Farruquito, bailaor

«La gente tiene hambre de flamenco»

No para de bailar desde que llegamos a hacer la entrevista. Con el sello infalible de los ‘Farrucos’, Juan se mueve entre las sillas de enea sin parar un momento de zapatear, de hacer desplantes y de mirarnos fijamente como queriendo dar, lo que aún no puede. Por edad. Juan ‘El Moreno’ tiene dos años y es el hijo de Juan Manuel Fernández Montoya ‘Farruquito’: ‘le llamamos ‘El Moreno’ como mi padre que era cantaor’. Merece la pena compartir una charla con Farruquito. Primero, porque es impagable hablar de flamenco con el patriarca de una dinastía imprescindible en el imaginario de este arte, segundo, porque a una se le cae esa imagen provocada por capítulos ajenos a su arte, que durante años persiguió al artista. Cercano, cariñoso, atento y con todo el tiempo del mundo a pesar de no tenerlo, Juan ‘Farruquito’ nos atendió y nos explicó entre otras cosas el porqué de su cancelación en el Teatro López de Ayala, y su vuelta al mismo escenario el próximo día 21 de febrero.



–Llega a Extremadura, ahora sí, con ‘Improvisao’ una vuelta a las raíces a lo auténtico, ¿por qué no llegó la primera vez?



–Fue una serie de cosas que se acumularon. No ha sido algo que atañe al artista directamente, sino con la gente que llevaba la publicidad, la promoción, así que hubo que aplazarlo aunque lo importante es que estamos aquí y que estamos para ofrecer un espectáculo flamenco. Hay mucha gente que me dice: Juan, ¡que yo tengo la entrada guardada de la otra vez!, y me da mucha alegría que la gente haya sabido esperar por cuestiones ajenas al artista.



–No pudo ofrecer su espectáculo en Badajoz, pero si cumplir con esa master class en el Centro de Flamenco y Danza Jesús Ortega, ¿cómo ha resultado la experiencia?



–Me lo pasé muy bien, lo más bonito era ver la ilusión que tiene la gente por aprender flamenco. Ya no solo los pasos que se ponen y la coreografía, sino ese interés. Ese continuo: Juan, ¿esto como es?, ¿cómo me puedo ir introduciendo en el flamenco?, y es que es verdad. La gente tiene hambre de flamenco. También hablábamos mucho con los alumnos. Les explicaba los primeros pasos que yo di, que aunque sea joven llevo muchos años bailando. De cómo me enseñaba mi abuelo, como me decía, y yo veía en los ojos de la gente que tenía más curiosidad por esas cosas que explicar y explicar…



–¿Y cómo le decía su abuelo?



–Mi abuelo tenía una forma muy particular de enseñarme. El no me decía como había que moverse, ni como había que meter los pies en el suelo: eso era la técnica. Para expresarme, para bailar de verdad el repetía que ‘el baile flamenco tenía que ser la manifestación de tu propia persona, una manifestación de tu alma’, así que si tú tienes una herramienta que son los recursos técnicos pero no bailas como se es…, porque ese es el resumen: se baila como se es. Mi abuelo (El Farruco) decía que no tenías que transformarte, eso que dice la gente: ¡es que se transforma!, No, te tienes que transformar en ti, en tu verdadero yo.



–En ‘Improvisao’, ¿que va a ver la gente de Extremadura?



–No tengo ni idea porque es ‘improvisao’. Tiene una estructura, claro, una serie de palos que vamos a hacer: soleá, siguiriyas, alegrías…, pero lo que va a ocurrir en medio nunca se sabe. Yo creo que el flamenco nació en una reunión familiar, en alguien que celebró algo, en una expresión del alma de ese momento en el que uno se encuentra, y en este momento en que yo me encuentro artísticamente tengo muchas de decirme cada noche: ‘mira Juan, con los recursos que tienes de a lo largo de tu vida a ver que te sale en un espectáculo improvisado en el escenario, a ver que te sale cuando te toquen, cuando te canten…’ Sabemos que vamos a hacer por ejemplo una siguiriya, pero no ni cómo vamos a comenzarla, ni cómo vamos a terminarla…



–Y eso, ¿le da miedo?



–Bueno, miedo no es la palabra, es respeto. Hay que estar muy concentrado, pero yo cuento con un elenco…, mira, vienen conmigo siempre ‘El Zambullo’ y Fabi, Bizárraga, Pepe de Pura, otras veces Guillermo Manzano, a la guitarra José Gálvez…, la percusión de ‘Piraña’ o ‘El Polito’…, voy cambiando de músicos dependiendo de la disponibilidad pero siempre cuento con gente que tiene la escuela de la casa, y la escuela de lo ‘improvisao’ y no de lo ‘aprendío’, eso de que si te sales de esa estructura ya te pierdes. No puedo contar con gente así en un espectáculo como este.



–Me hace mucha ilusión como aficionada encontrar en ‘Improvisao’ jaleos y tangos extremeños…



–¡Claro! yo siempre me he sentido muy unido a esta tierra. En mi casa se ha ‘escuchao’ siempre al Tío Ramón (El Portugués), La Kaíta (que puede ser que suba al escenario ese día), el Tío Alejandro, Remedios Amaya…, yo me siento muy vinculado a esta tierra y a esta música porque desde pequeño la he sentido y la he vivido. Esta cultura se mete en el corazón de uno, y forma parte de tu forma de ser. Yo me siento también un poco extremeño.



–¿Eso es porque le estamos esperando?



–¡Para nada! Hay que defender a Extremadura y yo lo he hecho esde siempre, no es algo que quiera defender ahora. Desde que existe el flamenco hay que defender esta región, no solo en el cante, sino también en las maneras porque lo primero es cómo se vive en una ciudad, en un pueblo. Primero es como se vive, su forma de vida…, después es cuando eso se manifiesta en el cante.



–En Nimes, Francia he tenido la oportunidad de disfrutar del espectáculo de Mayte Martín ‘Los muertos del cante’, una vuelta a los orígenes. Su espectáculo también lo es. ¿Qué nos ha pasado?, ¿nos hemos cansado de fusionar?

–Yo nunca he fusionado porque le he tenido mucho respeto al flamenco y a mis 32 años (y soy muy joven para hablar de esto) me atrevo a decirle que es muy difícil hacer flamenco como para encima meterse en camisa de once varas, y atreverse con otras danzas. Yo las respeto a todas, pero respeto mucho al flamenco como para atreverme a hacer nada de fusión. Siempre me ha gustado compartir y aprender de otras músicas pero a la hora de bailar…, yo lo único que se hacer es bailar flamenco. Yo creo que la gente no es que se haya cansado de la fusión, sino que la gente diferencia. Una cosa es que se utilice el flamenco en un espectáculo y otra que sea flamenco desde la médula, porque por suerte nos estamos encontrando con públicos cada vez más informados.



–¿Hay una vuelta a lo puro?



–Es que, ¿sabes que pasa? Yo soy muy particular pensando eso…, la persona que es pura es pura siempre y, ¿qué es la pureza?, ¿cambiarse la camiseta? Yo nunca he vuelto a lo puro porque yo no sé hacer otra cosa. Yo hago lo que sale de mi corazón, mis vivencias, yo siempre he vivido del flamenco nunca me he expresado de otra forma y humildemente defiendo lo que siento.



–Israel Galván, Rocío Molina…, son artistas que expresan mediante el flamenco: vanguardia, modernidad, fusión, ¿y confusión?, ¿es eso flamenco?



–Para mí no es flamenco, para mi no lo es. Yo no me identifico, ni lo veo parecido lo que ocurre es que lo hacen dentro de un contexto flamenco y porque le cantan por siguiriyas, soléa…



–¿Y eso es lícito?



–Yo no soy nadie para decir si eso es lícito o no lo es, yo puedo decir si me gusta más o me gusta menos pero no si lo es o no, si le digo que no me siento identificado como para decir que eso es lo que hacemos, los que si hacemos flamenco. Ahora bien, nada que decir sobre su talento.



–¿Pero a veces no piensa que se utiliza el flamenco para hacer grande a otras corrientes?



–La gente lo sabe pero yo pienso que cada uno es libre para expresarse tal y como es, y ahí viene la historia: tal y como es. Una persona expresa lo que es, lo que te gusta más lo expresas más, lo que te gusta menos, menos…



–Con el espectáculo ‘Pinacendá’ ha conseguido el Giraldillo en la Bienal de Flamenco de Sevilla, ¿qué ha significado para usted?



–Pues ‘Pinacendá’ significa Andalucía en caló, y es un espectáculo que cuenta la visión que yo particularmente tengo de Andalucía. El flamenco para mi es una manera de vivir, una manera de ser. Yo me siento muy andaluz y con los años me he ido grabando en la memoria el cómo puede ser que esté tan cerca Sevilla de Cádiz, Cádiz de Jerez y hayan esos matices tan diferentes en esa forma de tocar, en esa forma de bailar, y eso es lo que he intentado demostrar en la Bienal con la que he conseguido ese reconocimiento. Estoy súper agradecido porque entendieron bien el mensaje.



–¿Cuál era el mensaje?



–El mensaje era la visión que tengo de Andalucía desde mi ventana. Yo hacía un recorrido por todo, ocho números dedicados a cada provincia e intentaba tocar, bailar más o menos con esa personalidad para que viera que en la misma Andalucía hay muchísimos colores, y que la personalidad no tiene que estar en salirse del flamenco sino que en el propio flamenco hay muchos colores.



–Algunas críticas aseguraban de este espectáculo, que ‘olía a su abuelo’. Escuchar eso debe ser una responsabilidad…



–Sí, si que lo es. Es un piropo muy bonito, un halago muy grande pero sí que es una responsabilidad porque el aroma de mi abuelo era genuino…



–Y ser el patriarca de todo eso, ¿no da vértigo?



–Bueno, la verdad es que yo no pienso en ser patriarca, yo lo único que pienso es en seguir luchando. Me gusta mucho esta profesión y este mundo también, porque a mi abuelo le quedaron muchas cosas por hacer y, ¡no porque yo las vaya a hacer igual de bien!. Mucha gente sabe que Farruco fue el más grande, Farruco fue el mejor…, pero mucha gente lo dice porque escucha a otros porque si no, verdaderamente, el nombre de Farruco estaría mas presente en los homenajes, en los festivales, en los concursos.., en las camisetas como digo yo.., pero bueno, para eso estoy yo y mi familia: para recordar la personalidad tan grande que envolvía a un grande como era Farruco.



–Aseguran que tiene la capacidad de meter al espectador en el espectáculo, ¿cómo se hace?



–Yo no tengo ni idea, ¡yo eso no lo sé!, además, ¡yo soy muy malo para hablar de mi! Yo lo único que intento es entregarme al público, yo no bailo con más ganas por bailar en un teatro más importante, o con menos por estar en uno más pequeño; yo siempre intento dar el cien por cien de mí en ese día porque claro, uno no está siempre todos los días igual. Además el maestro Farruco decía eso: tu no puedes bailar igual todos los días porque entonces hay algo que falla, algo que es mentira. Yo no lo sé, yo intento estar al cien por cien todos los días y trato de estarlo. Cuando pongo un pie en el escenario pienso en el público que ha venido a verme, que ha venido a disfrutar, no como otros que puedan pensar que viene el público a ver el fallo, ¡ni yo mismo pienso en el fallo!. Yo pienso en disfrutar, el fallo ya lo veré mañana para que no me vuelva a pasar, pero en ese momento yo no estoy pensando en como me está viendo la gente: si estoy bien peinado…, yo salgo bien peinado, bien vestido pero a la hora de bailar me da igual desvestirme, despeinarme, con tal de expresarme.



–¿Usted nota cuando la gente se ha enterado?



–Yo creo que sí, eso se nota.



–Pero debe contrariar bastante sobre el escenario escuchar un ‘olé’ mal puesto…



–Sí, además es que eso quizás…, sí, quizá sea una de las cosas que sí se te pasan por la cabeza…, que quizás uno cuando menos se lo espera ha montado un paso que sabe que tiene fuerza, que remata y piensa que ahí va el aplauso, y luego te lo dan cuando te remangas o te tiras de la chaqueta, o en una mirada…



–Y eso, ¿lo valora?



–Hombre, ¡claro que lo valoras! cuando la gente te da el ‘olé’ en un sitio o en otro, ahí es cuando uno hace así (hace el gesto) y es donde hay que amarrase los machos porque ese público sabe lo que está viendo.



–Y cuando hay un público que usted sabe que no entiende ¿se relaja?



–No, para nada. Todo lo contrario, no me relajo, yo me incomodo porque una vez dijo, creo que fue el maestro Sabicas que ‘si uno no toca, si uno no canta, no baila delante de alguien que aprecia o entiende entonces eso no vale nada’, y en eso pienso yo cuando veo a un público que está acostumbrado a aplaudir detrás de cada exhibición, y no de cada detalle de flamenco o de arte.



–Camarón ‘bebía’ de los buenos aficionados, del día a día, del cante de la calle. Cuando Juan supera a ‘Farruquito’ usted, ¿a dónde va a ‡’beber’ de ese cante primigenio?



–La última vez que estuve aquí me alimenté con Paulo Molina, Jesús Ortega, La Kaíta…, que me cantó por bulerías y me dijo: ¡báilame un poquito!, con una naturalidad, ¡que ya no existe! Ahora te encuentras con un montón de flamencos en una fiesta y están mirándose los unos a los otros cruzándose la chaqueta…, yo no me siento identificado con eso, me siento identificado con La Kaíta, con ese flamenco puro que es el que yo conozco y el que quiero conocer.



–¿Echa de menos ese flamenco?



–Sí, lo echo de menos, lo echo muchísimo de menos.



–Permítame que le haga una última pregunta, ¿qué es lo mejor que ha sacado de todos sus errores?



Pues eso precisamente, cuando uno tiene errores lo que saca es que todavía está uno aquí para rectificarlos.



Artñiculo publicado en: http://www.elperiodicoextremadura.com/m/noticias/badajoz/farruquito-bailaor-la-gente-tiene-hambre-flamenco_853362.html

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M. Isabel Rodríguez Palop

M. Isabel Rodríguez Palop

Una apasionada del Flamenco.

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