Ostalinda Suárez (Zafra, 1980) tiene un gran sentido del humor. También tiene un gran oído musical, y una pasión innata por el flamenco. La flauta travesera le acompaña desde que era niña, pero sobre todo el compás, el ritmo, el arte, la música. Convierte el aire en flamenco, y el flamenco en vanguardia. Merece la pena escucharla. También leerla.
-¿Qué le cuenta la flauta travesera de la situación actual del flamenco?
-Uf, no es el mejor momento del flamenco. La crisis afecta a todos los sectores y sobre todo al cultural, por tanto los espectáculos flamencos están bastante parados. No quiero decir con esto que no se mueva y avance el flamenco, sino que se prescinde de personal. Se conforman con lo básico, (guitarra, cante y baile..) para cubrir el expediente… claro, en mi caso, al ser un instrumento «secundario» en una agrupación flamenca, me cuesta mucho más trabajar, no es como hace ocho años que la flauta formaba parte de la mayoría de los espectáculos grandes. Se gozaba de un buen momento económico y había ganas de descubrir y disfrutar. En este momento no hay el suficiente «caché» para grupos amplios. Aún así, en Extremadura seguimos apostando por el color en el flamenco llevando instrumentos diferentes en nuestros espectáculos.
-Entonces, ¿goza de buena salud nuestro flamenco?
-¡Por supuesto que si!. El flamenco de Extremadura posee una riqueza asombrosa. Cada vez que trabajo con flamencos extremeños me doy cuenta del tesoro que tenemos en nuestra tierra, de los grandes artistas que existieron y que existen actualmente, y que están haciendo que Extremadura tenga un gran hueco en el mundo del flamenco. Tenemos a bailaores fabulosos, como Jesús Ortega que recorre el mundo llevando por bandera Extremadura; Carmen ‘La Parreña’ innovando cada día en sus espectáculos con mucho color y gitanismo, guitarristas que dan flamencura a cualquier palo, percusionistas como El Aspirina, (mi hermano, claro) que hacen de cuatro golpes una sinfonía, cantaores tan gitanos y auténticos como Paulo Molina, Ana Montaño, Alejandro Vega, Kaíta,… etc, y no solo de pureza podemos hablar en Extremadura, sino de flamenco de vanguardia como es el flamenco sinfónico de la mano de mi padre Paco Suárez; y pido mil disculpas pero no puedo seguir nombrando a más artistas porque no hay espacio suficiente, pero que se den todos por aludidos porque todos son buenos profesionales.
-Instrumento de aire, ¿cómo se marca el compás a base de respiración?
-(Se ríe) ¡Asfixiándome! Nunca me planteé qué hacer para tocar flamenco, es una cosa innata en mí. Creo que si me parara a pensar en cómo hacerlo dejaría el «sabor gitano» a un lado, y el resultado no sería el mismo. Si que es cierto que la técnica de respiración se aprende junto al estudio clásico del instrumento, y yo lo aprendí en el Conservatorio. Mas tarde sin darme cuenta, cuando fui capaz de hacer tres notas seguidas., ¡plas!, sonó la flauta, ¡y por bulerías!
-Al margen de la ‘magia’, ¿qué se necesita para ‘sacar’ flamenco de una flauta travesera?
-Evidentemente se necesita un amplio conocimiento del instrumento y de su técnica, y por supuesto vivir completamente enamorada del flamenco. Sin estos dos ingredientes es imposible hacer vibrar los corazones de los compañeros y del público.
-¿Que ha supuesto para su carrera profesional formar parte de una banda municipal de música?
-Mucho. En las agrupaciones musicales es donde realmente se aprende a tocar, y no solo a tocar, sino a perder ese «miedo escénico» que se tiene cuando uno es estudiante-medio profesional. Subir al escenario con cincuenta compañeros y entre todos formar un equipo para que todo suene bien, pues es muy gratificante y aún me sigue gustando y provocando en mí diferentes emociones. He aprendido compañerismo y diversión, además de muchísimos conocimientos musicales, culturales y sociales que hoy día forman parte de mi vida.
-¿Qué sintió al interpretar el Himno Internacional Gitano frente al príncipe Felipe?
-¡Madre!, !hace muchos años ya!, pero lo recuerdo con emoción, mucha emoción. Vamos, que terminé tocando y llorando a la vez, muy difícil pero sí, me suele pasar cuando trabajo en familia. Sentí esa emoción por muchas cosas: por trabajar con mis creadores (padres) y mi hermano, por estar delante de una figura tan importante como el Príncipe, por sentir que nuestra música, (me refiero a la de los gitanos) estaba en el punto más álgido de la historia, por ver como esa autoridad fue sorprendida con nuestra actuación…
-¿Cuales interpretaciones a nivel internacional le han marcado más?
-Italia, porque han sido varios años de gira muy intensos en este país, y fue donde aprendí a trabajar fuera de España, además de tener que defenderme en otro idioma. Ahora, como anécdota te contaré que un año, el bailaor perdió el vuelo, ¡el primer día de concierto!, y ¿que pasó?, pues venga, ahí Ostalinda, (se ríe), me puse el traje y bailé un par de sevillanas para salvar el bolo. ¡Que fuerte! En cambio de Bulgaria tengo muy mala experiencia, horrible. Estuve veinte días comiendo salchichas y arroz blanco, ¡yo creía que me moría!. Y no solo eso, sino que nos alojábamos en una casa de estas de películas de miedo, en una montaña, en fin…prefiero no acordarme.
-Realizó un ‘taller de compás’ dirigido a los niños gitanos de Zafra, ¿como resultó la experiencia?
-Maravillosa. Como docente ha sido una experiencia muy enriquecedora no solo a nivel profesional sino a nivel humano. Trabajar con niños y gitanos es una auténtica ‘pasada’ porque no tienes que explicar; solo mirarles a los ojos y hacerles compás. Me sentí completamente libre.
-¿Qué se siente al grabar un disco junto a su padre, su mentor?
-Puedo decirle que ha sido la mayor satisfacción de mi vida poder estar a su lado, y sobre todo comprobar que siempre cuenta conmigo para todas sus composiciones, no solo como intérprete sino como ‘musa’. Siempre crea pensando en mi flauta. Son muchos los sentimientos que afloran cuando trabajo con mi familia, porque tengo que decir que Paco Suárez es Ana Montaño (mi madre), Pakito ‘El Aspirina'»( mi hermano) y yo. Nunca he sabido describirlo, es algo tan fuerte, que nos hace vivir en cada concierto las mejores emociones de nuestras vidas que con nadie más podremos experimentar, serán otras, pero no las mismas.
Artículo publicado en: http://www.hoy.es/v/20130907/sociedad/nuestro-flamenco-apuesta-color-20130907.html

‘Los juegos peligrosos’ de Fernanda Ruano
“Oye ladrar los perros que indagan el linaje de las sombras, óyelos desgarrar la tela del presagio. Escucha. Alguien avanza y las maderas crujen debajo