Perico de la Paula

OLYMPUS DIGITAL CAMERA

«El flamenco siempre ha sido copulativo»

La historia de su carrera artística tiene mucho de noches, sueños, cantes, y horas y horas de fiestas improvisadas. En ‘Las mil y una noches’ forjó el amor por la guitarra y el temple de un tocaor, hoy por hoy imprescindible en el panorama artístico de Extremadura. Ahí, en ‘Las mil y una noches’, nombre del bar de su progenitor (el cantaor Juan Corrales) paraban los artistas que actuaban en Cáceres, los que iban de paso, o los que simplemente por afición, se apoyaban en una barra con más cultura que muchos centros creados ex profeso. Perico de la Paula (Cáceres, 1974) se enfrentó a los dieciséis años a las seis cuerdas, y con la afición y el cariño de su familia comenzó su andadura profesional. Después, Sevilla, Madrid y la fusión del flamenco con otras músicas en el grupo ‘Sangre Nueva’. Íntimo de ‘El Cano’ o Juan Manuel Moreno le cuesta despejarse de la guitarra y de Pedro Peralta, el cantaor. Me cuesta hacerle ver que dos artistas siempre suman más que la propia pareja, y al final accede. Pero costar, me cuesta.

-¿Cómo recuerda ahora el cante de su padre, el ambiente del bar? -Espontáneo, anárquico. Mi padre siempre ha sido un hombre noble y con mucho corazón. Recuerdo una de las mejores en el bar con Paulo Molina, ‘El Cano’, ‘La Parreña’, Juan Manuel Moreno, Pedro Peralta, unos aficionaos, mi padre y yo. Esa noche, a mi padre le dio por acordarse del cante de Caracol, y estuvo «sembraó». Hace poco con La Kaíta y Alejandro Vega en su bar después de una actuación que hicimos se sentó con el Tito Alejandro y cantaron hasta el amanecer, ¡esas son buenas fiestas!. -Perico de la Paula, ¿paridad artística?, ¿de la madre el nombre y del padre el amor por el flamenco? -(Se ríe) ¡Heredé de mi madre la vida!, y sí, el nombre artístico deriva de su nombre. Me bautizó Simón ‘El Niño de la Ribera’: ‘Perico’ por mi nombre de pila, ‘Paula’ por mi madre, y a mi padre, lo que soy como flamenco. Él fue quien me animó a tocar, él fue el que perdía horas y horas conmigo cantando por los distintos palos para que entendiera el acompañamiento del cante, me llevaba a sus actuaciones y cuando pensó que estaba preparado me subió a un escenario. Le agradezco que me subiera y que me transmitiera sus vivencias…, recuerdo que me contaba cuando escuchaba a mi abuela cantar por milongas escondido en el hueco de las escaleras, cuando salía corriendo a los adarves de Cáceres de niño en Semana Santa, para escuchar a Teresa ‘La Navera’ cantar, las anécdotas de mi abuelo con Farina y Porrina cuando venían por Cáceres,…, en fin le debo mucho a él. -Suele decir que «como Tomate no suena nadie», ¿sigue afirmándolo? -Bueno, tenga en cuenta que Tomatito era mi en mi niñez, el guitarrista revelación del momento, ¡era el guitarrista de Camarón de La Isla!, y recuerdo que la gran mayoría de los guitarristas tocábamos siempre buscando su forma. Recuerdo que Domingo Vargas, Juan Vargas, Juan Manuel Moreno y la gran mayoría de nosotros siempre rebuscábamos en las falsetas de Tomate, pero bueno, hoy día con el estudio del toque de la guitarra, te das cuenta que dentro del flamenco, la guitarra es uno de los pilares que mas evoluciona y según vas estudiando observas, que la gran mayoría de los guitarristas que tienen nombre es porque tienen una personalidad arrolladora. ‘El Niño Ricardo’, Ramón Montoya, Molina y Melchor de Marchena fueron los cuatro puntales mas grandes del toque antiguo, posteriormente Sabicas primero, y después Paco de Lucia revolucionan la estética del toque. Tomatito, Moraíto, Vicente Amigo, ‘El Viejín’ vuelven a revolucionar la guitarra y hoy día tenemos a Chicuelo, Antonio Rey y Diego del Morao, pero, ¿sabes? te das cuenta que no entiendes al último, si antes no has comprendido al primero. -Conocemos el ‘toque extremeño’, pero ¿existen diferencias entre el de Badajoz y el de Cáceres? -Si me habla en el toque autóctono extremeño, le tengo que decir que no, ya que está fundamentado principalmente en la figura de Miguel Vargas y para tocar por jaleos y tangos extremeños, no solo hay que estudiar a Miguel Vargas hay que soñarse con su toque y su manera de sonar. El toque de los tangos y los jaleos tienen sus matices perfectamente tipificados, sus falsetas presentan siempre un sabor añejo. Se utilizan las técnicas del punteao, del tirao, del ligao, del pulgar, de la alzapúa y de los arpegios, siempre con un sabor antiguo. La sÍncopa del jaleo marcada en la tapa de la guitarra debe ser constante, las respuestas de la guitarra a la hora de cantar por jaleos tienen que hacerse y los pasajes finales de las falsetas y los rasgueos a la hora de cerrar el cante de los jaleos y los tangos son sellos únicos y autóctonos, del toque extremeño. -Defiende la estética en el cante de Antonio Mairena, o Chacón, ¿el flamenco no ha ido a mejor? -Bueno el flamenco ha ido a mejor en algunos aspectos, en otros ha ido a peor. Ahora se estudia más por los jóvenes y hay muy buenos cantaores, pero pocos que sean capaz de decir algo distinto sin transgredir lo que otros anteriormente han hecho. Hoy los cantaores son un calco de los maestros de los que aprenden, y pocos son capaces de decir algo nuevo o mejor. Hoy día se canta más ortodoxo, más afinado, con mejores técnicas de respiración, etc. pero hay una escasez enorme de transmisión y corazón -Admira a cantaores como José Mercé, ¿se ha prostituído el cantaor a favor del ‘artista’ con cantes como ‘pilas alkalinas’? -Le recuerdo ‘El Emigrante’ de Valderrama o ‘Salamanca tierra mía’ de Farina o algunos cantes de Pepe Pinto, y a ver quien dice hoy que esos tres no eran flamencos. Siempre han existido las grabaciones comerciales. Creo que el flamenco está siempre en movimiento, recibe influencias de otras músicas, ¿por qué no se le pueden agregar letras, instrumentos y entonaciones distintas?. Siempre que tenga arte a mi me vale, pero hay que saberlo distinguir. -Es un estudioso del flamenco, ¿qué es lo último que ha descubierto? -Ahora estoy con la saeta llana que hacía Teresa ‘La Navera’, datos sobre su vida y obra así como la influencia que ha tenido su saeta sobre los cantaores de Cáceres. Me sorprendió descubrir que las letras se las hacía el Conde de Canilleros, el historiador Floriano Cumbreño y un párroco de Santiago que se llamaba Lorenzo López Cruz. -Usted ha sido jurado en varios certámenes, ¿qué es lo más complicado? -Los más complicado es estar mejor preparado que los propios cantaores. En la gran mayoría de los concursos ‘sabe’ uno de los miembros, y los demás van a su ‘rebufo’. Lo lógico y lo ideal sería que todos los miembros del jurado conocieran el cante y pudieran debatir entre ellos. Así se erradicarían el amiguismo y el compadreo en los concursos. -De ‘las mil y una noches’, ¿cuantas le quedan por vivir como guitarrista? -Pues si te soy sincero unas quinientas en Cáceres, en el ‘cuarto’ con los míos, con la familia de los Peraltas, El Morito, Bazaga, Aitor Moya, con mis amigos, con mi familia, y otras quinientas en Badajoz con el Chupy en su Cacharrería que tiene más arte que ningún otro sitio de Badajoz, con el Tito Alejandro, La Kaíta, El Nene, El Fefo, Rodrigo ‘El Niño de la Encina’, ‘El Perrete’, ‘El Paquillo’, y lo mismo aparece Juan Vargas o Pedro Cintas, Muñino, Viky ‘La Fontanesa’, Esther Merino., el tito Lolo Iglesias y su mujer «qué arte tiene pegándose su pataíta por bulerías». No sé, por aparecer puede aparecer Ramón El Portugués. Y, ¿sabes? una noche para mi, sin guitarra y por tonás ‘de los puertos’, o ‘Debla del Baboso’ o ‘Martinete de los Pelaos’ para espantar los malos aires…, y cuando se me acaben las mil y una noches, le pediría al ‘Cautivo’ otras mil y una noche más, para seguir con los flamencos de mi tierra. Artículo publicado en: http://www.hoy.es/v/20120310/sociedad/flamenco-siempre-sido-copulativo-20120310.html

Facebook
Twitter
LinkedIn
M. Isabel Rodríguez Palop

M. Isabel Rodríguez Palop

Una apasionada del Flamenco.

Relacionados

Post's relacionados