Rubén Camacho, iluminador

‘Si te metes en el mundo de Israel Galván tienes que ir con él’

Me lo presentan dos grandes: Charo Feria, actriz y Carmen Palop, artista plástica y no se equivocaron en sus elogios. Rubén Camacho (Mérida, 1971) ilumina desde hace años lo ‘más grande’ de la escena y no es un eufemismo.

QUEJÍOS:

‘Al mundo de Israel yo he tardado años en entenderlo y es mucho más complicado de lo que es su puesta en escena, por ejemplo, pero lo que le puedo decir es que ‘La Fiesta’ es una de las pocas creaciones en la que doy gracias a Dios de no haber estado en la parte creativa’

‘Israel Galván es libre y lo va a seguir siendo hasta el final y le da exactamente igual, la gente que le critica, las malas críticas, porque él va a seguir haciendo lo que cree que tiene que hacer’

Creo que el problema está en que las cosas que escucho, que veo, no tienen mucha repercusión fuera de Extremadura’

‘Sí, hay gente que confunde la cinematografía con la puesta en escena, y así, es complicado desarrollar una idea’

Entrevista a Rubén Camacho, iluminador

‘Si te metes en el mundo de Israel Galván tienes que ir con él’

Me lo presentan dos grandes: Charo Feria, actriz y Carmen Palop, artista plástica y no se equivocaron en sus elogios. Rubén Camacho (Mérida, 1971) ilumina desde hace años lo ‘más grande’ de la escena y no es un eufemismo. Comenzó como ayudante de iluminación del Teatro Clásico de Mérida, y actualmente trabaja en el espectáculo ‘La Fiesta’ de Israel Galván: artista inclasificable, literalmente. Así que, algo debe tener el agua cuando la bendicen y cuando grandes profesionales como Galván llevan casi diez años contando con él, para que le acompañe en todo lo que crea en su cabeza, y que luego, hace realidad en la escena.
Rubén Camacho es una persona sencilla, muy humilde y cercana, y aunque sí hay motivos, él sigue creyendo que no merece ningún reconocimiento: ‘Yo creo que uno cuando trabaja en esto, sabe que trabaja en la parte de atrás, en la sombra. No tengo ningún interés en ningún reconocimiento’
Personalmente creo que iluminar, y hacerlo bien, es mucho más complicado que imaginar algo, y luego hacerlo creer al público. Se abre el telón, se encienden las luces y comienza el espectáculo. Como en esta entrevista, donde cada respuesta alumbra la siguiente en un feedback que hay que saber mecer. Me ha encantado conocerle y disfrutar de su compañía. Disfrútenla ustedes también. Abran el telón de esta entrevista, y no pasen página: con ustedes, Rubén Camacho.  

¿Dónde pondría el foco de la cultura extremeña?
Bueno, esto puede ser duro…, porque yo tengo una perspectiva de dron, desde fuera. Vengo, duermo en Extremadura, pero no participo de la cultura extremeña. Yo creo que no está mal, pero podría estar mejor…

¿Qué mejoraría usted?
Pues en principio, la calidad de las producciones, que dependen mucho de las ayudas, y aquí solo hay una fuente de ayuda que es la Junta. De talento no vamos mal, pero somos poco ambiciosos.

¿Cuál es el problema?, ¿que se ayuda poco o que se ayuda mal?
Creo que el problema está en que las cosas que escucho, que veo, no tienen mucha repercusión fuera de Extremadura. Leyendas de nuestra gente, historias de pueblos…, que creo, no tiene mucha repercusión fuera de la región. Es un producto de consumo aquí y de poco consumo fuera. Creo que otras comunidades direccionan sus cosas hacia España, hacia el conjunto del país. Hay cosas que se hacen aquí que no salen más allá de una Feria de Muestras. Tampoco creo que sea un problema de falta de ambición, porque no deja de ser un negocio. No he tenido mucha suerte de participar en producciones extremeñas, más bien he colaborado con producciones de aquí porque son de amigos que me lo han pedido, pero acaban rápido, no tienen repercusión…

¿Qué es lo más difícil?
Yo creo que mantenerse, y no te digo superarse sino mantenerse…, creo que es muy difícil lo que estoy haciendo en esta compañía de Israel Galván, porque nunca he estado ‘tantísimos’ años en la misma productora, y eso para mí, cuando miras atrás, haces que te des cuenta de que no es muy normal.

Hablando de Israel Galván. En su nueva producción ‘La Fiesta’ él mismo dice que ‘es una fiesta para mi solo, me canso de mi mismo’ ¿cómo se le sigue ‘el foco’ a una artista tan creativo, o tan voluble?
Al mundo de Israel yo he tardado años en entenderlo y es mucho más complicado de lo que es su puesta en escena, por ejemplo, pero lo que le puedo decir es que ‘La Fiesta’ es una de las pocas creaciones en la que doy gracias a Dios de no haber estado en la parte creativa. He estado como técnico de compañía, como lo que he seguido ejerciendo.., después de haber estado iluminando otros muchos espectáculos de él, pero le aseguro que los comienzos de esta función han sido bastantes, bastantes complicados.

O sea, que ‘De Fiesta’ poco, ¿no?
‘La Fiesta’ es la que yo mil veces le he escuchado en la furgoneta cuando vamos hablando, cuando él realmente está en su salsa y se comporta normal, y cuando digo normal es cuando está relajado y no tiene presiones de ningún tipo: somos sus amigos, sus compañeros a la vez. Yo le he escuchado que sus fiestas no eran fáciles, no son las que hemos podido vivir nosotros…

¿‘Fiesta’ como terapia contra lo que él mismo ha vivido?
‘La Fiesta’ que muestra ante el público es dura, e incluso pasa por momentos angustiosos. Yo he sentido angustia viendo ese espectáculo y he tenido la suerte de haberlo visto ya doce veces…, puedo decir que es muy interesante porque no es una visión de una fiesta común. Él tiene unos recuerdos de que la fiesta no era algo divertido, y lo relaciona con muchísimas cosas que le han pasado en su juventud.

Flamenco como terapia…
Yo le puedo asegurar que para él el flamenco era una cosa obligatoria, él quería ser futbolista, lo ha dicho mil veces…,  lo del flamenco viene porque su padre tenía una escuela y para él era un compromiso…

¿Y para qué le llama flamenco si lo que hace es otra cosa?
Yo opino que la palabra ‘flamenco’ está tan acorazada que no es fácil ni entrar ni salir de él. Si sales, se te nota mucho, pero si le quiero decir que Israel no está en un circuito de flamenco, sino en un circuito de danza y la danza se cataloga de otra forma en cualquier parte del mundo salvo en España…, se lo digo por experiencia…, el circuito de la danza, el público, es mucho más rico, tiene una tolerancia bastante más abierta a ver cosas y sobre todo el europeo. Tiene otro nivel de catalogación y claro, llega Israel con lo que hace, y le puedo asegurar que muy poca gente hace lo que está haciendo él ahora mismo. Pero mire, está en el tiempo del flamenco, todos los patrones de su baile están en el flamenco y su mundo son patrones de flamenco de toda la vida. Tiene dentro un patrón y lo sigue hasta el final. Israel Galván es libre y lo va a seguir siendo hasta el final y le da exactamente igual, la gente que le critica, las malas críticas, porque él va a seguir haciendo lo que cree que tiene que hacer. Si te metes en el mundo de Israel Galván tienes que ir con él.

¿Ha llegado alguna vez usted de no entender a algo o a alguien?
Si, hay gente que confunde la cinematografía con la puesta en escena, y así, es complicado desarrollar una idea. Están hablando de cine y en el cine hay paradas, cambios de focos, cambios de set y hay veces que piensan así, y tienes que tirar de todos los argumentos para decirles que no puede ser. Hay veces que no puede ser.

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M. Isabel Rodríguez Palop

M. Isabel Rodríguez Palop

Una apasionada del Flamenco.

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