‘Esa ‘dolce vita’ que representa ‘Arde Madrid’ no era su hábitat. Nunca formó parte de esa vida social de la que se mantuvo al margen’
‘La sobre exposición en las redes es una cultura que se nos ha impuesto, donde puedes quedarte postergado. Pero yo soy muy celoso de lo mío y estoy dispuesto a pagar las consecuencias. No pasa nada’
‘Bajo el ala del sombrero’ es la historia de un hombre que alcanza todos los objetivos que cualquier artista sueña, de una manera recta, con la bondad y la honestidad por delante. Por eso creo que se le recuerda y se le quiere’.
Hablar con Juan Valderrama Caballero (Madrid, 1972) es un lujo. Un lujo porque no todos los días una se encuentra, en la misma persona, a una buen hombre y a un buen artista. Si a esto le sumamos que es el hijo de Juanito Valderrama y Dolores Abril, pues miren ustedes, una, se quita el sombrero, eso sí, mientras que dejamos que nuestro protagonista nos descubra que hay debajo de ese al que a él le corresponde. No un sombrero cualquiera, sino el que portaba con maestría su padre. Uno, al que el joven artista (y ¡ojo! También periodista) Juan, nos invita, el próximo día 30 de noviembre en Cáceres, a descubrir en su espectáculo ‘Bajo el ala del sombrero’. ¿Y qué hay ‘Bajo el ala del sombrero’ de Juanito Valderrama? Le pregunto: ‘La historia no conocida de un artista que tuvo una vida, yo creo que muy interesante, que además fue ejemplo y testigo de una época de este país, llena de luces y sombras’ ¿Dispuestos a descubrir un poco más, en definitiva, de nosotros mismos? Pasen y lean.
¿Qué ha aprendido de su padre que no supiera?
Me he acercado a él de una manera diferente a la de un hijo a un padre. Intentando tomar perspectiva de las cosas, me he acercado a un ser humano y a un personaje histórico, intentando alejarme de la figura paterna para acercarme al personaje en toda su profundidad. Me he dado cuenta de que su vida es ejemplar en muchos sentidos, porque es un hombre que consiguió todo lo que se propuso y superó todas las dificultades que les puso la vida que fueron muchas, y eso, sin recurrir jamás a las malas artes, ni a atajos, sino haciéndolo de una forma honesta y ayudando a los demás. Creo que eso está muy por encima de los logros artísticos que consiguió, que fueron máximos. ‘Bajo el ala del sombrero’ es la historia de un hombre que alcanza todos los objetivos, que cualquier artista sueña, de una manera recta, con la bondad y la honestidad por delante. Por eso creo que se le recuerda y se le quiere.
Usted cree, como dicen que ocurre en el periodismo, ¿que una mala persona no puede ser un buen artista?
No, yo he conocido a grandísimos artistas que son unos auténticos indeseables como personas. Tú puedes tener una gran destreza o un don, pero eso no tiene nada que ver con tu comportamiento, forma de ser y de andar por el mundo. Muchas veces coincide que tras un gran genio hay una gran persona, pero no es una condición sine qua non.
Yo quiero pensar que son las buenas personas las que se quedan en el recuerdo, y en la memoria de los demás…
Ahí hablamos de otra cosa. Una cosa es que se te reconozca como un genio y otra que la gente te quiera. Y a mi padre le ha querido, y le sigue queriendo el pueblo, porque se lo ganó con su bondad. Es más, le diría que era tan bueno, que su bondad se comió un poco sus méritos artísticos. Cuando se habla de la figura de Juanito Valderrama, la bondad y lo que emanaba de ser esa buena persona, a veces le quitó protagonismo ante sus logros y calidad artística, y eso algo curioso que me hace sentir muy orgulloso, porque es lo más importante.
¿Es un homenaje al genio?
Yo no tengo esa percepción. Me puse a escribir, por lo interesante que me pareció su vida, por la cantidad de hechos de los que fue testigo directo. Un hombre que es hijo de jornaleros, que sale de su casa sin saber leer ni escribir, pero que al final consigue rodearse de lo más granado de esa época. Eso es lo que yo cuento en la obra , tanto el panegírico de un hijo a un padre, sino acontecimientos que él vive y que marcan la historia de este país.
De hecho, ahora está en boga esa época, con la serie ‘Arde Madrid’…
Da la casualidad, que tanto Paco León como yo, nos hemos fijado en la misma época, en la ‘dolce vita’ de ese Madrid donde mi padre era uno de ellos.
¿Y le hablaba su padre de ese Madrid ‘ardiente’?
Mi padre lo vivía de una forma muy natural. Él nunca perdió la conciencia de ser quien era. Nunca se sintió parte de aquella élite, quizás por eso no sale en la serie. A mi padre, Franco le invitaba continuamente a una cacería.., y jamás fue. ¡Fue a cantar obligadamente! Pero a las fiestas que daba el Caudillo, que llegaban las invitaciones e iba Luís Miguel Dominguín, el Cordobés…, nunca fue. Iba cuando no quedaba más remedio, pero nunca a compartir intimidad con aquella familia. Eso le postergaba un poco, él lo sabía pero iba a lo suyo.
Se quitó del foco…
El no se prodigaba,.. él a sus cantes, sus compañías…, que era lo que le gustaba.
Quizás no le hubiera gustado ver a su padre retratado en esa serie…
Esa ‘dolce vita’ que representa ‘Arde Madrid’ no era su hábitat. Nunca formó parte de esa vida social de la que se mantuvo al margen.
Usted también se mantiene ajeno a un foco social…
He huido de eso, he heredado ese sentido de la privacidad. Soy artista y me dedico a esto, y a veces me recriminan que no estoy lo suficientemente presente pero, tampoco hay muchos lugares donde estar presente con la dignidad con la que hay que estar como artista. Yo no entro en un reality, aunque respeto a quien lo haga, porque no me gusta y porque tampoco creo que lleve a nada bueno a un artista. Los artistas de prestigio están en otros sitios. El arte ha dejado de interesar.
¿Por qué?
Hemos hecho un espectáculo de la vida privada. Estamos consumiendo la vida de la gente más que sus capacidades. Si se da cuenta, no hay programas musicales, apenas hay lugares donde aparecer. Si… la Gala de fin de año, ‘El Hormiguero’ donde van máximas figuras en su mejor momento, y nada más.
Hoy todo lo que no sea estar muy presente en las redes sociales, colgar una fotografía de qué has comido, con quien estás…, yo siento pudor. No creo que eso sea interesante. A mi me gustan que los artistas tenga un halo de misterio. De los grandes artistas a los que yo admiro, no se saben los hijos que tienen, Serrat, El Barrio…, ¿Qué hacen cuando no están cantando? No están todo el día expuestos…, La sobre exposición en las redes es una cultura que se nos ha impuesto, donde puedes quedarte postergado. Pero yo soy muy celoso de lo mío y estoy dispuesto a pagar las consecuencias. No pasa nada.
¿Qué es lo más complicado de ser el hijo de una estrella?
Las comparaciones, que la gente quiera compararte con tu padre. Es un absurdo, pero tenemos esa tendencia…, otra cosa es que yo me disfrace y vaya con un sombrero por la calle, entonces chico…,¿qué quieres? Pero llevo 20 años y hago lo mío.
¿Es una obligación seguir con el legado?
El legado está ahí, Valderrama va a ser una figura que va a estar ahí siempre. A mi, lo que me pasa con este espectáculo, es que yo quería contar cosas, no quería que la gente se quedara con la imagen de un hombre muy bueno con un sombrero que cantaba ‘Su primera comunión’ y ‘El emigrante’. No quiero que se reduzca a eso su recuerdo. Me parece que ‘Bajo el ala del sombrero’ le hace justicia, porque cuenta una historia desconocida que me parece que es digna de ser contada, venga de quien venga. Si no tuviera argumento para ser contada como obra dramática en un teatro, yo no la hubiera hecho, pero es que lo tiene.
‘El pueblo es el que pone cada uno en su sitio’, ¿y a los artistas?
También. Fenómenos que salen fulgurantes, como por ejemplo Rosalía, que a mi me parece una gran artista pero que si hablamos de flamenco es otra cosa…, habrá que ver dentro de 20 años que ha ocurrido con todo esto. Porque estamos en una época en la que todo se consume a una velocidad…, lo que te da garantía de éxito es el tiempo. Si cuando pasan 20 años tú estás ahí, es que tú eres un auténtico genio y un artista. Porque todo pasa muy deprisa, pero es que el fogonazo es algo que ocurre casi cotidianamente en cualquier disciplina. Todos los días queremos que salga un Picasso, un Delibes y lo último es lo mejor siempre, pero es el tiempo el que ordena todo eso, y pone a cada uno en el lugar que corresponde.
¿Cual ha sido el mejor consejo que le han dado sus padres?
‘Haz el bien y no mires a quien’
¿Y lo sigue?
Como puedo. Intento ir por la vida de una manera honesta y mansa.