«Soy de la escuela del pellizco, como la llamo yo»
Dice Pilar Villarejo que la primera vez que se subió a un escenario tenía 11 años. Llevaba un vestido prestado de una chica de su pueblo. Cuando terminó de cantar, Diego, el que ahora es su marido y antes su guitarrista, la cogió y la revoloteó por los aires para felicitarla. Ella, nos cuenta, ‘parecía un repollo’, pero no fue más que el primer vuelo de una artista que aún hoy, lucha ‘por trabajar un poco más’. Diego, su marido, aún no la ha soltado desde aquel día. Es el que la mantiene, a punto de tocar el cielo.
Pilar Villarejo (Zorita, Cáceres 1977) tiene treinta y tres años, pero no se quita el chupa chups de la boca. Con un aire infantil no para de moverse, de querer explicarlo todo. Diego, su marido y mentor, comienza muchas de las frases, pero siempre acaba ella contestándolas. Me cuenta que desde los 12 hasta los 15 años estuvieron sin verse, pero a partir de los quince ‘lo cogieron’ como algo más serio. «Fue él el que se empeñó en que yo fuera cantaora». Diego, como un auténtico escultor, moldeó a la mujer e hizo a la cantaora.
-Pilar, ¿no había otro nombre artístico, mujer? -Me lo puso mi marido cuando tenia once años, cuando me vio la primera vez. Era y soy muy bajita y en esa época tenía una voz muy chillona. Entonces soltó un: ¡parece una ratita!, y ya desde entonces, voy por la calle y me llaman ‘Rati’. -¿Qué es lo primero que le hizo cantar Diego? -Rumbas y sevillanas. -Y ¿cual fue el primer consejo que le dio? -Que nunca me lo creyera, y que estudiara para que cuando pasara el tren pudiera cogerlo. -Y ahora que ya tiene un nombre dentro del mundo del flamenco, ¿usted le ha dado algún consejo a él? -El consejo que yo le he dado no ha sido por el trabajo, sino por los efectos secundarios del mundillo. Para trabajar hay que hacer la vista gorda a muchas cosas, y él prefiere decir las cosas, y yo callarme… -¿En este mundo hay que aguantar mucho?, ¿qué es lo peor que lleva? -La hipocresía y la falsedad. No me gusta, aunque a ese tipo de gente se les cala enseguida. -¿Es casualidad que siempre la haya visto vestida de negro sobre el escenario? -No es casualidad, es que me gusta mucho vestir así. Alguna vez voy de rojo, aunque prefiero el negro porque lo combino mejor con los mantoncillos de colores, me gusta mucho. El hecho de ir de negro también es una forma de expresar la seriedad que tiene para mí el cante. ¡Yo es que también lo veo en la forma de vestir!. Pienso que los colorines le quitan señorío, pero solo es mi forma de pensar claro… -Usted ha viajado mucho, a Alemania, Japón.., ¿cómo valoran allí el flamenco? -En Alemania tienen fama de fríos, y no lo son tanto. Yo tengo familia allí y se reúnen en centros españoles con fiestas exactamente iguales a las que hacemos aquí. Además, nos sorprendería la forma que tienen los alemanes de expresar el flamenco: se ponen más eufóricos de lo que nosotros pensamos. Yo he trabajado en el tablao ‘Arco de Cuchilleros’, en Madrid, en la Plaza Mayor y todos acababan cantando ‘olés’, vengan de donde vengan. Es más, recuerdo a un grupo de mexicanos que después de cenar se acercaron al tablao. Yo canté boleros y rancheras por bulerías y uno de ellos me soltó: ‘¡La Ratita sería la reina en México!’. ¡Me hizo muchísima gracia! -¿Qué tal en Japón? -Cuando nosotros estuvimos había mucha inseguridad, no te dejaban pararte cuando por ejemplo, ibas caminando y tenías que ir esperando a los compañeros. Estuvimos allí unos nueve días. Siempre en la zona más tranquila. -Cuando he buscado actuaciones suyas en internet siempre la he encontrado cantando por fiesta, ¿llega al ‘jondo’ La Ratita? -La fiesta para mi es marketing. Es que antes te contrataban sobre todo, por la fiesta que dabas y todo eso. Ahora han cambiado las cosas y te buscan si eres completa o no. Lo de internet es una forma de venderte. -¿Lo hondo es lo que le llega? -Sí, sí. Lo hondo es lo que llega a ‘La Ratita’ . Yo soy de la línea de Manuel Torres, de Fernanda y Bernarda de Utrera, de La Piriñaca. Soy de esa escuela, la escuela del pellizco la llamo yo. -Actualmente vive en Navalvillar de Pela, ¿llega el flamenco allí con la misma intensidad que a otras partes de Extremadura? -Yo soy de Zorita, pero me fui a Navalvillar con 18 años y me siento de allí. Ahora hay más tradición desde que Diego y yo nos fuimos a vivir a Navalvillar. Había una afición flamenca mal entendida, no le daban el flamenco verdadero, real. Había mucha gente que sin conocerlo decía que no le gustaba, y ahora hay una afición buenísima. -¿Se encargan de promocionarlo? -El año pasado pusimos en marcha el I Festival Otoño Flamenco, con la Familia Cantero de Cáceres, ‘El Cabrero’, Juan Vargas y yo. Este año lo haremos durante el fin de semana del Pilar, en octubre. Aún estamos pendientes de ‘la figura’ pero lo demás ya está asegurado. -Ha colaborado con el Canal Francés Arte, y con medios de comunicación extremeños, ¿hasta donde se necesitan el flamenco y los medios? -Sí, se necesitan y mucho. Mi nombre ha sonado más cuando he colaborado con algún medio. Cuando no has podido estar en un programa, por lo que sea, eso ha repercutido negativamente en mí, y eso influye mucho en la carrera de los artistas. Si sales en los periódicos te recuerdan por haberte oído, por eso los medios nos ayudáis mucho. Mis colaboraciones me hacen muy feliz. Me gusta mucho, sobre todo la radio. Nosotros tenemos un programa en Navalvillar que se llama ‘Lo hondo como lo fue siempre’. -En su curriculum vitae se denomina como una cantaora ‘que domina todos los palos’, ¿no le da miedo esa afirmación?, ¿quien mucho abarca poco aprieta? -Yo no domino todos los palos, yo conozco todos los palos, que es diferente. Es cuestión de estudio. Yo soy de las personas que piensa que quien mucho abarca, poco aprieta, como dices. Prefiero machacar sobre seguro antes de meterme en ‘camisa de once varas’, pero si es cierto que por muy antiguo que sea el cante, es difícil que no lo tararee al menos… -Ha compartido escenario con José Menese, José Galán, Mariana Cornejo, entre otros. ¿Qué impresión le ha quedado de ellos? -El que más me impresionó fue Manuel ‘Agujetas’, por su raza, por su carácter. Recuerdo que fue en Zamora. Para mí fue una sorpresa porque yo no sabía que él iba de figura. Yo, de hecho, ni siquiera iba en los carteles y cuando lo vi creí que me iba a dar algo. Como persona me decepcionó un poco, porque mantenía mucho la distancia con todos… Artículo publicado en:http://www.hoy.es/v/20110422/sociedad/escuela-pellizco-como-llamo-20110422.html