“No creo que exista un “baile feminista” sino una actitud, una conciencia”

EN CORTO:

“Se ha ganado en libertad y en capacidad de expresión; y, si he de señalar alguna pérdida, tal vez sea la de la frescura y la naturalidad, cuando se abusa de la técnica”

“Ser bailaora en aquellos tiempos -en los del antiflamenquismo y, posteriormente, en los de la dictadura- era sinónimo de mujer valiente, que desafía las convenciones sociales”

Entrevista a Ángeles Cruzado, doctora en comunicación e investigadora de flamenco

Ángeles Cruzado (Trigueros, Huelva, 1976) es doctora en comunicación, investigadora de flamenco y autora de un libro necesario, por justicia y derecho, sobre la artista sevillana ‘Amalia Molina 1885-1956’ (Benilde Ediciones, 2020) “uno de sus rasgos más distintivos era su gran visión escénica que la llevaba a concebir cada número, por breve que fuese, como un espectáculo completo”. Amalia, es solo una de las artistas olvidadas por la historia. Sobre su recorrido, y por el de otras muchas más, hablará Ángeles Cruzado en la conferencia ‘Bailaoras’. Ultima de las conferencias ilustradas de la 2º edición del ‘Aula Flamenco’ de la Diputación de Badajoz y la Universidad de Extremadura. Una edición, que como asegura el técnico asesor de este Aula, el bailaor y coreógrafo Jesús Ortega, “ha superado todas las expectativas. Dos años de ‘Aula Flamenco’ que va camino de la 3º edición con novedades para enriquecer lo que hasta ahora, hemos logrado”

La conferencia de Ángeles Cruzado que junto al baile de Rosa Belmonte, el toque de José Ángel Castilla y el cante de José Gómez ‘Fefo’, nos ofrecerá un recorrido por las artistas del baile que consiguieron emancipar su figura, su personalidad, y su propia forma de entender esta disciplina para la historia. El día 17 de diciembre en el Salón de Plenos de Diputación de Badajoz, tenemos una cita con las ‘bailaoras’ que, alcanzando el éxito o no, consiguieron escribir su propia historia al compás de su valentía. Pasen y lean.


¿Qué aprenderemos el próximo jueves?

La conferencia consistirá en un recorrido por la historia del baile flamenco. Hablaremos sobre sus aportaciones, teniendo muy en cuenta el contexto y las circunstancias en que desarrollaron sus carreras: detrás de cada logro y de cada triunfo no sólo hay un gran esfuerzo sino también, en ocasiones, grandes obstáculos contra los que se ha debido luchar.

¿Qué han ganado y qué han perdido las bailaoras con el paso del tiempo?

Considero que se ha ganado en libertad y en capacidad de expresión; y, si he de señalar alguna pérdida, tal vez sea la de la frescura y la naturalidad, cuando se abusa de la técnica.

¿Qué batalla ha sido más difícil de ganar sobre el escenario?

Tal vez la del reconocimiento y la valoración del baile (…) a pesar de que, si el flamenco ha alcanzado el prestigio y la visibilidad de que goza hoy en el extranjero, se debe en gran medida a la labor de las bailaoras y bailaores que han recorrido el mundo con sus compañías. Ese desprestigio tiene mucho que ver con la división sexual del trabajo que existe en el flamenco desde la época de los cafés cantantes. Por aquel entonces ya se reservaron para los hombres las actividades más prestigiosas, que requerían un mayor esfuerzo intelectual, como el cante y el toque de guitarra, mientras que a las mujeres se les reservó el ámbito del baile, que está asociado con el cuerpo y con la exhibición de la belleza física.

¿Qué tres bailaoras destacaría de la historia y por qué?

Si he de destacar sólo a tres, te diría los nombres de Carmen Amaya, Antonia Mercé ‘la Argentina’ y Juana ‘La Macarrona’. 

Carmen Amaya probablemente sea la bailaora más icónica y reconocida en el mundo entero, y esto tiene mucho valor, tratándose de una mujer procedente de un entorno humilde, sin apenas formación, que se hizo a sí misma a base de trabajo, y que tuvo la capacidad de sacar adelante a una gran compañía y presentarla en los mejores escenarios del mundo. 

El de Antonia Mercé es un perfil muy diferente. Fue una mujer culta, muy preparada, que dominaba el clásico español, la Escuela Bolera, los bailes regionales y el flamenco gitano, y con todos esos elementos, muy influida por las vanguardias, creó un nuevo lenguaje coreográfico, que mostró tanto en sus solos de danza como en sus ballets. Fue una gran pionera, que dignificó el flamenco y, lo mismo que Carmen, lo llevó por todo el mundo. 

Juana la Macarrona, fue una bailaora mítica, incombustible, que reinó en los cafés cantantes y conquistó a los públicos europeos. Las crónicas de la época la definen como un ser salvaje, exento de belleza, que se transfigura totalmente cuando baila y resulta altamente seductor. Durante décadas continuó siendo una artista imprescindible, toda una institución en el baile jondo.

¿Lo tenían más difícil que ahora esas mujeres para destacar?

Lo tenían más difícil, entre otros motivos, por la escasa consideración social que se daba entonces a las bailaoras y las artistas flamencas en general, en un momento en que el arte jondo se asociaba con la vida nocturna, la marginalidad y la prostitución, y en el que las mujeres no gozaban de tanta autonomía para decidir sobre su destino. Afortunadamente, la sociedad ha evolucionado y el flamenco también. Se ha ido superando ese estigma, aunque sigue habiendo barreras, como las que tienen que ver con la conciliación. Además, hoy existen conservatorios de danza y muchas más facilidades para formarse, los viajes son infinitamente más cómodos y rápidos, y los medios digitales ponen el mundo a nuestro alcance en un sólo clic.

¿Ser bailaora era sinónimo de mujer emancipada?

Ser bailaora en aquellos tiempos -en los del antiflamenquismo y, posteriormente, en los de la dictadura- era sinónimo de mujer valiente, que desafía las convenciones sociales. En muchos casos, se trataba de auténticas supervivientes, que escogían ese camino para huir de una vida de miseria. Y, sí, muchas también eran mujeres emancipadas, a veces a la fuerza, pues entrar en ese mundo con frecuencia implicaba renunciar a tener un marido y una familia tradicional.

¿Cree que el baile de Rocio Molina, por ejemplo, ajeno y lejos de cualquier tradición, puede ser considerado una marca feminista?

No creo que exista un “baile feminista” sino una actitud, una conciencia. Ella siente la necesidad de hablar sobre ciertos temas y lo hace valiéndose del lenguaje con el que se siente más cómoda, que no es precisamente el más tradicional. Habrá quien no lo comprenda. Yo lo veo como un acto de valentía, de libertad y, sobre todo, de lealtad a una misma.

¿Alguna bailaora extremeña que quiera destacar?

Me gustaría destacar a Maite Olivares, con quien he tenido la suerte de compartir buenos momentos en la Peña Flamenca de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla. Maite es una gran profesional, enormemente versátil. Comenzó como bailaora y poco a poco ha ido haciéndose también un hueco en el mundo del cante, a base de mucho trabajo y estudio. Además, compagina su labor artística con la docencia. Es un gran ejemplo de superación. No hay barrera imposible de derribar para llegar a donde una se proponga.

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M. Isabel Rodríguez Palop

M. Isabel Rodríguez Palop

Una apasionada del Flamenco.

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