EN CORTO:
“Lo que más me gusta es ser una cantaora ‘en la sombra’. Poder salir a la calle, que no me conozcan, y ser feliz cantando. Todo a la vez”
“La prensa y las personas que estaban alrededor se cebaron con la debilidad de mi madre”
Entrevista a Saray Muñoz, cantaora e hija de Tina de “Las Grecas”
‘Las Grecas’ y éxitos como ‘Te estoy amando locamente’ de su primer disco, Gipsy rock (1974), vendieron más de 500.000 copias de la época. Un ‘bombazo’ transgresor entre el flamenco, rock, jazz y otras músicas, que convirtieron a las hermanas Tina y Carmela Muñoz Barrull en inmortales. Éxitos, auténticos himnos de libertad, arte y vanguardia, que como nos asegura la cantaora Saray Muñoz fueron el fruto de que no existiera en ellas “ninguna barrera musical”. Saray Muñoz (Madrid, 1975) es hija de Tina y sobrina de Carmela “Las Grecas”. Actualmente es cantaora en el Ballet Nacional de España “de niña yo no soñaba con ser artista, pero cuando quise serlo vi que el Ballet Nacional era mi lugar; un lugar donde se trabajaba con una rutina, a diario, como un trabajo normal, pero con la música”. Ella, que se crio rodeada de prensa, de éxito, pero también de incertidumbres, decepciones y crónicas negras vive como habla: de forma pausada, tranquila y con una actitud conciliadora con el pasado y con el futuro. Me pide que no saque fotos de su madre enferma “de esquizofrenia” puntualiza, e intenta fijar en la retina de los lectores, como le gustaría que recordaran a Tina. “por su inmensa sonrisa, por su inmenso legado, y por el genio que fue”
Millones de oyentes, millones de escuchas de éxitos como ‘Achilipú’ y una sola reproducción para la protagonista de la canción ‘Mi niña Saray’: “no me he visto capaz de escucharla nunca más porque es demasiado duro. Esas palabras de amor que me cantó y me compuso son demasiados fuertes para mí”. Y es que detrás de los escenarios hay otros éxitos que no se pueden cuantificar, y contra los que el éxito en ventas no tiene competencia: el amor y el respeto a una madre, es uno de ellos. Pasen y lean.
Hija de Tina y sobrina de Carmela, ¿alguna vez, a lo largo de su vida, se planteó no ser artista?
Pues sí, sí que me planteé no ser artista, es más, siempre pensé que no lo sería. Con la fama de mi madre, la repercusión que tuvieron, y con la prensa en la puerta de mi casa durante mi infancia, me hizo ver que la fama, al contrario de ser divertida, era muy esclavizante. Me condicionaba mucho a la hora de salir con mis amigos, no podíamos salir a pasear tranquilamente, siempre había periodistas alrededor nuestro…, y al vivir una experiencia así hace que veas el mundo artístico de otra manera. Nunca quise ser artista, lo que pasa es que al final la vida me llevó a serlo “un poco obligada” eso sí, luego fui muy feliz porque vi que podía serlo sin tener que pasar por todo aquello. Lo que más me gusta es ser una cantaora ‘en la sombra’. Poder salir a la calle, que no me conozcan, y ser feliz cantando. Todo a la vez.
¿Ha tenido que luchar más duro por ser la hija de quién es?
A medias. Por una parte, me ha sido muy fácil porque casi todo el mundo admiraba y quería a mi madre y se me abrían las puertas del trabajo sin apenas llamar; pero también es cierto que el listón estaba y está muy alto y las comparaciones, aunque odiosas, siempre están ahí, y más cuando tu madre es un mito. Un mito en el mundo del flamenco, no solo en la música internacional, por eso te critican y te miran con lupa, pero nunca vas a ser igual que tu madre. Me hubiera encantado ser con ella, pero los genios solo nacen una vez. Yo soy su orgullosa hija, pero si, reconozco que me ponen el listón muy alto y que jamás podré alcanzarlo.
Compone en la mayoría de los espectáculos de los que forma parte, ¿siente que ser cantaora le limita de alguna manera?
Compongo habitualmente para los espectáculos para mí misma o para los Tablaos, pero no porque ser cantaora me limite, sino al contrario. Me gusta saber y sentir lo que canto, que las letras siempre me digan algo o reflejen quien soy yo; por eso las compongo. El ser cantaora me ayuda a abrir la mente para no tener miedo a cantar mis propias letras, o transformar un palo del flamenco diciendo lo que realmente siente mi corazón.
Qué importante es la existencia de un Ballet Nacional para salvaguardar el arte, el nuestro y también el poder darlo a conocer al mundo, ¿no cree?
La importancia del Ballet Nacional es esencial en la cultura de un país sobre todo con la riqueza que tenemos en España de estilos musicales. Es el que lleva al mundo entero una muestra de la música de nuestro país, de todo lo que tenemos. Debería estar más apreciado de lo que está.
¿Por qué cree que Las Grecas continúan siendo vanguardia?
Porque rompieron muchos estereotipos en la música con su falta de tabúes, sobre todo en la música, porque ellas no los tenían en su mente y escuchaban todo tipo de música que luego transformaban a su forma. Jugaban con la música, a cantar y a bailar en sus casas, y transformaban cada canción. Como ellas no tenían ninguna barrera musical por eso triunfaron, porque era algo totalmente diferente a lo que la gente había escuchado hasta ahora.
Precursoras de absolutamente todo lo que ha venido después ¿alguno de los artistas como Azúcar Moreno, Morente o la misma Rosalía se han puesto en contacto con usted para agradecer el legado?
Realmente no, pero si que es verdad que la familia Morente es una familia muy cercana a ellas y a nosotras porque la mujer de Enrique Morente (Aurora Carbonell) era muy amiga de mi madre. Siempre estuvieron juntas, se querían muchísimo, también la hermana de Aurora…, en sus comienzos trabajaban juntas en los Tablaos, eran amigas de la infancia y ha quedado un cariño familiar entre todos. De hecho, la abuela de Estrella Morente me dijo que la primera persona que me cogió en brazos fue ella (la madre de Enrique Morente) y eso me lo contaba ella. Nos une un gran cariño, pero de los demás que has nombrado, y otros, que han hecho versiones u “homenajes” a “Las Grecas” conmigo no se han puesto en contacto, la verdad.
¿Cree que en alguna ocasión se ha promovido más el morbo del final de “Las Grecas” que la ilusión y la inocencia con la que comenzaron a ‘despertar’ el flamenco al mundo?
Totalmente, si, aunque supongo que si eso sucediese ahora no sería así, pero si, se cebaron muchísimo. La prensa y las personas que estaban alrededor se cebaron con la debilidad de mi madre. Fueron muy crueles con ella porque nadie le tendió la mano, nadie la ayudó, la sociedad en general, sus fans, todos los que estaban ahí siguiéndolas cuando se vio en esa enfermedad que es la esquizofrenia, que quede claro. Mi madre fue una gran víctima de su talento y su sensibilidad.
¿Cómo le gustaría que recordaran a su madre más allá de Las Grecas?
Me encantaría que recordaran a mi madre como el mito para el flamenco que sigue siendo que es, porque es una faceta un poco desconocida para el público en general. Siempre busco que recuerden a mi madre por su inmensa sonrisa, por su inmenso legado, y por el genio que fue. Desde el 2017 estoy con un homenaje-espectáculo a mi madre cantando sus temas. Ella cuando se fue no supo que me dejó a mí y a mis hijos la mejor herencia: siempre he comido y he vivido por el legado que me dejó, la voz. Y ella ya lo sabrá desde el cielo.
¿Cuántas veces se ha puesto y les ha puesto a sus hijos, la canción que su madre le dedicó?
(Se emociona) Mi hija que tiene 30 años la escuchó ella sola y lo pasó muy mal. Llora como ‘una loca’ porque siempre le he transmitido la sensibilidad de mi madre…; yo la escuché una vez en mi vida y ya no me he visto capaz de escucharla nunca más porque es demasiado duro, esas palabras de amor que me cantó y me compuso son demasiados fuertes para mí. Mi niño tiene 8 años y aún no se la he puesto porque él es igual de sensible que yo, que su abuela Tina, y se que va a llorar muchísimo pero aún no he visto el momento de hacerlo. Mira que para mi es algo demasiado grande. Un regalo y un legado demasiado sensible para mí.