Martín Guerrero y Antonio Benamargo

«Lo mejor que hay en el negocio del flamenco son los artistas»

«Extremadura Pura» se presentó anoche en la Sala García Lorca de Casa Patas en Madrid, con la frescura del que hace de la improvisación un sello de «flamencura» y la veteranía, de unos artistas que llevan nuestros cantes autóctonos en el adn de su propia existencia. La Kaíta, Alejandro Vega y El Peregrino acompañados de la maestría de los Vargas dejaron bien claro, en uno de los baluartes del cante de la capital, que Extremadura sigue marcando la pauta en el mundo del flamenco. El cartel de un ‘tronío’ incontestable también dice mucho de Martín Guerrero, secretario de la Fundación Casa Patas y Antonio Benamargo, su programador, que sin ningún tipo de ayuda institucional siguen apostando por el flamenco de calidad a riesgo de que el público no entienda, que tras esos quejíos se esconden cantes de hondura que aún hoy, al menos en nuestra región, se mantienen vírgenes en las gargantas de sus creadores y descendientes. Hablamos con ellos antes del espectáculo. Después de el, las palabras y los aplausos se quedaron en el escenario.

¿Es difícil vender los cantes autóctonos de Extremadura?

Martín Guerrero: Pues no, para nada, los hemos tenido en otras ocasiones y siempre nos ha ido muy bien, y aunque sacan sus especificaciones también cantan otros palos. ¡La Kaíta te canta por soleá que te mueres! Y siempre, ya le digo, han sido espectáculos que han gustado muchísimo y han dejado muy buen sabor de boca. Yo siempre se lo decía a Antonio, que tenía muchas ganas de traerlos…, también tengo una debilidad por vuestra región. Voy muy a menudo con tres excusas: los embutidos, el flamenco y la cerámica, porque en esta casa somos amantes de esta artesanía.

¿Cúal es la influencia de Extremadura en el flamenco según su experiencia?

Antonio Benamargo: La influencia de Extremadura en el flamenco es muy grande, y en grandes artistas. Los estilos nos se han quedado allí sino que han influido en cantaores enormes como Camarón, Enrique Morente y en embajadores fantásticos en Madrid como el Porrina de Badajoz, Ramón el Portugués, o el Guadiana. Sin ir más lejos, Morente grabó unos jaleos magníficos que tienen una clara influencia extremeña…, también los descendientes como Ramón Porrina o el Piraña que son dos magníficos percusionistas de la familia Porrina aportan los suyo. Los extremeños están muy presentes en el flamenco, por eso cuando programas algo de allí a la gente le gusta porque está en la memoria de los aficionados.

¿Qué es lo más complicado de crear una programación?

A.B.: Bueno, cuando estás metido en esto tienes una ‘gimnasia’, estás ahí y en la mente lo tienes todo aunque haya artistas más complicados y menos complicados, aunque me gustaría puntualizarle. Hay una leyenda negra con los artistas y yo siempre lo digo: lo mejor que hay en el negocio del flamenco son los artistas. Y de verdad, con diferencia. Hay nombres importantes, que si flamencólogos, críticos…, pero son merodeadores. Los protagonistas y los que le dan sentido al arte en el flamenco son los artistas.

Casa Patas cuenta con cuatro espacios principales: el Restaurante, el Tablao, el Café Cantante con su patio estilo andaluz, y la Sala García Lorca, además del resto de salas de baile y ensayo. 1400 metros cuadrados en pleno centro histórico de Madrid, al servicio de la proyección internacional del Arte Flamenco y la cultura española. Toda una responsabilidad que Martín Guerrero asume con humildad y afán de superación:

M.G.: Yo recuerdo de niño, cuando mi padre creó Casa Patas, vivir grandes noches aunque mi padre siempre quiso que estudiáramos, que no nos ‘despistáramos’ pero mis tíos sí nos llamaban en ocasiones especiales…, recuerdo la presentación de Rafael Riqueni y José María Gallardo de ‘Suite Sevilla’, o a Santiago Auserón con el Bola. Esto es una responsabilidad, porque este lugar ha contraído una corresponsabilidad con el flamenco, y con los mismos artistas. Ellos también se involucran porque estos lugares también son necesarios para ellos, porque el flamenco es una forma de vida y necesitan lugares donde expresarse plenamente, y ahí, sí que existe esa responsabilidad que he heredado y que sí he sentido. También mi padre decidió hace años comprar el edificio y dedicar las dos plantas arribas a hacer una Fundación sin ánimo de lucro para poder dedicarse al flamenco fuera de lo que es el negocio. Casa Patas nunca ha sido un negocio puro y duro. Siempre ha sido un lugar donde se le ha dado mucha importancia al arte.

Debe ser complicado vivir del flamenco sin prostituirlo…

M.G.: Para nosotros el flamenco es el mayor valor que tenemos a la hora de hacer una propuesta comercialmente interesante a nivel nacional e internacional, ¡cómo vamos a prostituirlo! Estaríamos tirando piedras a nuestro propio tejado.

A.B.: Él no lo dice pero es una maravilla trabajar con alguien con su sensibilidad, y que se presta a mi forma de entender el flamenco. Nosotros estamos haciendo programaciones culturales, este mismo espectáculo de ‘Extremadura Pura’ es un esfuerzo muy grande porque son actuaciones que no están blindadas, que implican correr un riesgo…..

Básicamente es un acto de fe, ¿no?

A.B.: Totalmente, pero yo no hago programaciones para llenar, sino que hago lo que yo creo que debo hacer y lo que espera la gente de mi. Aquí en Madrid se descapitalizó lo que era el flamenco, políticos como Gallardón se enorgullecían de no programar flamenco…, y los artistas mientras, buscando sitios donde reunirse…

La política es una mala política para el flamenco, ¿no?

M.G.: En ciertos casos ha sido hasta agresiva con el flamenco, al margen de no haberlo valorado como algo esencial de la cultura de nuestro país… Ciertos políticos desde luego han atacado directamente al sector.

¿El complejo del que no sabe y no quiere saber?

M.G.: No sé cómo valorarlo, pero me parece una falta de luces total.

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M. Isabel Rodríguez Palop

M. Isabel Rodríguez Palop

Una apasionada del Flamenco.

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