Carmen Linares, cantaora

«Ni he dejado ni dejaré de ser flamenca porque lo llevo dentro»

A Carmen Linares la recuerdo de siempre. De escucharla de niña en el coche de mi padre, en la Peña Flamenca de Llerena o de despertarme bajo la chaqueta de mi madre en el Festival Flamenco de Paterna en Cádiz y sobre el escenario, a las 5 de la mañana, verla preguntarle a mi padre: ¿y ahora qué canto Marcelo?, y él responderle con esa tremenda afición: ‘unos caracoles Carmen’ Esa Carmen es hoy la que se desliza en el teclado pasando antes, por mi corazón y mi infancia. Historia viva de este arte, tras ocho años sin grabar vuelve al estudio para acunar a Miguel Hernández con su voz ronca y sabia. Verso a Verso es el nuevo trabajo de una Carmen Linares serena, soberana y dueña absoluta de lo que quiere transmitir a los aficionados. Verso a verso y palabra a palabra nos introducimos en el universo de la jienense. Un lujo.

—De Juan Ramón Jiménez a Miguel Hernández, ¿cuánto de poesía permite el flamenco?

—El flamenco permite toda la poesía que sea buena y que tenga cosas, que tenga pureza, que tenga verdad. En el caso de Juan Ramón Jiménez en el trabajo Raíces y alas Juan Carlos Romero (guitarrista y compositor del disco) hizo un buen trabajo de composición que enseguida hice mío, lo personalicé. Entonces fue diferente a éste, en el que hay composiciones de Luis Pastor, Pablo Suárez, Vicente Monera pero también composiciones mías. La verdad es que de los dos trabajos me siento muy satisfecha.

—Enrique Morente fue el primero, dentro y fuera del flamenco, en adaptar los versos de Hernández, ¿es su homenaje también al maestro granadino?

—Sí, lógicamente a mí su trabajo me influenció porque me gustó muchísimo y me abrió una ventana a ese mundo. En este disco le hacemos un homenaje con el cante de Arcángel en Compañero basada en la elegía que dedicó el poeta a su amigo Ramón Sijé que es, a su vez, un homenaje a Enrique Morente que compuso la música de este tema, aunque en Verso a Verso tiene arreglos diferentes. Estamos orgullosos de haberle hecho este reconocimiento.

—Morente ha sido el primero en muchas cosas, pero usted: ¿de qué se siente precursora?

—No sé, yo creo que eso lo tiene que decir el público pero mire, yo hice un trabajo sobre la mujer en el flamenco Antología de la mujer en el cante que no se había hecho antes, y creo que ahí dejamos constancia de la importancia de la mujer en este arte junto a guitarras excepcionales y cantes muy bonitos. Me siento especialmente orgullosa de ese trabajo.

—En este nuevo trabajo le acompañan cantantes como Silvia Pérez Cruz, o el cantaor Arcángel, ¿quién se alimenta más con estas colaboraciones: el trabajo o la propia artista?

—El todo es el resultado, que es lo que importa. La colaboración de Silvia en la composición de Luis Pastor Casida del Sediento es un tema de amor en el que se encuentran las voces de mujeres de diferente edad y color de voz; es uno de los temas que más están gustando. Ella aporta mucho a ese poema que las dos hemos hecho nuestro, al igual que ocurre en el tema de la elegía con Arcángel en la que se encuentra el sentir de cada uno. Yo pienso que los poemas cuando están bien cantados y bien hechos se hacen favores mutuamente, el poema y la aportación musical.

—»Verso a Verso», ¿cuál ha sido la mejor poesía en la carrera de Carmen Linares?

—De mi carrera destacaría que siempre he intentado tener mi verdad en el cante. Siempre he intentado que el flamenco tuviera lo que se merece, y lo que se merece es que le dediquemos la vida e intentemos llevarlo lo más alto posible estando a su altura.

—Los que hemos seguido su trayectoria artística echamos de menos, más flamenco como el que siempre ha defendido y ha sabido defender, ¿por qué esta evolución?

—Creo que siempre lo he hecho, pero a lo largo de la vida uno tiene que ir evolucionando. Creo que es lo lógico. Ni he dejado ni dejaré de ser flamenca porque lo llevo dentro. Tengo unas vivencias, unos conocimientos, una trayectoria y eso es lo primero: conocer muy bien el arte de cada uno, porque así, de esa manera, siempre se tiene una verdad, y aunque intentes hacer otras cosas, aportar otros tonos, el cante siempre está ahí. Haga lo que haga el flamenco lo llevo dentro porque soy cantaora. Respeto a la gente que hace siempre lo mismo, es una postura muy respetable el hacer cante tradicional, y yo sigo haciéndolo, pero aportando algo de mi personalidad. El flamenco es un arte vivo que no se puede quedar parado.

—Todos sabemos lo que usted ha aportado al flamenco pero, ¿qué le ha aportado el flamenco a usted?

—Muchos momentos maravillosos, muchos, porque cuando cantas es como una terapia. Si te gusta lo que estás haciendo, si consigues transmitir al público lo que llevas dentro y lo emocionas, entonces es lo más satisfactorio del mundo. He podido vivir de esta profesión que además me gusta; creo que soy afortunada y las sensaciones que tengo cantando flamenco se quedan para mí. Me siento muy agradecida al flamenco.

—¿Cuántas veces se ha tenido que ‘pelear’ con el cante sobre el escenario?

—Nunca me peleo con el cante, ¡jamás en la vida! (se ríe) ¡Yo sé que es lo que me quieres decir!, pero ¡bastantes peleas tiene el mundo!

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M. Isabel Rodríguez Palop

M. Isabel Rodríguez Palop

Una apasionada del Flamenco.

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