Agosto es el tradicional mes de las vacaciones, del descanso, de los atascos y del sol y la playa. Esa forma de turismo tan arraigada en el imaginario social en la que se apuesta, en la mayoría de los casos, por descansar cerca del mar a pesar de que al estarlo uno se aleja, en distancia proporcional, de lo que debería ser la paz y la tranquilidad. Cuestión de gustos. Hay otro turismo, el que por ejemplo desde Extremadura fomentamos como es el cultural, patrimonial, paisajístico, gastronómico…, y el que desde esta columna propongo: turismo flamenco. Nuestra región cuenta con homenajes, festivales y espectáculos de sobra para recorrer Extremadura siguiendo los caminos del cante. De Cáceres a Badajoz, con parada en ambas capitales de provincia, podemos disfrutar de buenas veladas de flamenco con la que refrescar conocimientos: desde la Flamenca de Campanario al Concurso de Cante ‘A la sombra del mudéjar’ de Llerena. Extremadura da de sí todo el tiempo que nos paremos a descubrirla. Nuestra región, y las que se encuentran vinculadas de forma directa al Patrimonio Inmaterial de la Humanidad como son Murcia y Andalucía. Y es que este turismo flamenco que propongo nos puede llevar sin esperar a septiembre al reconocido y mediático Festival de Cante de las Minas de La Unión, la Caracolá de Lebrija (en la que por cierto ha participado uno de los nuestros: Pedro Cintas), o al Pamplona On Fire donde la familia Suárez tendrá un papel destacado como ya lo tuvieran la pasada edición. En fin, que el mes de agosto puede convertirse en el referente cultural más allá de los 40 grados. Porque si el turismo lo entendemos como búsqueda de nuevos caminos, nuevas rutas, nuevas formas, se convierte, dúctil y moldeable, en la mejor versión de nosotros mismos, así que, turismo flamenco para ensalzar en vacaciones la virtud de aprender a escuchar y también de descubrir y valorar el entorno que rodea y arropa a cada cante. Turismo flamenco para salir de la aglomeración, de la rutina y de lo de siempre porque a pesar de que el flamenco ya es universal, sigue siendo un arte de minorías y eso lo convierte en un tesoro intangible al alcance de todos, aunque no todos sepan apreciarlo. Como la joya que es.
Artículo publicado en: http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/opinion/turismo-flamenco_886569.html
“En escena somos personas muy viscerales; no pensamos el cante”
EN CORTO: “Es una expresión en el que se va a ver el cante y el salvajismo de cada una, pero desde una visión más