“Yo camino a donde me pulse el cuerpo”

EN CORTO:

“Me considero de las pocas flamencas que desarrolla su trabajo en el segmento contemporáneo”

“La Chachi” era una manera de reivindicar en la escena contemporánea mí bandera flamenca

Entrevista a Mª del Mar Suárez Jurado, ‘La Chachi’, actriz y bailaora

Es, la Nina Hagen del flamenco, y he de confesarles que María del Mar Suárez Jurado, “La Chachi” (Málaga, 1980) me resulta una de las artistas más libres que he podido conocer y disfrutar. No tiene miedo, y está preparada. No tiene límites y está dispuesta a traspasarlos. No renuncia a nada, y sorbe y absorbe de todo lo creativo, de todas las disciplinas que logra alcanzar. No se calla nada, y lo baila todo. “La Chachi” es actriz y bailaora (está licenciada en ambas disciplinas). Tras especializarse en flamenco con “La Lupi”, formarse en teatro gestual, nuevas dramaturgias y danza contemporánea descubre su verdadera pasión: la unión de todo lo anterior. Y ahí, en esa amalgama de ideas y sueños, nos encontramos nosotros, los espectadores, que atónitos, redescubrimos “palos flamencos condenados a deformarse”, que, a estas alturas escénicas, siguen sorprendiendo. Quizás ese sea el triunfo de una creatividad brillante y libre. Quizás ese sea el resultado de no decirle no a nada y disfrutar con lo que resulta. ‘La Chachi’ baila y canta, no se la pierdan. Pasen y lean.

RRSS, Raves, Festivales alternativos…, ¿es “La Chachi” artista de ‘otros’ escenarios?

Pues sí, de otros escenarios y de otros circuitos. Yo soy flamenca y es mi formación desde pequeña, desde que tenía cuatro años. He pasado por el Conservatorio, también me licencié en Arte Dramático, pero mi producción en solitario está dirigida al circuito contemporáneo. Me considero de las pocas flamencas que desarrolla su trabajo en el segmento contemporáneo. Me identifico con las nuevas dramaturgias, la investigación dramatúrgica y física; me apasionan los límites, los cuerpos imposibles, los discursos incómodos, la poética de la imagen y todo ese universo trasladarlo a lo flamenco que es mi manera de expresar.

¿En qué momento de su formación o de su carrera artística comprendió que, al flamenco, ‘le cabía todo’?

De pequeña siempre he sido punky, llevaba mis rastras, plataformas, calentadores de todos los colores…, supongo que esa mirada al mundo antisistema permeabilizó mi persona y mi producción, pero sobre todo fue cuando retomé mi estudio en arte dramático, descubrí el teatro contemporáneo, las nuevas dramaturgias, y al terminar la carrera conocí a una serie de artistas, que actualmente, estamos dando ‘caña bonita’ a la creación desde la periferia como es Málaga o Sevilla, y que están abanderando esas dramaturgias. Gracias a ellos y al estudio, surgió la idea de que todo era posible; el flamenco también estaba tanteado y en cualquier momento puedes colocarlo en otro sitio. Así mi cuerpo se transformó en una niña de comunión, me vestí con un chándal en un ‘gimnasio’…, en esa investigación música y coreográfica se abrieron las ventanas a todo lo posible.

Actriz, bailaora, danza contemporánea y su pasión: la unión de todo lo anterior, ¿cuándo se dio cuenta de que ese era el camino?

Hay algo inherente según en qué personalidad, en la curiosidad, en tantear lo prohibido…, quizás esta palabra resuene más o parezca más morbosa pero no, es algo que supongo que hay que pulsar de manera natural.

‘Los inescalables Alpes, buscando a Currito” es una de las grandes propuestas que presenta al mercado…

Es una puesta grande y valiente y ha conllevado la ruptura con una forma de construir la dramaturgia con la que llevaba mucho tiempo tratando: por narrativas, escenas…, cuenta una historia, aunque sea a nivel conceptual, pero lleva una narrativa. Con esta rompí esa dramaturgia y lancé el experimento a una sola premisa: todo es una improvisación, ¡desde el minuto one!

Los Inescalables Alpes, buscando a Currito” es un cuerpo que no se para, que tiene como premisa no pararse. Es una peregrinación a la Virgen pidiéndole algo que no se sabe lo que es; y este cuerpo está luchando, desde muy pequeñito trabajando suelo, desde el mínimo movimiento. Se realiza un trabajo bestial de rodillas, hasta que va cobrando fuerza y va trabajando con un cuerpo grotesco, duro incluso, que a veces se convierte en un monstruito…, y todo con un estribillo que no para qué es el himno de la Hermandad de Triana a la Virgen del Rocío en bucle.  Todos entramos en una experiencia de trance: tanto músicos, como el Coro Rociero, como incluso el público ante un cuerpo desesperado que acaba chillándole a la Virgen. Es un cuerpo que llega a un estado extremo. Abandono la coreografía y lo que voy buscando es un estado: una nueva forma de viajar la escena. Es un camino, el Camino del Rocío que ese cuerpo no puede parar, a más, a más…, hasta que se destruye, acepta y queda en paz.

Otra de las obras que también le está dando muchas alegrías es “Taranto aleatorio”

Como venía de trabajar e investigar este tipo de propuesta para mi tan extraordinaria, que se salía de lo común para mi trabajo, me apetecía cante y baile por derecho, y teníamos la inquietud, nada más que por jugar, tanto Lola (Lola Dolores, cantaora) como yo. Cogimos el taranto, respetando sus partes, comencé a intervenirlo con acciones aleatorias, físicas, rítmicas y vocales en un diálogo de cante y baile. Todo eso se convierte en ese viaje de ese palo tradicional pero con intervenciones sorpresivas, divertidas, canallas, de distorsión que rompen ese hilo, pero todo va a compás cerrado, como en un Tablao.

Lo de “La chachi”, ¿por qué?

Porque las niñas de mi barrio me llamaban así cuando tenía trece años. Era el tiempo en que se decía “chachi que sí, que no”; me lo pusieron y aquello se empezó a extender, ¡yo lo acogí también! Luego de mayor tuve un conflictillo porque no quería que se me quedara; pero con el tiempo, al buscar en concreto como ente creador ese apodo, me decían que yo era flamenca y que todas lo tenían y sino, ¡se lo inventan! “La Chachi” era una manera de reivindicar en la escena contemporánea mí bandera flamenca. ¡Maria del Mar solo me llama mi familia!

Y ahora, ¿hacia dónde camina?

Pues mira, ahora estamos en un año estupendo, con muchas satisfacciones. Parece que el trabajo, que llevamos mucho tiempo haciendo, va provocando cierto eco. Llevamos mucho tiempo trabajando en este tipo de líneas; también al estar más visibilizadas con los premios nacionales (uno de ellos lo recibe con “Los inescalables Alpes, buscando a Currito” que se estrena en el 39º Festival de Otoño de Madrid recibiendo el Premio Godot a Mejor espectáculo de danza 2022) nos arropan a seguir caminando con entusiasmo porque esto es muy duro. Ahora con “Taranto aleatorio” he abierto una zona de trabajo que quiero seguir trabajando; la nueva pieza que tengo en mente me encantaría que arrancara con una alegría aleatoria, me parece muy interesante. También estoy abierta a otras colaboraciones con otras artistas, hay un par proyectos de contemporáneo que están en diseño. Yo camino a donde me pulse el cuerpo. Nunca sabes lo que vas a hacer el día de mañana; esa es una las cosas que tampoco una lo controla del todo.

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M. Isabel Rodríguez Palop

M. Isabel Rodríguez Palop

Una apasionada del Flamenco.

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