Entrevista a Fernando López, bailaor

‘No se trata solo de mi experiencia personal, sino sobre todo de articular esa experiencia personal a un contexto histórico y social del que se sabe muy poco’

‘Un niño pequeño, el primer contacto que tiene con su tendencia sexual, antes de él mismo saberlo, es a través del insulto, a través de la negatividad’

«Bailar en hombre» es un espectáculo que trata sobre la evolución de los códigos de género y sexualidad dentro del flamenco a lo largo del siglo pasado; y también, es una oportunidad de conocer la evolución e involución de patrones sexistas a lo largo de la historia del baile. Este trabajo, que presenta y representa el bailaor, filósofo y coreógrafo, Fernando López (Madrid, 1990) se puede disfrutar, sin ir más lejos, esta misma noche en el municipio pacense de Puebla de la Calzada. Bajo la dirección de Elia Rodiere, filósofa y artista afincada en París, ‘Bailar en hombre’ es un paso adelante en nuestro propio conocimiento, y en el de esas otras maneras de expresar la realidad social de una época, que como cualquier otra disciplina artística, mostraba el baile flamenco. De familia extremeña, Fernando López es una persona cercana y sensible a la injusta desproporción que aún se sufre, entre los que ‘acatan las normas sociales’, y los que prefieren llevar por bandera las suyas propias. Esas intrínsecas a cada uno, y por las que aún hoy en día, hay que seguir luchando. Pasen y lean.

¿Es un espectáculo artístico o pedagógico?

Ambas cosas, porque las relaciones entre hombre y mujer y las diferentes manifestaciones de masculinidad y feminidad son algunas de las cuestiones que, de manera artística y pedagógica, son tratadas en este espectáculo para ofrecer una visión panorámica sobre sus variaciones antes, durante y después del franquismo. Tiene como hilo conductor el recorrido de diferentes versiones de la Farruca, un género dancístico flamenco creado a principios del siglo XX y que se convirtió, con el transcurso de los años, en emblema de la masculinidad y del llamado “baile de hombre”.

¿Qué es ‘Bailar en hombre’?

Es una pieza que creé en 2015 cuando estaba haciendo la tesina, el trabajo final de master en París, y tiene que ver con la evolución de los códigos de masculinidad y feminidad en el baile flamenco con el hilo conductor del baile por farruca, que fue el centro de mi investigación. A principios del siglo XX estaba muy a la moda y lo bailaban las jovencitas, incluso en concursos de baile, fiestas. Mezclado con otros géneros que nada tenían que ver con el flamenco, luego se convierte en símbolo de la masculinidad creando un prototipo de baile de hombre que prácticamente ha continuado hasta nuestros días. Esa historia del baile flamenco y esos códigos de género, se mezclan también, con mi experiencia personal de cómo vivo al incorporar esos códigos de masculinidad a mi cuerpo,

¿Y cree que aún hoy en día hay que mostrar esas dificultades y estas diferencias?

Justo acabo de salir de un congreso LGTBI de investigación en diversas áreas, y no es que todavía sea necesario, sino es que aún no hemos empezado a visibilizar todos los ámbitos en la sociedad y en el arte, en el que, tanto el machismo como la homofobia, tienen una presencia enorme. Es necesario a la hora de mostrar formas de violencia, a veces muy explícitas y otras simbólicas, que vemos a diario en el ámbito del trabajo, con coreógrafos, organizadores, maestros de danza, espectadores, programadores, y si nos vamos fuera del ámbito del arte, mucho más. ‘Bailar en Hombre’ da claves de cómo se ha generado eso a lo largo de la historia. No se trata solo de mi experiencia personal, sino sobre todo de articular esa experiencia personal a un contexto histórico y social del que se sabe muy poco. Esta pieza tiene mucho de pedagogía porque la gente, tras el espectáculo, sale contenta, especialmente, cuando entiende bien cuales han sido las dificultades en cuestiones de género.

En el teaser del espectáculo hay imágenes duras con insultos dibujados sobre un cuerpo semidesnudo.. ., cada vez que realice esa pieza debe ser un acto demoledor para usted, ¿no?

Al principio lo era, ya no lo es, pero si es cierto que esa primera imagen con la palabra ‘marica’, con el insulto, es una parte que yo quería tocar en la pieza. Un niño pequeño, el primer contacto que tiene con su tendencia sexual, antes de él mismo saberlo, es a través del insulto, a través de la negatividad. Efectivamente, fue violento para mí. Ese insulto a mis espaldas es un acto violento que ocurre todos los días.

¿Qué ha aprendido con esta pieza?

Aprendí mucho a través del trabajo de investigación, porque en una de las farrucas que se hacen en escena, es la del ‘Tratado de bailes’ de Otero de 1912 que recompuse a raíz de las descripciones que describe esa obra, y que me hizo ver cómo el flamenco, en la época de los cafés cantantes, y hasta prácticamente antes de la Guerra Civil, estuvo muy mezclado con otros musicales, géneros dancísticos que hacía que el modelo de bailaor, que ahora tenemos, fuera inconcebible en esos momentos. Eran artistas que cantaban, bailaban, hacían monólogos, y no solo hacían flamenco, sino que mezclaban diversos estilos de una forma muy fluida. La imagen que tenemos ahora del flamenco se da en un momento muy determinado, y entendí, sobre aquellos elementos que del propio modelo de masculinidad me resultaban negativos, que se me había ‘impuesto’ una forma de bailar frente a la que no tenía alternativa, y que sin embargo, existe dentro del mismo flamenco.

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M. Isabel Rodríguez Palop

M. Isabel Rodríguez Palop

Una apasionada del Flamenco.

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