluso he participado en el documental de Nacho Cano ‘La creación de Malinche’ para Netflix; y espero poner mi granito de arena en el documental que dirigirá el cineasta Juanma Roa que hablará sobre la bulería y también sobre mi vida.

¿Qué es lo que no se puede aprender del flamenco sino eres artista?

Se puede bailar, aprender a cantar, tocar la guitarra, el cajón, la flauta, ¡todo! pero ser artista es una palabra muy grande. Ser artista no tiene nada que ver con el flamenco, tiene que ver con la música de cualquier género: clásico, contemporáneo, rap, rock…, cada generación lleva lo suyo. Puedes aprender la técnica, pero el arte tienes que trabajarlo y traerlo de fábrica. No puedes acomodarte tienes que pulir, tienes que seguir luchando y no parar de aprender. Artistas hay pocos.

¿Y cuáles son esos artistas que más le han impresionado?

La más completa en garra, imagen, cuerpo, formas, en maneras, en ese ser salvaje y natural, Lola Flores. Y por supuesto, Camarón, Paco de Lucía, Carmen Amaya y Farruco, al que no tuve la suerte de estar con él, aunque a toda su familia he tenido el privilegio de cantarles mucho.

Tiene claro, como docente, que el baile ha de bailarle al cante…

En el cante flamenco se le baila al cante. Una cosa es cantar como solista, en un concierto; cantar para atrás, para el baile; otra cosa es ser cantante, porque cantas temas, un poquito por tangos; y otra cosa es ser cantaor en las Peñas…, más serio, más sabio, como una enciclopedia, saberse todos los palos…, pero es verdad que el baile gitano, el baile flamenco se le baila al cante. El baile le tiene que bailar al cante. Tú no puedes estar metiendo los pies y metiendo todos los pasos que te salen y sabes. Es un error. Tal y como el cantaor sepa cantar al baile, el baile tiene que apreciar el cante gitano que le está naciendo para bailarlo bien. Es un matrimonio.

Es un baile más hondo…

No por hondo sino porque el baile le tiene que bailarle al cante y esa es la verdad más grande que hay en el flamenco. Tu no puedes estar por un lado y el baile por otro. No habría complicidad, no habría ese ¡olé! Exacto en el sitio y que duela.

Mara Rey es reconocida pero no conocida por el gran público; ¿le pesa? ¿Le gustaría serlo?

Me siento privilegiada por ser reconocida entre los artistas, también por mi labor y también por mi hermano, mi saga ya con eso me puedo sentir dichosa y sentir que mi sueño está cumplido. Pero si me gustaría llegar a más corazones; con mi sonido, con mi forma de contar, de cómo he soñado la música, y poder enseñarles como piso a la hora de bailar y como cuento a la hora de cantar. Soy natural como la vida misma y creo que eso es lo que le llega a la gente de mí. No con tanto protocolo y tanta distancia con el ser humano. Siento que no todo es malo, no todas las personas son malas; quiero pensar que hay gente que valora esta forma de vida porque yo lo entrego todo.  

Hay escenarios grandes y pequeños, ¿también hay públicos diferentes?

Fíjate que no, para mi todo el mundo es igual, toda la clase de púbico es igual, pero, es verdad que cuando digo ‘grandes’, me refiero a los artistas. Cuando hay compañeros viéndome en un concierto porque para mí genera mucho respeto y admiración y ese nervio siempre lo tienes cuando los ves. 

¿Cuál ha sido el mejor consejo que le han dado?

No me quedo con uno, ¡son muchos los que los compañeros me han dado! Estrella Morente, por ejemplo, que nos conocemos desde chiquititas porque su madre y mi madre bailaban juntas…, mi padre siempre me ha educado en el ‘respeta a todo el mundo’, no hables de ningún artista, no critiques nunca. Aprende de todos, di que no te llega, que no te gusta, pero nunca que lo hacen mal. Respeta, aprende del que menos sabe y nunca tengas una mala actitud con un compañero. Se tú, siempre se tú y se humilde, nunca sientas que lo sabes todo. Si algo destaca mi ‘casa’ es por la sencillez, la nobleza y la sensibilidad; y por no creernos nada. No te hagas grande tú, que te haga grande el camino, la gente, la trayectoria. Si algo hay que dejar plasmado de mi ‘casa’, de mi gente, es la entrega, la disciplina, el estudiar y nunca cansarte. Y darle gracias a Dios, todos los días, por el plato de comida desde luego, pero también por el camino tan bonito y difícil que llevamos en la música, y el absoluto respeto.

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M. Isabel Rodríguez Palop

M. Isabel Rodríguez Palop

Una apasionada del Flamenco.

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