Saber irse

Desgraciaito aquer que come, er pan por manita ajena: siempre mirando a la cara si la pone mala o güena. Este martinete se le atribuye el flamencólogo Angel Alvarez Caballero en su Historia del cante flamenco a Juan Pelao, cantaor al que en su tiempo se le proclamó rey del cante por martinetes . En aquella época en las reuniones de gitanos de cara bronceada y alma pura no entraba nadie ajeno a ellos, ni admitían ningún obsequio de nadie. Sin duda era otros tiempos.



Tiempos donde la jondura comenzaba en la dignidad de uno mismo, responsable de su propio trabajo, sus decisiones y digno poseedor de la reconfortante felicitación por el trabajo bien hecho.



Eran tiempos donde lo importante no era saber estar, sino saber irse. Ahora es distinto. Depender de la carita güena o mala está a la orden del día y cada vez es más difícil encontrar a personas, profesionales que saben decir no al regalo correspondiente y sobre todo que saben despedirse de una actividad, aunque les duela.



Pero hay excepciones. Artistas que sin haberse subido nunca a un tablao entonan el cante de la dignidad no cediendo a presiones ni del de arriba, ni del que espera abajo. Artistas que antes de que se rasgue el primer acorde de la guitarra, se levantan del mimbre, saludan al público y bajan las escaleras del colmao para pasar a la historia como el que supo decir no. Creo que llega la hora de los valientes, de los que se niegan a depender de la mueca del que está arriba. Llega el momento de los que sabiendo retirarse a tiempo, empiezan a saborear la victoria.



Artículo publicado en: http://www.lacronicabadajoz.com/m/noticias/badajoz/saber-irse_159829.html

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M. Isabel Rodríguez Palop

M. Isabel Rodríguez Palop

Una apasionada del Flamenco.

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