Una decena de espacios escénicos, entre los que se encuentran el Real Alcázar, el Teatro de la Maestranza, el Monasterio de La Cartuja o el Teatro Central. 62 espectáculos, con 30 propuestas que se han denominado ‘Noches únicas’ (creadas exclusivamente para esta cita) y 17 estrenos absolutos. Este es la carta de presentación de la XXIII edición de la Bienal de Flamenco en Sevilla que, además, arranca bajo la batuta de su nuevo director, el periodista Luis Ybarra. Joven, y muy buen aficionado, que aguarda sobre sus hombros la programación de una de las citas flamencas más importantes del mundo; y, además, lo logra, con aplomo y serenidad. Es lo que tiene, saber lo que uno maneja en las manos.
EN CORTO:
“Para mí, hay raíces que son sumamente contemporáneas, porque no han sido superadas, por ejemplo, una siguiriya de Manuel torres”
“En el flamenco no sabemos nunca cuántos olés vamos a decir, pero confío en que el público de la Bienal va a decir olés a tiempo”
ENTREVISTA A LUIS YBARRA, director de la Bienal de Flamenco
‘¡Ole de nuevo!’, es el lema de este año de la Bienal. ¿Había que reivindicar la raíz del flamenco?
Pues lo primero es “ole”, ese “ole” sin tilde, más que reivindicar la raíz del flamenco, a lo que hace alusión es a que vuelve la Bienal después de dos años; e imaginábamos la ciudad llena banderolas, vallas publicitarias…, diciendo esos “oles” como saludo a esos sevillanos y al público que vuelve a Sevilla a la Bienal, para decir “ole”. Es cierto que más que una reivindicación es una reflexión en torno a la raíz, apuntando a que, esa propia raíz, también es sumamente contemporánea. Para mí, hay raíces que son sumamente contemporáneas, porque no han sido superadas, por ejemplo, una siguiriya de Manuel torres. Está muy desarrollada, tiene una arquitectura muy compleja y se han hecho cosas después por siguiriyas geniales, pero no se ha llevado a ser eso: sumamente moderna. Yo creo que la Bienal está trufada de esto.
¿Qué es más importante?, ¿recuperar un olé, o enseñar a darlo a tiempo?
Sabemos que, en el flamenco, muchas propuestas que tenemos son promesas de olés, aunque creo, que la programación está trufada de promesas de olés, de espectáculos, que no sabemos exactamente cómo van a quedar porque nos prestamos al azar que tiene el arte aun sabiendo que la inspiración no va a venir sola. Los espectáculos están muy trabajados, los artistas, tanto los que debutan, como los muy consolidado, son todos muy trabajadores con algo que contar. En el flamenco no sabemos nunca cuántos olés vamos a decir, pero confío en que el público de la Bienal va a decir olés a tiempo. Yo muchas veces he visto en el Teatro Maestranza, con 1.800 localidades convertirse en una especie de Tablao, en un espacio íntimo. Esa es la capacidad de muchos artistas de convertir un espacio, en un lugar, donde suenan muchos olés a tiempo. El público flamenco interactúa, es activo, y ahí, el olé, es vital.
¿Le daría un olé a esta Bienal?
Bueno, yo prefiero que lo digan otros y no yo; es verdad, que estoy contento con lo que hemos conseguido, con lo que imaginé, con lo que hemos podido armar. Hay una filosofía que está vigente, y es verdad que muchos, tienen una Bienal ideal en su cabeza que luego es imposible. Yo mismo tenía una idea que no era exactamente ésta, porque la programación está viva. Estoy satisfecho y la respuesta del público está siendo muy positiva, y se demuestra en la venta de entradas que está yendo muy bien; 21 espectáculos que han colgado el ‘no hay billetes’; algún otro lo colgará en breve…, y eso responde a la buena acogida y al interés de la programación.
Los comentarios en general son bastante positivos, y a primera vista, no hay ninguna ausencia flagrante…
Cada espectáculo tiene un papel en la programación con un estándar muy alto. La inauguración, con tantas figuras en torno a Paco de Lucía, o la clausura con Israel Galván con la Sinfónica… todo tiene un peso específico. Recuerdo cuando anunciábamos la programación, yo miraba a Dorantes, porque lo tenía relativamente cerca, mientras decía la programación, él decía: “ojú ojú” y después se lo pregunté: “es que estabas contando la programación y se me estaban antojando todos para ir”; y la verdad es que me produjo mucha satisfacción. Son 47 nuevas programaciones, 30 de ellas: “Noches únicas”, espectáculos singulares, por los espacios, por los artistas. Para mí era muy importante recuperar artistas para que, cuando pasen los años, y mire atrás diga: ¡menos mal que le dimos su espacio a José de la Tomasa, Calixto Sánchez, que estuvimos con Manuela Carrasco en su despedida, Inés Bacán, Aurora…, al igual que poner en valor nuevos talentos. Quiero, el día de mañana, sentir la satisfacción de haber contado con artistas de una generación, de las que desgraciadamente, quedan pocos.
Es una responsabilidad enorme la que tiene entre manos, ¿cómo ha gestionado las emociones, los consejos, los comentarios, las llamadas de los artistas?
La verdad es que con mucha paciencia. Soy tranquilo y sereno y es algo que agradezco muchísimo. Mis nervios se reflejan en que duermo regular, de siempre, pero acostarse con diez problemas, aparentemente irresolubles…, poco a poco he ido convivido con esas llamadas más agradables y otras desagradables… pero como persona consciente de la responsabilidad y el peso de la historia siento que son emociones muy variadas, la verdad.
¿Qué hay más?, ¿presión o pasión?
Hay más pasión, sin duda, porque si hubiera más presión esto a mí, no me compensaría. Pensaba quedarme en Madrid más tiempo, y si me bajo a Sevilla es por pasión por la cultura y mi ciudad, Me siento muy sevillano y que mi ciudad tuviera la programación más singular era muy importante.
Extremadura, presente, como no podía ser de otra manera. Hay una obra en particular ‘Matancera’ que lo tiene todo vendido…
Si, si, serán dos pases en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo y es cierto que se vendió muy rápido. Yo vi, tanto a Rosario como a Kaíta, en Pamplona que coincidían en el Festival y si es cierto, que había visto, a la Kaíta tocando el bajo participando con Pata Negra, y esa figura underground, es muy desconocida fuera e incluso en Extremadura; una artista que no ha hecho una carrera continuada en el flamenco…, y pensé que sería estupendo recuperar una figura que no se prodigan demasiado. Al reunirme con La Tremendita pensé que el vanguardismo de Rosario era un contrapunto superinteresante en la programación que no quería perder. Así que, como una idea un poco loca le propuse la Kaíta, y a la Tremendita le encantó la idea.
¿La idea es suya?
Yo se lo propongo, ahora lo que han hecho ellas va más allá. Porque yo había planteado un encuentro, en un espacio singular, que te llevara a una propuesta de salvajismo, aspereza, pero lo que están haciendo es mucho más; proyecciones, grabación de temas…, lo que iba a ser una propuesta pequeñita se ha convertido en algo muy grande, y eso me encanta, la verdad.
Y no podían faltar la guitarra de los Vargas…
¡Por supuesto! la guitarra tiene un protagonismo especial en toda la programación. Es una Bienal que se celebra además en el Décimo Aniversario de la muerte de Paco de Lucía. Confieso que soy admirador del flamenco extremeño. Algunas de mis figuras fundamentales en mi formación como aficionado están, por supuesto, La Marelu, El Indio Gitano, Porrina, Juan Cantero, y algunos no tan conocidos también están en mi repertorio.
Se habla del toque extremeño, pero es el toque de Miguel Vargas, y sucede lo mismo en Morón. La forma de tocar que tienen los Vargas es increíble. Va a ser un espectáculo con Juanfra Carrasco, Guadiana, Rosa Escobar … que va a aportar algo especial, además, por el entorno: el Muelle Camaronero. Por el centenario del Porrina me parece que había que darle ese espacio. Va a ser una noche única, la verdad.
También la Bienal contará con el recorrido por la discografía de Enrique El Extremeño….
Es verdad, aunque es el menos extremeño de los extremeños, más vinculado a Utrera, pero es un maestro que ya ha cumplido 50 años de carrera y es que hará la inauguración del Teatro Alameda; junto a Perrete y El Turry, en un mano a mano que se producirá otro día.
Enrique no va a hacer un recital, va a hacer un espectáculo donde ha montado una soleá con Manuela Carrasco como para casi despedirse los dos del escenario, y después, es que él quiere contar su historia: su grupo de sevillanas, su llegada a los Tablaos…;
¿Qué es lo más fácil y lo más difícil?
En la Bienal nada es fácil, pero creo que merece la pena.