Diego Antúnez

«Tenemos que quitarnos un pequeño burka respecto al flamenco»

Menos mal que tras la hora de conversación de la que salió esta entrevista, acepté la copa de vino de Diego Antúnez (Almendralejo, 1963). Si no, no me hubiera dado tiempo a ver más allá del Diego tímido, y desconfiado que se escondía detrás de cada respuesta. Con muchos reparos, y en un tono de voz casi inaudible poco a poco pude entrever al profesor de distintas disciplinas musicales del Centro Artístico de Badajoz. Tras el arreglista, compositor, flautista y saxofonista como él se define (http://diegoantunez.webnode.es/), se encuentra el artista que ha convertido la flauta travesera en un elemento más del arte flamenco. Él, sin duda, es el alquimista que mezcla sin miedo pero con responsabilidad, -asegura- flamenco con jazz, con música clásica, o con lo que se le ponga por delante.



-¿No se siente como un mago cuando convierte el aire en música?



-(Se ríe). Sí, sí, es una palabra bonita para definirlo. No me considero así pero algunos lo piensan. Usted lo piensa…



-¿Es difícil hacerlo?

-No, todo requiere un estudio y un entrenamiento. Es tan difícil como hablar.. -¿Se necesita alguna cualidad especial? -Creo que sí, aunque algunas veces estoy más convencido que otras, pero estoy totalmente seguro que tienes que tener algo dentro que potencie tu trabajo, y no sabes porqué te ha tocado, pero si no hay algo de eso no se llega de la misma manera. -¿Todo se puede mezclar? -Sí, si no fuera así no existiría ni el flamenco, ni el jazz… -¿Entiende el flamenco como una mezcla de culturas? -No en sí, pero no se puede originar si no hay otras cosas de las que beba, de las que aprenda. Si antes no hay estas cosas es difícil. -No hay un punto cero para nada… -Todo es susceptible…, solo que yo intento evitar poner una etiqueta a las cosas: ¿esto que es?. Habría que pararse y analizar. Nosotros, según vamos haciendo música (actualmente, al margen de su trabajo como flautista en varios espectáculos de baile flamenco forma parte de la banda ‘Alambiqueña del Oeste’ de flamenco-fusión) vamos comentando: esto parece flamenquito, esto parece otra cosa… A mí la etiqueta que me gusta es la de hacer música, ahí caben muchas cosas, pinceladas que te recuerdan algo.. -¿Existe algún cantaor/a que por respeto no mezcle? -Mezclar no supone faltar el respeto a nada ni a nadie, porque por mucho que evolucionara y mezclara, aquello de lo que cojo la materia prima no va a sufrir ningún cambio. No hago nada, ni con la figura, ni con el arte, por ejemplo si mezclara la voz del Porrina de Badajoz porque jamás se me ocurriría cambiarlo. En todo caso, cualquiera de las consecuencias, buenas o malas, serían para mí. -Pero hay mucha gente que se acerca al flamenco a través del ‘flamenquito’, ¿no se siente responsable de una ‘mala educación’ en este arte?, ¿de mostrarle un flamenco que no es real? -No es mala educación, no lo considero así. Es ir un poco más de lo que ya está establecido y es inamovible. -Usted, ¿cómo se definiría? -Si tienes que poner una etiqueta -que no me gusta- elegiría la de flautista, que es a la que ofrezco más tiempo y más dedicación. -¿Qué aporta la flauta travesera al flamenco? -Un color más, aunque depende de como sean el resto de colores. Es un matiz, un timbre distinto, como lo fue en su momento el cajón que no existía en el flamenco y de pronto se ha convertido en algo habitual. Ya forma parte del flamenco gracias a la mezcla de una instrumento extranjero con el resto de elementos sobre el escenario, porque el cajón es peruano. Fue Rubém Dantas el que lo introdujo a través de Paco de Lucía en el flamenco. Desde entonces, hasta ahora. -¿Usted también aspira a que la flauta sea imprescindible? -Ya lo es, aunque aquí aún no. Tenemos que quitarnos un pequeño burka respecto al flamenco, porque la evolución hasta este tipo de novedades: cajón, flauta y otras cosas deberían estar más con los tiempos. No es que no se consiga, sino que es más lento de lo que yo pensaba. -¿Se cuida demasiado, según su opinión, la pureza del cante? -No es que se esté cuidando, por no cuidar lo otro. Una cosa no quita la otra. Es cuestión de ampliar conocimientos, información. Habrá más seguidores que prefieran aprender de la raíz, pero habrá otros que no. Otros que prefieran inmiscuirse en el flamenco por otros derroteros. -¿Hacia dónde va el flamenco extremeño? -Va hasta donde le lleve su propietario. Puede llegar muy lejos. Creo que tiene el derecho a llegar muy lejos. -Háblenos del espectáculo flamenco ‘Estrebejí’ donde usted trabajó como compositor y director. -Fue una producción que se puso en pie a través de la Junta de Extremadura. A Cándido de Quintana (cantaor) le ofrecieron la oportunidad de hacer una producción flamenca. Esa idea la compartió conmigo. Él quería que no fuera lo tradicional, lo que hacía todo el mundo. Que lo mezclara con el fado, no sé. Queríamos arañar algo más moderno, que no quedara como siempre.. -¿Y lo consiguieron? -Fue más que satisfactorio. No solo porque nos gustara la producción en sí y el resultado final, sino porque nos gustó a todos. Paco Carrillo fue el director escénico de la obra y Juan Copete autor del texto que se exponía, porque hubo también teatro. Hasta los actores, y pasando por Jesús Ortega que hizo la coreografía, todos salimos muy contentos. -Háblenos de su nuevo proyecto, ‘Alambiqueña del Oeste’, su nueva banda. La misma con la que participará próximamente en Badassom… -Esta banda es una idea original a medias con Nono Blázquez. Nació de forma fortuita. Un día tuvimos que inventarnos un grupo flamenco para esa misma tarde, porque los que iban a La Tahona fallaron. De repente le dije: ¿y si lo hacemos nosotros? Llamamos a ‘El Cascarilla’ y a Luis de Jerez, y los cuatro nos pusimos a ensayar ‘estándares’ de jazz, de bossanova y pasamos todas las que nos dio tiempo por el filtro del flamenco. Después de todo un día de ensayo y al comprobar cómo sonaba, nos propusimos hacerlo otra vez. Les gustó muchísimo a la gente, y a nosotros también. A partir de ahí la banda se fue agrandando. Llamamos a Juanma Moreno, a un batería, a Javier del Barco y Juan Flores ‘El Chino’. Actualmente el grupo lo forman de base siete músicos. El proyecto por sí solo pide a gritos un aforo más amplio. -¿Qué vamos a encontrar de vuestra mano en Badassom? -De momento, al margen del repertorio que ya hacemos, tenemos la intención de hacer dos o tres temas nuevos que ya me tienen rondando la cabeza…, ya los veo, los oigo…, pero hace falta prepararlos.

Artículo publicado en: http://www.hoy.es/v/20110514/sociedad/tenemos-quitarnos-pequeno-burka-20110514.html

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M. Isabel Rodríguez Palop

M. Isabel Rodríguez Palop

Una apasionada del Flamenco.

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