Juan Carlos Sánchez

«Busco el cante antiguo, el puro»

Dicen que uno nunca sale más desfavorecido que en su foto de DNI, ni más guapo que en su perfil de Facebook. Pues Juan Carlos Sánchez (Ribera del Fresno, 1975) sale cantando. Para él el flamenco debe ser algo mas que una actuación. Debe ser una expresión plástica, estética. Con 219 amigos en la red social y un apego propio de la edad a internet, es difícil hablar con él y no escuchar de fondo el balar de las ovejas. Es la realidad de nuestra tierra. La vanguardia y la tradición dándose la mano. O echándose un pulso.

-En sus amigos de Facebook encontramos a Carmen Tena, Maite Olivares, Tamara Alegre o Gerardo Nuñez, ¿a la red social le gusta el flamenco? -Yo creo que sí, y cada vez a más gente. Muchos aficionados me piden que les agregue. Me comentan cosas, sobre todo cuando me escuchan en Youtube. -¡Es usted un cantaor de la red social! -Bueno, es una forma de darse a conocer. Intenta compaginar la empresa ganadera familiar con el cante. El apego al ‘terruño’ y la dedicación al flamenco. Es la cara real del mundo artístico. La travesía por el desierto hasta que se enciende la Lámpara Minera, o el Nacional de Córdoba.. -Juan Carlos, ante un aforo de 600 ovejas, ¿uno llega a intuir que pueden entender de flamenco? -Ja, ja… bueno, yo les canto, les canto. Como estoy allí solo me siento libre, y ahí es cuando uno mejor expresa sus sentimientos. -Se acercó al flamenco con Farina, Antonio Molina y con 23 años descubrió el cante ‘jondo’… -Mi afición al flamenco llegó con 12 o 13 años escuchando a los de la época en las cintas de mi padre: Rafael Farina, Pepe Pinto…, y nunca pensé que me iban a llenar tanto. A los 23 fue cuando empecé a cantar en las calderetas, en las fiestas…, la gente me iba animado: que me fuera por las peñas flamencas, que me hiciera socio. Un día mi familia me llevó a la peña flamenca de Villafranca de los Barros y allí me encontré con varios cantaores que estaban ensayando. Me dijeron que cantara algo y yo, totalmente avergonzado, no quería cantar, hasta que al final hice tres fandangos y el presidente tras escucharme me dijo: ‘tú tienes madera niño, y puedes decir lo que quieras pero si la voz la educas puedes que algún día llegues a algún sitio’. Era Juan Magro ya fallecido. Podríamos decir que fue él el que me descubrió, el que me animó y me empujó. A raíz de ahí empecé a escuchar flamenco, otros cantes: siguiriyas, soleá.. -Es increíble que escuchara la primera siguiriya con 23 años. ¿Quién le enseñó a ejecutar esos cantes? -Yo iba buscando cantes, y le pedía a mis compañeros en la peña. Así iba a aprendiendo. En los festivales me iba quedando con lo que era una soleá por bulerías, una siguiriya… hasta que me enteré que Francis Pinto iba a dar clases en Villafranca y me dije: pues que mejor oportunidad que empezar dentro del mundo del flamenco con él. El me iba orientando con las clases de compás que me daba. Ha sido la persona que más me ha metido en el mundo del flamenco. No le gusta que se lo diga, pero a él se lo debo todo. Ha sido el que más me ha apoyado, el que más me ha empujado. También me aconsejó que me metiera en la beca de la Diputación de Badajoz. Me presenté y conseguí ir a la Fundación Cristina Heeren. -¿Qué es lo que más le llamó la atención de esa experiencia? -Que había mucha gente de todo el mundo: japoneses, americanos. Igual aprendiendo guitarra que cante. La verdad es que esa mezcla me llamó la atención. También los profesores. Nunca había estado con Calixto Sánchez, Arcángel.. -¿Qué le dijo Calixto Sánchez al entrar? -Que tenía algo en al voz con la que podía llegar a algún sitio, y que si aprendía a manejar la voz, la respiración, el diafragma, lo que se necesita hoy en día para cantar tendría futuro. -¿Y al salir? -Lo que se suele decir a todos: que tengas suerte y que no te tuerzas por ese camino… -¿Qué camino? -Esto es como con los futbolistas. No te puedes ir de ‘cachondeo’ porque tu herramienta de trabajo tienes que cuidarla. Si vas a un festival y te salen gallitos, no está bien. No beber, no fumar. En general, cuidarse. -Dígame dos cosas que le marcaran tras su paso por la Fundación Cristina Heeren -Yo no sabia que el flamenco era tanta cultura y tanta historia también, y sobre todo, que nunca se acaba de aprender. -¿Cual es el cante con el que se siente más identificado?, ¿con el que está más a gusto? -Con los cantes libres: malagueñas, granaínas o fandangos -¿Por qué? -Porque hay cantaores que tienen compás y otros que no. Yo soy uno de los que no tienen mucho compás, y el compás se aprende pero la voz no. La voz se tiene o no se tiene. No se puede mover, no se puede modificar. -¿Cómo es un cantaor sin compás? -Un cantaor que va por un lado y la guitarra va por otro -¿Y a usted le pasa eso? -No, pero antes sí. Para mí cuadrar letra y compás en una bulería, por ejemplo, me cuesta mucho. Las hago, pero me cuesta. También hay gente que de compás va bien y de voz van mal, y no pueden hacer una granaína bien. -Según usted, ¿cuándo pasará de aficionado a cantaor? -Me faltan unos añitos. Pero no tengo prisa, sigo estudiando a mi ritmo. Me voy presentando a concursos, gano unos, pierdo otros, quiero que mi cante vaya paso a paso, no quiero aligerar ni llegar arriba enseguida. Que mi cante vaya firme. -¿Dónde ha aprendido más?, ¿en los concursos que ha ganado o en los que ha perdido? -Yo creo que en todos lados. Porque hay veces que cantas bastante bien y no te llevas ‘na’, y otras en las que cantas regular y aciertas algo. Yo creo que los concursos además, tienen mucho de suerte. -¿Cuánto pesa tener una peña con su nombre? -Me siento un cantaor afortunado porque desde que empecé en Ribera a cantar, la gente de mi pueblo se ha volcado. Iba a cantar a algún pueblo y ponían autobuses para verme. Llegaba al sitio y veía a 40 o 50 personas de mi pueblo allí apoyándome. Yo creo que pocos cantaores tienen eso. El año pasado fue cuando decidieron hacer una peña y ponerle mi nombre. Yo no quería, porque pensé que era una responsabilidad muy grande. -¿A qué palo se siente más agradecido como artista? -Hasta ahora a los fandangos. Tengo siete primeros premios de fandango en Extremadura. Creo que es un estilo de cante que se me da bastante bien. -¿Le gustaría ‘vivir de los fandangos’ como El Cabrero? -Creo que no, a mi me gustaría vivir del cante pero en general. De cantar por siguiriyas, malagueñas, granaínas… -No le gustaría salirte del camino de la ortodoxia, ¿no? -Busco el cante antiguo, el puro. Es el que me gusta. Respeto las fusiones, por ejemplo, pero no es lo mío. Lo que me gusta es el cante añejo. Soy tradicional. Me gusta el cante, el vino y los toros.

Juan Carlos no para de sonreír durante la entrevista. Es cercano, amable y una siente que está frente a una persona buena y noble. También convincente. Cuando terminamos esta charla entre aficionados, ya estaba agregada a su Facebook.

Artículo publicado en: http://www.hoy.es/v/20110212/sociedad/busco-cante-antiguo-puro-20110212.html

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M. Isabel Rodríguez Palop

M. Isabel Rodríguez Palop

Una apasionada del Flamenco.

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