«De Teresa la Navera aún recuerdo sus matices, color, expresión y sentimiento»
Ganador del Concurso de Saetas Teresa la Navera en la modalidad cacereña (en la de saeta flamenca se impuso Elisabeth Prior) a Jorge Peralta (Cáceres, 1990) le avala, además de su precocidad en este estilo del flamenco al que comenzó a agarrarse con apenas ocho años, 11 hermanos más vinculados al flamenco. Los Peralta, cacereños y artistas se asoman a esta ventana flamenca, con el galardón conseguido por Jorge, el menor de todos ellos. ¿Será que los últimos son los primeros?
–El año pasado ya se alzó con otro premio en saetas, ¿quiere encaminar su carrera artística por este estilo? ¿Prefiere ser cabeza de ratón antes que cola de león?
–Sí, el año pasado obtuve el segundo premio en Toledo y la verdad es que la saeta me tira. Es un cante que significa mucho para mí por su dificultad, y por el trabajo que tiene llevarla a la perfección tanto en la técnica como en el sentimiento. También es cierto que mi carrera artística comenzó con este palo del flamenco con tan solo ocho años. Ya con 12 debuté en el Gran Teatro de Cáceres, donde obtuve el primer premio en la modalidad tanto de adulto como de jóvenes. Respecto a lo segundo que me pregunta… (se ríe)…, yo prefiero ser un león con corazón de ratón y seguir luchando, creciendo, aprendiendo y triunfando, pero con humildad.
–¿Algún consejo de su hermano el cantaor Pedro Peralta?
–Mi hermano siempre ha sido mi modelo a seguir, al primero que escuché y el que siempre me guía por muy buenos caminos.
–Ser el ganador de un concurso organizado por la Asociación Cultural Flamenc@s de Verdá ¿le da a uno más valor?
–Para mí todo reconocimiento al trabajo y al esfuerzo es importante y, sobre todo, viniendo de una asociación que está compuesta por grandes personas y referentes en el flamenco como el guitarrista Perico de la Paula y la cantaora y doctora en flamenco Raquel Cantero. Un honor.
–¿Qué ha aprendido usted de la «madre» de la saeta cacereña Teresa la Navera?
–La recuerdo desde muy pequeño cuando mis padres me llevaban a verla y escucharla cada madrugada del Viernes Santo. De Teresa la Navera aún recuerdo sus matices, color, expresión y sentimiento.
–¿Cómo le gustaría que fuera su cante?
–Me gustaría que fuera una fuente de cante grande, porque quienes conocen a los hermanos Peralta dicen que tenemos un cante peculiar por la forma de hacerlo. Pero no me cierro solo al cante serio, también me gusta mucho innovar y versionar. Mire, me gustan mucho las sevillanas rocieras y también me muevo profesionalmente por ese campo. Lo cierto es que estoy en una etapa de mi vida muy productiva. Hace unos dos meses volví junto al Ballet Flamenco de Madrid de hacer una gira por China con la ópera Carmen, de Bizet como cantaor principal, y ahora estoy inmerso, junto a Chameleón Producciones que son los que apuestan por mí y mi cante, en las representaciones el 21 de abril, en el Teatro Alkázar de Plasencia, y el 20 de mayo, en el Gran Teatro de Cáceres de Calixto. La tragicomedia más flamenca, una versión libre de La Celestina escrita y dirigida por Laura García Cáceres.
–¿Qué tiene de flamenco ser el pequeño en una familia de 12 hermanos?
-Pues que lo he vivido de pequeño y he aprendido de cada uno de ellos tanto en lo personal como en lo profesional. Todos están vinculados a la actividad del flamenco tanto en el cante, en el baile y en el toque. Somos una piña y todos estamos a una. El mundo del flamenco es una carrera sin fin, de resistencia, de constancia de la que me queda mucho por recorrer y aprender.