Dorantes, pianista y compositor

«Tanto en la vida como en la música, ritmo y afinación son fundamentales»

Creo sinceramente que las abuelas, importantes para salvaguardar tradiciones y fomentar el vínculo en la familia, marcan carácter. Las hay de todo tipo: angelicales, dulces, independientes, tradicionales…, y luego las que reúnen todas las características bajo el paraguas del arte más puro, y más hondo. María La Perrata hija de cantaores, hermana de cantaores (el Perrete de Utrera), madre de cantaores (Juan el Lebrijano) y guitarristas (Pedro Peña), prima de La Fernanda y La Bernarda, tía de El Turronero, Gaspar de Utrera y Pedro e Inés Bacán es además, la abuela del protagonista de nuestra entrevista: Dorantes (Lebrija, 1969). Conocido como ‘la joya del piano flamenco’ ha sabido de forma elegante mantener la hondura en sus propias creaciones. Artista innovador unifica de forma totalmente natural la composición flamenca en el piano, un instrumento tradicionalmente alejado de este arte, hasta ahora. Algo tendrá que ver ese árbol genealógico al que pertenece Dorantes. Se sentó frente al piano porque su abuela paterna, La Perrata tenía uno en casa. Las abuelas, como les decía, marcan carácter y como a nuestro protagonista, el camino a seguir para que toda la familia flamenca siga creciendo. Sean de Lebrija, o no.



–¿Cuánto hay de genética en su arte?



–La genética, entendida como vivencias, como cuna, como vida, como aprendizaje natural, desde pequeño que somos esponjas, cuando todo lo aprendemos de esa forma que solo siendo niños podemos aprender, de esa forma intensa y significativa como los idiomas que se instalan en tu mente sin saber ni cómo ni porqué pero ya son tuyos, ya eres tú. Esa genética no la sabría cuantificar, pero es una parte importantísima y mayoritaria. Es muy diferente estudiar, que vivir. Las vivencias te estructuran las bases sobre las que luego vas a ir construyendo un mundo que será más rico en cuanto más, y aquí sí, más te formes. ¿Por qué? pues porque hay que crecer en la riqueza de lo diferente. Necesito de herramientas que me permitan expresar lo que siento y las tengo que conocer para que formen parte de mi lenguaje.



–Nacer en el lugar adecuado, ¿imprime un sello diferente?



–Totalmente, sí. Lebrija, campiña soleada, tranquila, de tiempo lento nos permitía a los niños regocijarnos en nuestra niñez, palpar la tierra, observar, experimentar y soñar. Imaginar todo sin nada, crear. Mi casa, en mi casa la música inundaba toda nuestra vida y cuando digo toda es toda, créame. El compás es algo tan importante que mi padre nos educaba en el ritmo de la vida, el compás al hablar, la coherencia del estar en reunión sin desafinar, la tolerancia y el respeto al de al lado para que la música de la vida fluya siempre cómoda y bella. Recuerdo que ya siendo niño entendía que ese «ritmo» al vivir era algo tan importante que siempre intentaba no romper. Mi gran familia me aportaba tanta riqueza cultural, tantas noches tras la silla del ‘mayor’ escuchando como la comunicación entre mi gente se realizaba a través de la música, como lloraban o reían comulgando todos a una, ante lo que podía parecer, a la mirada de un espectador, un momento ‘festero’ pero que para mí y para mi familia, era un reencuentro con nuestra propia alma.



–¿Cuándo sintió la necesidad de expresarse a través del piano?



–En mí, sin ser consciente, crecía la necesidad de llenarme en cada momento de mi día de esa emoción que vivía en las reuniones familiares, la necesidad vertiginosa de encontrar, en mí mismo, lo que recibía de mis mayores. Una tarde, en un viejo piano bajo la escalera de mi abuela La Perrata, levanté la tapa, miré ese teclado inmenso, desconocido y comencé a pulsar tímidamente las notas. No sabía tocar, nada, pero ese sonido me llamó muchísimo la atención, me encantó y cada vez que llegaba a la casa de mi abuela no podía evitar ir corriendo a ese piano y seguir sorprendiéndome con esa amplia escalera bicolor que emitía esos sonidos tan dulces. Crecí y comencé a estudiar música y guitarra con mi padre. Y casualmente él, en lugar de volver un día con una tabla para endurecer su colchón, aparece con una pianola del 1900 que encontró medio escondida entre maderas del carpintero al que acudió para hacerle el encargo. No pudo resistirse y desde aquel día tampoco yo tampoco pude ya resistirme. Pasaba horas y horas tocando, sin profesor, sin mentor, frente a un instrumento al que yo no podía aportar aún nada pero que a mí me aportaba tanto, tanto que recurrí a él para encontrarme conmigo mismo.



–¿Qué aporta el piano al flamenco?



–Creo que primero es lo que el piano me aporta a mí. Un sonido. Ese sonido diferente a la guitarra pero en el que buscaba la expresión contenida de la música de mi corazón, de mi sangre, el palpitar y la esencia del lenguaje con el que crecía y vivía. Todo ha sido paso a paso. No era fácil. Y no me refiero a conseguir la técnica para hacerlo sino a encontrar como podía hacer que ese instrumento hablara de mí y cómo hacer que ese instrumento en mi casa se sumara naturalmente a nuestra comunicación. Eso sí, sin imitar a lo que ya estaba, sino con toda su amplitud, con todas sus posibilidades y respetando su voz propia. La aportación que el piano aporta al flamenco es un abanico sonoro impresionante, unas posibilidades armónicas maravillosas y abre un camino de desarrollo a ésta, nuestra música, que rompe fronteras y limitaciones propias de otros instrumentos.



–¿Siente usted ser profeta en su tierra?, ¿su carrera puede entenderse más internacional que nacional?



–Bueno no, no me considero portador de nada pero gratifica enormemente el reconocimiento que me procesan en mi tierra y los premios que me dedican. Lo agradezco como satisfacción personal no como enorgullecimiento de nada. La decisión tomada desde mis inicios de no tomar el camino fácil, de buscar un desarrollo paralelo e inherente al propio piano para incorporarlo al flamenco, sin caer en los recursos oportunos y sin versionar las melodías ya existentes para evitar superponer sonoridades, resulta bastante más difícil de desarrollar y una búsqueda interior mucho más compleja, pero ésta creo que es la necesaria tarea para conseguir que la música avance de manera coherente y verdadera. Quizás, ese trabajo ha provocado que fuera de nuestras fronteras se me reconozca y se valore como avance musical y motive a los programadores y festivales de muy buenos certámenes a incluir mi trabajo dentro de sus propuestas.



–¿Cuáles son sus próximos proyectos?



–Tengo varios. Acabo de grabar un disco a dueto con el gran contrabajista Frances Renaud Garcia-Fons que saldrá para final de año, un proyecto con gitanos turcos «Taksim Trio» y Carles Benavent, donde nos comunicamos en claves de música flamenca, arabesco, jazz y clásico otomano. Estamos realizando muchos conciertos en Turquía y estaremos en España también en breve, un encuentro clásico con Marina Heredia ‘Las Esencias’ para desnudar el flamenco de accesorios y mostrar la belleza y fuerza de lo simple y limpio. Preparo nuevo trabajo con mi banda a trío con el percusionista Javi Ruibal y contrabajista Francis Posé. El mes próximo vamos a disfrutar en Barcelona con la presentación de mis composiciones para orquesta en manos de Cordes del Mon e invitados de lujo…



–No le faltan citas en la agenda…



–Por suerte. Ahora el día 25 de abril colaboro con el Pipa en Teatro Felipe VI (Estepona), y cuento con un concierto muy especial en el Palacio de Exposiciones de Congresos de Cádiz el día 30 porque llevamos el álbum ‘Sin Muros!’ que ha sido muy premiado y con el que hemos tenido tantas actuaciones que está muy compacto, es una gozada. De las formaciones con las que más nos emborrachamos de música todos, los que estamos en el escenario y los de patio. De ahí visitaremos el Mercats de Le Flors en Barcelona, Festival Magic Mirros en Francia, Noches blancas de Córdoba, Jardines de Sabatini de Madrid, Mosaïques Festival, Auditorio de Mijas, Caracola Lebrijana, Crest France festival, Fesstival flamenco Carboneras en Almeria, On Fire Pamplona, Open Air festival en Collioure, Tourcoing Lille, Tolouse Jazz 31, Jazz Schiltigheim Le Cheval Blanc, Paris, Sibiu Jazz festival, Teatro de la opera de Bucarest, Jazz liubiana, Belgrado., etc… y a final de año se está preparando una bonita gira por Turquía de nuevo. De entre todas esas citas le destaco el próximo 20 de junio ‘La Noche en Blanco’ de Córdoba en la que se unirá a Farruquito… En Córdoba presento ‘Dos cabezas… pa un sombrero’ con la voz de El Pele y como artista invitado Farruquito. Es un juego divertido, una regocijo. Pele y yo nos retroalimentamos mutuamente, nos gusta lanzarnos ese ‘sombrero’ que a modo de espíritu libre va inundándonos a los dos cada vez que nos unimos.



–Viaja a Francia, Alemania, Turquía…, ¿saben de flamenco?



–Mucho, sí, hay mucha afición y mucha cultura musical. Además ellos valoran mucho la música, lo instrumental porque la consideran además como parte fundamental de la educación y del desarrollo formativo en cualquier ámbito.



–¿Cómo le gustaría que le definieran?



–Como un músico que pretende tocar el alma de quien le escucha.



–¿Qué ha aprendido, para su vida diaria, del flamenco?



–He aprendido que tanto en la vida como en la música, el ritmo y la afinación es fundamental.



–¿Qué es lo más difícil de comprender de este arte?



–Creo que lo difícil es entender que de verdad forma parte de nuestro modus vivendi de una forma tan importante y tan presente.



–¿Existen los ‘soníos negros’ en el piano?



–Claro, en cualquier música existen los ‘soníos negros’.



–¿Sigue siendo el flamenco hondo un arte de minorías?



–El flamenco nace siendo minoritario, tan minoritario que fue hasta perseguido, anulado y penado. Resulta cuidado y alimentado en las familias gitanas que lo mantienen casi en secreto y poco a poco vuelve a hacerse visible. Yo creo que estamos aún andando el camino a la visibilidad…



–¿Qué le falta y que aportan las nuevas generaciones al flamenco?



–A los jóvenes siempre les falta la solera, el temple y la verdad en la mirada, que solo el caminar de la vida te da y que para el flamenco que yo entiendo es primordial. Lo que aportan: frescura, espontaneidad y ¡lluvia de ideas! Luego unas valen…, otras no…



Artículo publicado en: http://www.elperiodicoextremadura.com/m/noticias/badajoz/dorantes-pianista-compositor-tanto-vida-musica-ritmo-afinacion-son-fundamentales_866276.html

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M. Isabel Rodríguez Palop

M. Isabel Rodríguez Palop

Una apasionada del Flamenco.

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