Cristina Soler, cantaora

«Soy una afortunada porque hago realmente lo que más me gusta»

Lleva poco tiempo en el mundo del cante pero avanza sobre seguro con una voz laína, con una cadencia muy marcada por su ciudad natal Huelva, y una energía y fuerza propia de su juventud. Debutó por primera vez de la misma forma que suele ocurrirle a los artistas que aún sin saber que pueden llegar a serlo, se suben al escenario ‘por afición’ empujados por un familiar, por un amigo o por el propio amor al arte. Es el primer paso de los muchos que tendrá que ir dando para forjar una carrera sólida en el inseguro y voluble mundo de los artistas. Cristina, y todos los que quieran dedicarse profesionalmente a esto. Soler que ha pasado con cierto éxito por el Festival de La Unión, ya sabe lo que es la tensión y la responsabilidad de un certamen internacional aunque a ella los cantes de levante siempre le recuerden a su abuelo Antonio que trabajó en las minas de RioTinto. Por él levanta la voz de unos cantes que llevan intrínsecos: sudor, trabajo y lágrimas. Esencia pura al fin y al cabo del propio cante.



–Ha estado en las semifinales del Festival Internacional de las Minas de la Unión (Murcia), y ha ganado también el premio a nuevos talentos de Alcobendas, ¿le da miedo despedir este año?, no podía ir mejor…



–La verdad es que estoy muy contenta por todos los logros obtenidos en este año, el balance es bastante positivo. Me considero una persona valiente, por eso mismo no me da miedo lo que esté por venir. Será ni más ni menos, que lo que me tenga que llegar. Las cosas siempre pasan por alguna razón.



–¿Qué sintió en el escenario unionense?, ¿qué cantes ejecutó?



–Me presenté al concurso con seis cantes y pasé a semifinales con cinco: Mineras, Taranta, otros cantes de Levante, Granaína y Media Granaína y Guajiras. Subirte a un escenario como el de La Unión siempre es una responsabilidad muy grande, por lo que conlleva y por toda su historia. Por ahí han pasado los mejores artistas que ha habido y que hay en el mundo del flamenco. Pese a todas las circunstancias, intenté estar tranquila y disfrutar de la experiencia lo máximo posible; acordándome de todo lo que había pasado para llegar hasta allí y de la gente que cree en mí y me apoya incondicionalmente.



–Todos los artistas se sienten ‘empujados’ al Cante de las Minas, ¿qué o quien le empujó a usted?



–Mi profesora en la Heeren, la cantaora Nazaret Cala. Hace seis años que me presenté por primera vez. Por aquel entonces aprendía en la Fundación Cristina Hereen con Nazaret y mientras estábamos viendo en clase los cantes de levante, al escucharme, le gustó mucho y vio que se me daban bien. Ella fue la que me incitó a inscribirme al certamen, y así lo hice teniendo la gran suerte de llegar a la final. Desde entonces no he faltado ni un año. Es uno de los concursos más importantes que hay hoy día en el mundo del flamenco. Tiene una gran repercusión y ganar un premio allí es una buena forma de impulsar tu carrera. Aparte de todo eso, mi abuelo Antonio, el padre de mi madre fue minero y trabajó en el Pozo Alfredo perteneciente a las minas de Riotinto. Para mí fue como mi padre y cada vez que canto por levante es como si ahondara en mis raíces, me acuerdo mucho de él. Es mi particular homenaje a tantos años de sufrimiento.



 –¿Qué se trajo al margen de la satisfacción como artista?



–Aparte del orgullo de haber llegado hasta allí gracias a mí esfuerzo, de haberme dejado el alma luchando para llegar a ser merecedora de un premio…, llegué cargada de mucho amor. Me he traído valores como el de la amistad, la honestidad, la lealtad; la tranquilidad de que aún hay gente de verdad en este mundo. Llegué a la Unión hace seis años prácticamente sin nada y puedo decir a día de hoy que me he traído una gran familia.



 –Ser una joven talento, ¿es una garantía de futuro en este arte?



–Pienso que para nada es así. Aunque nazcas con un ‘don’ tienes que seguir trabajando y profundizando en él, para cada día ser mejor. Si no desarrollas tus habilidades corres el gran riesgo de quedarte estancado y no llegar a donde quieres.



–¿Qué tiene de positivo ser joven en el flamenco y qué de negativo?



–Hoy día los jóvenes flamencos lo tenemos muy fácil ya que todo está al alcance de nuestra mano. Disponemos de todos los medios posibles para poder investigar y estudiar sobre lo que queramos. Antiguamente no tenían tanta suerte y eso es una gran ventaja. Otro punto a nuestro favor es la juventud, aunque paradójicamente ésta también es nuestra enemiga. Muchas veces no nos tienen en cuenta lo que debieran porque al vernos jóvenes, piensan que no estamos lo suficientemente formados.



 –¿Que está siendo lo más difícil?



–Lo más difícil está siendo el intentar abrirme camino en este mundo. Aunque el flamenco sea para una minoría, somos muchos luchando por lo mismo. La cultura es una de las grandes perjudicadas en estos momentos tan duros por los que está pasando el país, y créeme que eso se nota. Hoy día ya no se triunfa sacando un disco o saliendo en la tele como antaño. Las cosas han cambiado. Los artistas de primera están teniendo que volver a sus inicios trabajando en tablaos, dando clases, etc. Así es muy difícil que jóvenes como yo podamos seguir avanzando.



 –¿A donde le gustaría llegar?



–Me gustaría ser una cantaora de primer nivel como Marina Heredia, Estrella Morente, Carmen Linares, etc. En definitiva poder crear, sentirme realizada haciendo lo que me gusta y que al público le llene mi música.



 –Ha vuelto hace unos días a Llerena, a la Peña Flamenca Cultural de la Ciudad esta vez como artista, ¿cambia la percepción de lo que le rodea?



–La primera vez que estuve en la Peña fue porque me presenté a la primera edición del Concurso de Cante Flamenco ‘A la Sombra del Múdéjar’ que organiza la entidad junto al ayuntamiento de Llerena. Las semifinales se realizaban allí y me sorprendió muchísimo la entrega de los aficionados aun siendo ‘forastera’, eso dice mucho de todos ellos. Después he vuelto más veces y sólo tengo palabras de agradecimiento para la junta directiva y para los socios. Son muy aficionados, respetuosos, cariñosos y sobre todo hospitalarios. Allí me siento prácticamente como en casa.



 –Ha vuelto por Navidad, ¿qué regalo le ha traído a los socios?



–¡El regalo me lo hicieron ellos a mi! (se ríe). Con motivo de la cena de navidad que realiza la Peña Flamenca todos los años con su asamblea anual por estas fechas es cuando hemos vuelto. Ha sido una buena experiencia. Me encuentro a un centenar de socios deseando escuchar flamenco, con un respeto y un silencio que ponía los vellos de punta. Nos pidieron que hiciéramos una primera parte más flamenca con cante y baile; y otra en la que cantáramos villancicos a modo de zambomba. La verdad, nos hemos sentido muy muy a gusto. Me acompañaron sobre el escenario Alberto López al toque, Javier Rabadán a la percusión, Rocío Mayoral, Laura Castro y Antonio Franco al cante y Pilar Nieto al baile. La verdad es que me he sentido muy a gusto y satisfecha con lo que hemos hecho. Hemos disfrutado muchísimo y el público también, que realmente es lo que importa. Intento llegar a las peñas donde quieren contar conmigo con el firme convencimiento de disfrutar y eso es lo que he hecho en Llerena. Tenía ganas de compartir escenario con mis compañeros y ha sido una noche increíble; como el hecho de reencontrarme con amigos y personas a las que realmente aprecio.



 –¿Qué se aprende en una Peña Flamenca?



–Cada vez que me subo a un escenario es una nueva aventura. Cuando canto saco fuera todo lo que pienso, siento y soy; y eso en parte puede ser un arma de doble filo, porque estás constantemente removiendo emociones y vivencias. Por eso mismo siempre intento dar lo mejor de mí, disfrutar y poner los cinco sentíos, ya que al fin y al cabo es lo que va a llegarle al público. Es algo que tengo muy presente y de lo que cada día que paso en esta profesión me doy más cuenta. Soy una afortunada porque hago lo que me gusta.



 –¿Cuales son sus referentes?



–Por suerte no tengo que quedarme solo con uno. Me gustan mucho Arcángel, Antonio Reyes, Estrella Morente, Miguel Poveda, Jesús Méndez, etc; pero lo que si es cierto es que pierdo pie con Marina Heredia. Me encanta lo que hace, su estilo, su elegancia, su señorío y saber estar. Para mí es un espejo dónde mirarme.



 –Le hago la pregunta del anterior invitado (Pedro Cintas, cantaor): ¿Hasta qué punto el flamenco es importante en su vida?



–Lo que comenzó siendo una afición se ha convertido en mi vida. Todo en mi día a día gira en torno al flamenco: amistades, lugares que frecuento, música que escucho…etc. Tengo veinticinco años y llevo trece cantando y lo cierto es que he sacrificado mucho por mi profesión, porque mi ilusión es ser cantaora y llegar muy alto. Hoy por hoy lo más importante es mi profesión a excepción de mi familia y algunos amigos.



Artículo publicado en: http://www.elperiodicoextremadura.com/m/noticias/badajoz/cristina-soler-cantaora-soy-afortunada-porque-hago-realmente-mas-gusta_846073.html

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M. Isabel Rodríguez Palop

M. Isabel Rodríguez Palop

Una apasionada del Flamenco.

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