Si los extremeños tenemos unos cantes autóctonos, unos estilos propios y una buena remesa de cantaores y cantaoras, también tenemos un toque de guitarra, que aún sin estar catalogado como tal, representa a la guitarra flamenca de nuestra tierra Es un toque diferente, fácilmente diferenciable. Un ‘pulgar’ que comenzó con la Tía Tijeras, entre otras, y que ahora recoge, moldea y hace suyo Miguel Vargas’ (Beja, Portugal, 1956). El patriarca. El guardián de nuestra guitarra.
-Los comienzos son difíciles para todos, pero en su caso fueron más que eso, ¿no es así?
-Empecé en la Costa Brava tocando para los turistas y pasando el plato después. Luego me vine a Extremadura y monté una escuela con Paco Suárez. Aquí no había peñas, solo en Talavera y Llerena, que creo que son de las más antiguas de Badajoz. Había muy poquito flamenco y el que había era muy de señoritos, de gente rica, de ‘tócame la guitarra’. Ahora tenemos mucha suerte. Estos niños (y señala a su hijo), tienen los mejores discos, internet, escuelas, buenas guita El flamenco de antes estaba desprestigiado y ahora está a un buen nivel. Ahora un buen cantaor, o un buen bailaor es una categoría. Tienes un sitio en la sociedad, antes era-el ‘rompompero’ para los guiris. Esa era la vida.
-A usted, que también es productor y director, le gustan las mezclas, sobre todo las que unen nuestro flamenco con Portugal…
-Nací en Portugal, por eso hice lo de los fados ‘El roce de las almas’. Nosotros, la Familia Vargas, llevamos haciendo cosas en Portugal desde hace mucho tiempo. Tenía la ilusión de hacer un disco así, encontré unos músicos para trabajar y les propuse hacerlo: fado y flamenco. Tuvimos mucho éxito. Estuvimos en el Café Central, en el Centro Cultural de la Villa, también en televisión en Madrid y Lisboa.
-¿Fue un punto y aparte en vuestra carrera?
-Sí, nos abrió las puertas a algo más especial. Allí en Madrid fue muy bonito.. Era un disco que le iba bien a la gente que no entendía mucho de flamenco. Gustaba a todos: a los que le gustaba más el flamenco y a los que le gustaba menos.
-¿Cómo se sobrelleva ser el patriarca de una familia tan reconocida en el flamenco?, ¿cómo se lidia con esa responsabilidad?
-Antes, todo era precioso (Miguel perdió a su hijo, Domingo, también guitarrista, hace cuatro años). Tener unos hijos, tocar con ellos…, se ha llevado con mucho gusto, con mucha ilusión. Ahora tienes que vivir con la ausencia de un hijo y ya no podemos hablar igual que antes. Ahora seguimos haciendo cosas distintas, tenemos que entrar con cosas nuevas. El año pasado volví a tocar después de tres años sin acercarme a la guitarra, no te apetece.
-En estos cincuenta y cinco años de vida dedicados al flamenco, ¿qué ha sido lo mejor y lo peor?
-Lo mejor: cantar, tocar la guitarra, hacer actividades, y lo peor: la relación que se guarda entre la gente del flamenco en Extremadura.
-¿Por qué?
-Generalmente existe muy mala leche entre los organizadores y nosotros, los artistas. Unos trabajan mucho y otros menos. Tú me caes mal, y de eso hay mucho, y te quedas sin nada. Eso es lo que lo estropea Hay gente que hace mucho por el flamenco, pero que lo hace desde hace más de treinta años. Ahora hay subvenciones, nos declaran Patrimonio de la Humanidad, y todo es más fácil, pero hay gente que lleva trabajando desde hace muchos años, con muchas dificultades. Somos cuatro pelagatos y debería haber más unión.
-¿Cómo lo resolvería?
-Llevaría y sacaría a todo el mundo que supiera cantar.
-Pero Miguel, eso es tan subjetivo..
-Porque no hay empresa privada, si existiera no tendríamos estos problemas. Hay mucha política, hay dinero público. Unos tiran para un lado y otros… Si hubiera veinte salas cantaría más gente, y estaría mas repartido.
-Y las peñas, ¿cual es el papel que juegan?
-Con el dinero público esto se puede hacer, todo estaría más repartido, pero si es dinero de los socios y quiere llevar treinta veces al mismo, pues ahí no te metes. De todas formas, ahora todo está un poco mejor, desde que nos nombraron Patrimonio le están dando más cositas a la gente del flamenco. Nosotros trabajamos más, aunque no nos hace tanta falta, porque nos buscamos bien la vida. Está feo que lo diga, pero tenemos calidad e imaginación, y hacemos espectáculos propios.
-Miguel, ¿en qué consiste la Alborea Extremeña?
-Es como los tangos y jaleos, algo meramente gitano. Es el cante de la virginidad de las mujeres: ‘el yeli’, y esa alborea la han cantado algunos cantaores, pero es meramente gitano. Tiene que venir de cuando entran los gitanos en España, y lo cierto es que de ahí pueden haber salido muchos cantes: los tangos y los jaleos también, aunque se conozcan más estos últimos.
-Para cantar los palos de aquí y ser valorado, ¿hay que ser gitano?
-No es un problema de payos y gitanos, sino de cantar bien, porque El Magdalena los hace muy bien y es payo.
-¿Cuál es el lugar en el que más le ha sorprendido que le pidieran tocar flamenco?
-El flamenco gusta en.todos los sitios porque es universal, y casi que no necesita promoción aunque le viene bien, llega tarde. Hace treinta años se necesitaba más su reconocimiento.
-¿Cree que los artistas saben comunicarse?
-El artista, el arte, es la capacidad de emocionar al que está enfrente. Cuando uno consigue emocionar, eso es arte. Hay gente que baila, canta, pero es monótono, es de academia pero no comunico. Si te pongo los pelos de punta es que te estoy transmitiendo una emoción. Es la única forma de comunicarse.
-¿Alguna espina clavada?
-Me gustaría que se me reconociera que soy creador de los toques extremeños. Yo he creado unos toques de los tangos y los jaleos…, un soniquete que lo tiene Jerez por ejemplo y yo lo he dado a Extrema He creado escuela, y yo noto que están grabando mis toques, todos los guitarristas jóvenes que salen están haciéndolo.
-¿Qué tiene de diferente?
-Es muy dificil de explicar…, (y coge la guitarra, le pide la cejilla a su hijo, la afina un poco y comienza la magia, y es cierto que suenan unos jaleos totalmente diferentes. Miguel continúa y se olvida que estamos en plena entre Yo también. Él, más que con las palabras habla con las manos. Lleva haciéndolo toda la vida y le es muy dificil comunicarse de otra manera. Estamos ante un maestro y aunque cada palabra que escribo viene acompañada de una nota, de un golpe de guitarra intento retener la emoción para que cadaletra, después, ‘suene’ como esas cuerdas que escucho a un palmo de mi cuerpo. La Ratita le acompaña y se ‘arranca’: «les voy a cantar ustedes para que no les entre sueño…» . Terminan los jaleos y Miguel, ajeno a la emoción que siento tras recibir una lección magistral de arte, me dice con total naturalidad: ¿has visto?). Lo dicho, un maestro.
Artículo publicado en hoy.es
“He plasmado esa soledad que he tenido y que me ha dolido mucho»
En corto: «¿Qué pensó como artista cuando vio por primera vez los grabados»? Me sorprendí mucho, cuando entendí cada grabado a través de las explicaciones