«Nuestra vida es una soleó»
Ella me lleva a mí. Son tantas las horas que pasamos juntos…, forma parte de mí, por supuesto». Francis Pinto no habla de su pareja, ni de ningún familiar. Habla de su guitarra. Enamorado del instrumento y de lo que representa en su vida, este joven ‘aficionado’ como él se denomina, se agarra a sus raíces y las arranca de cuajo cada vez que saca del estuche a la que le está convirtiendo en un imprescindible del panorama del flamenco actual.
-¿Qué es lo más bonito que le ha dicho su guitarra?
-Mire, le comentaré una anéc Me llamó el cantaor Antonio José Mejías para asistir con él al Concurso Nacional de Córdoba. Pasamos la selección y llegamos hasta la final. En el camerino, en una quinta planta, yo estaba comiéndome literalmente la guitarra, llegan unos periodistas y me preguntan: ¿qué le parece que en el jurado estén Fosforito, Calixto Sánchez, Arcángel y Manolo Sanlúcar?. ¡Yo no podía vivir en ese momento!. Me quedé callado y de pronto le dije a Antonio: ‘Yo no salgo a tocar, ¿eh? , ¡yo no salgo! Y Antonio me decía: ‘pero chiquillo!, ;cómo vas a hacer eso!. Yo, que soy el tío más ‘atacao’ del mundo…, pues al final conseguí sobreponerme. Salí a ese escenario en silencio, a oscuras, solo con esas cuatro luces del jurado… y mira, salió una noche fabulosa. Ganamos el concurso. Eso es lo mejor que te puede decir una guitarra.
-Dicen de usted que es un guitarrista muy ‘limpio’. Que no desmerece al cantaor que tiene al lado…
-(Se rie avergonzado) Me gusta darle lo que pide, y para eso, primero te tiene que gustar el cante o el baile y ponerte en el pellejo del que está al lado. Ver cuándo quiere respirar, cuándo necesita que lo cierres o estar solo… y para eso necesitas un estudio. Conocer todos los cantes, todos los bailes y darle a cada uno lo quiere. Me gusta así: tocar ‘aseaíto’ y ‘limpito’.
-Acompañando con su guitarra, ¿ha tenido alguna noche que hacer ‘algo mal’ por no dejar en un pésimo lugar al cantaor?
-No, no. Eso, eso creo que ninguno de mis compañeros… Es una forma de faltar al respeto.
-Pero, ;silo hace por salvarlo!
-Ya, pero no diciendo: ahí está el guitarrista que es el que le o la ha salvado, ¿no? Se puede hacer de dos mil formas. Hay muchas formas de motivar al cantaor: con un toque limpio, un toque fuerte, y siempre tratando de que no lo vea el público.
-Recuerdo en el Teatro Romano de Mérida, como un reconocido guitarrista se levantó de la silla y dejó al famoso cantaor solo en el escenario, al ver la ‘falta de respeto’ con la que se presentó ante los aficionados. Si se diera el caso, ¿lo haría usted?
-Lo que pasa es que ese guitarrista es un número uno…, también hay que ver las cir Quizás por mi juventud, porque tengo menos aguantado, por mi carácter creo que no lo haría, pero a veces se cruzan las cosas. Yo aguantaría hasta irnos, recoger e irnos.
-¿Está justificado?, ¿no es mejor levantarse y al menos salvar la dignidad de la guitarra?
-Hay que ver las circunstancias, ver todos los puntos de vista. No estuve ese día pero me lo comentaron. Que se puso la historia pesada y al guitarrista no le quedó mas remedio, pero yo no lo haría. Será porque he hecho la mili (serie) y tengo más aguante. Mientras no llegue la sangre al río…
-Su tío abuelo ‘El Micha’ regentaba una famosa taberna en la Plaza Alta..
-Sí, era el punto de encuentro del Porrina, ‘El Indio’, Juanito Salazar, ‘El Moro’, ‘El Camborio’…, la gente que por esa época estaba destacando en Madrid. La Taberna de ‘El Micha’ era el encuentro de todos ellos. Era hermano de mi abuelo. ;Era un fenómeno!, ¡muy aficionado! Allí se juntaban todos los que movían el flamenco de la época. Mi madre recuerda muchos viajes con Porrina, mucha fiesta…, hasta las mil todos los días. Yo no sé ni donde estaba la taberna.
-El flamenco ha cambiado, ¿no? Antes se limitaba a la fiesta, y ahora además, al estudio
-Yo llevo quince años tocando en esto y hasta hace muy poquito no era solo coger el portatrajes y la guitarra e irte a San Sebastián, a Mérida…, sino irte con un amigo aficionado a un parque de fiesta y acabar estudiando, pero a la vez gozando. El ser flamenco no es coger la guitarra e irte. Es una forma de ser que va con la propia vida.
-No se aprende a ser flamenco…
-Mire, hace unos 16 años la Asociación de Arte Flamenco estaba en mi casa, en la ‘Venta Anabel’. Yo era camarero y mi padre tenía todo el día puesto a Camarón, Porrina…, eran 24 horas al día. Luego se reunían allí los cantaores y a mí me empezó a picar el gusanillo, pero sobre todo a la hora ‘de ser flamenco’. Recuerdo al señor Francisco Zambrano, al señor Joaquín Rojas, mi maestro Joaquín Ponce y luego dos guitarristas muy reconocidos que no tocan ya, que eran Raúl Fernández e Isaac de Badajoz. Yo me fijaba en ellos, en una forma de vivir que yo quería: tocaban la guitarra, se iban de ‘copitas’, los sábados hacían reuniones y se acababa ‘como a nadie le importa’…, Esos ratitos con un vino, con una cerveza…, sacabas la guitarra ahora uno, luego otro… ¡lo que se aprendía!, ¡lo que se respiraba!
-¿Usted eligió la guitarra o la guitarra la eligió a usted?
-No, yo la escogí a ella. A mí me gustó desde le principio, desde chico, pero lo veía com Yo me acuerdo cuando pasaban los artistas por la Venta: Manolo Franco, José Luis Postigo… y los grababa. Les intentaba sacar las manos, aún guardo los vídeos después de veinte años. Para mí la guitarra es, después de mi familia, lo más importante. No solo para ganarte la vida, sino para pasar el mejor rato del mundo, para quitarte un dolor de cabeza…
-¿Es terapéutica?
-Sí, sí, y sirve para todo. Siempre está ahí, no te falla, aunque también se vuelve contra ti. A la hora de darle estudio te pegas cinco horas y parece que no avanzas. Luego te grabas (siempre tiene la grabadora cerca) y ves la velocidad y el avance, pero somos nosotros que nos encerramos, parece que no es agradecida y luego te sorprende.
-¿En qué consiste ‘el toque de Morón’?
-Mira, la ‘bulería de Morón’ se marca al golpe (pum, ..) te da más tiempo, se te abre más. No está supeditada a un cierre. Pero destacaría sobre todo ‘el pulgar de Morón’ de Diego del Gastor. Es un aire inconfundible. La gente se vuelve loca con la técnica y tu metes un ‘bordoncillo’ de Diego del Gastor y es cuando se levanta la peña entera, y sin meter ‘veintitantos’ acordes como tal o cual, ¿no?
-Por cierto, ¿que le diría a su tío abuelo ‘Micha’ y qué le diría él si le viera tocar?
-Le diría que me hubiera gustado echar un ‘ratito’ con él. Mé gustaría haberme empapado de él, de ‘El Camborio’, ‘El Indio’, ‘El Porra’. Él me diría sobre todo que estudiara. Me vería tocar y me diría: ‘chiquillo, apriétate un poquito más, ¿no?