Alejandro Vega

«El compás nuestro no lo tiene un payo»

Trabaja de guarda de seguridad de una obra. Se ha acostado a las 8 de la mañana pero llega a ‘La Cacharrería’ a mediodía, puntual a la cita. Con voz ronca, con cierta desconfianza pero con unas tablas que superan al propio personaje, Alejandro Vega se mueve como pez en el agua en la Plaza Alta. Juega en casa, y se nota.

-¿Qué siente un cantaor al haber nacido en el mismo lugar que los tangos o los jaleos? -Una satisfacción muy grande. Nací del vientre de una gitana, Hipólita, una de las únicas que cantaba por jaleos y tangos. Soy sobrino del Porrina, hermano del ‘Romillero’ que en paz descanse. Fue de la fuente de la que yo mamé. Nací en la Calle Alta de Badajoz, de ahí a la Barriada del Castillo. Nos metimos en los portales, ahí ya fuimos ‘okupas’, y luego llegó Manuel Rojas al Ayuntamiento y me dio una casita en Las Cuestas y ahí, al Gurugú. Pero para mí una satisfacción muy grande haber nacido en la Plaza Alta. -Además, usted fue el que enseñó los jaleos a su sobrina Remedios Amaya. -Mi sobrina Remedios cuando iba a grabar un disco cogía un casete, venía y nos grababa, y luego cogía el tono de nosotros. (Empieza a cantar haciendo el compás con los nudillos en la mesa): ‘A la puerta llaman, yo no sé quien será y el papá del niño en la cama está, rooo, roo’ y eso es de nosotros, eso era de mi madre, ‘la novia del ritintín..’, ‘te comiste los pimientos, ahora te pican los labios…’. Esas cositas eran de ‘nusotros’, de mi padre, de ‘mi mare’. Mientras toma un café le paran y le saludan. Alejandro Vega se siente a gusto y empieza bajito por tangos: ‘La Plaza San José, lo primero que se ve…’, y sigue desgranando detalles de su vida: «Domingo, ‘El Magdalena’ se ha criado con nosotros. Él hacía los partidos con los gitanitos ahí en el Castillo, y claro ha cogido ese ‘soniquete’ de nosotros, ¿me entiendes? Por eso él canta esos tanguitos.., pero mira los que yo canto ahora: ‘Plaza Alta dime tú, que ya no vivo en Las Cuestas, que ahora vivo en el Gurugú’ ea, cositas. ¿Sabe? ayer me llamaron que ya se ha confirmado que vamos una semana en mayo a ‘Casa Patas’ a Madrid. -¿Quienes van? -Los Vargas, la Kaíta, Peregrino, El Nene, el Domingo, David, y yo. -¿Irán también a la noche de Extremadura en la Bienal de Flamenco de Sevilla? -No lo sé, pero creo, con todos mis respetos a Merino, Cintas y todos los artistas extremeños…, pero ellos hacen otros cantes ‘livis’ y nosotros hacemos los autóctonos. Es por donde podemos competir, con lo nuestro, y ahí es donde podemos dar caña. Era el primo Camarón que en paz descanse y al decir ¡ay!, ese ¡ay! era bonito pero eso de ‘vengo de mi Extremadura, de ponerle a mi caballo ¡caramba!’, ese ‘caramba’ no era capaz de decirlo y ese hombre que era un Elvis Presley para nosotros…, nosotros en nuestros tangos y jaleos toreamos más que Talavante. -¿Quien o qué tienen la culpa de que, siendo usted parte de la historia del flamenco, no viva de él? -De nosotros no es la culpa. Dice un refrán que ‘nadie es profeta en su tierra’. Mira, el tío Porrina se tuvo que ir, Los Chunguitos se tuvieron que ir… -¿Piensa que no les cuidan lo suficiente? -Sí, pero no nos dan lo que nos tienen que dar. Tener un ‘cachito’ de peña que todos los jueves, sábados y domingos diéramos festivales de nosotros: la Kaíta, Peregrino. Gracias a Celestino Vegas, a la peña del Tito Alfonso, a Paco Zambrano* ‘que se ha metío de profundo’ porque si no, no se hubieran quedado con nosotros los tangos y los jaleos. -Vamos por derecho, ¿el flamenco es gitano o payo? -Bueno ‘nusotros’ hemos aportado mucho, mucho. Ellos han sido estudiosos. No tenemos estudios, ni lectura, pero hemos salido cantando ‘de por la boca del cuerpo de nuestra madre’. A un tablao se sube un chino y hay que respetarlo, pero el compás nuestro no lo tiene un payo. ‘Nusotros’ tenemos otra salsa. A algunos cantaores les falta ese poquito de sal, de limón, ese sentimiento que tenemos nosotros. -¿Y a usted que le parece que en un festival los gitanos, una vez escuchado al cantaor gitano, se levanten y se vayan? -No está bien, pero somos así, ¡qué le vamos a hacer! Yo prefiero escuchar a Camarón. -¿No son los gitanos demasiado herméticos con ‘su’ arte? Es muy difícil participar de una juerga gitana si uno es payo… -Eso ya no existe. Hace 20 o 30 años… Ahora los gitanos y los payos se casan. Ahora una paya pueden entrar en una juerga flamenca. Un payo en una fiesta gitana, siempre, respetando con educación y vergüenza…, respetando a las mujeres y a todo. Antes ¡uhhh!, que entrara un payo en una fiesta y que le echara un piropo a una gitana… ¡Ya estábamos todos ahí!. Yo tengo una nuera paya, Carmen, que es muy guapa y la quiero mucho. Mi hijo la quería, ‘pos aquí su papa’, y me tiene ‘dao’ un Alejandrito que me cumple ahora un añito y mi ‘Samara’. Hoy en día no hay discriminaciones. -¿Ha cambiado mucho la Plaza Alta desde su infancia? -Desde que quitaron ‘el rastro’, la Plaza de Abastos, le quitaron todo su mérito, la Calle Zapatería… Esa esquina del rastro… el hombre que venía a vender tierra de macetas, comía. Pero luego se metió lo que se tuvo que meter, las cosas de la vida, ¿me entiende? y ya empezó…, pero gracias a la comisaría, gracias ‘al Chupi’, gracias a todos los señores que están aportando, la Plaza Alta está preciosa -Cuénteme alguna anécdota, ¿usted recuerda al Porrina de Badajoz? -Yo he vivido más con mi compadre, con su hijo Juan. Cada vez que mi compadre venía se quedaba en el Hotel Lisboa, y Los Chunguitos igual. Mi ‘compare’ cada vez que se tomaba una copa en Madrid se acordaba de Badajoz y se venía. Nos metíamos en el Bar Tabares, aquí en el ‘Cacharrero’ y luego ‘en cá mi mama’. Entonces mi compadre Juan se acostaba tarde porque era un hombre de mundo y yo le decía: ‘compare, ¿pa que está usted pagando esa habitación? ‘Víngase’ usted conmigo aquí a ‘los portales’, yo le tiro un colchón de espuma…’ y él me decía: ‘pero compare usted sabe que con los niños…’, ‘¡anda ya compare!,…, y se acostaba con ‘nusotros’ y le sacaban mi mujer y mi mama un colchón de espuma y ahí se acostaba. Y a las 10 de la mañana empezaban los niños ‘por alrededor’ y empezaban a ‘dispertarlo’ y él se levantaba con los ojinos así, con los pelos… como si fuera ‘Kunta Kinte’, y me decía: ‘¡compare otra vez!’ y yo le contestaba: ‘¡venga otra vez!’ y otra vez a emborracharnos, y otra vez de juerga. Mientras se ríe de su vida y sus anécdotas intento grabar en mi memoria, además de en la grabadora, esa forma tan peculiar de entender la vida. * El 5 de febrero el flamencólogo e investigador extremeño Francisco Zambrano Vázquez recibía en Almuñécar el Premio Miguel Acal 2009 que cada año otorga la Asociación de Críticos, Escritores e Investigadores de Flamenco. Artículo publicado en: http://www.hoy.es/v/20110219/sociedad/compas-nuestro-tiene-payo-20110219.html

Facebook
Twitter
LinkedIn
M. Isabel Rodríguez Palop

M. Isabel Rodríguez Palop

Una apasionada del Flamenco.

Relacionados

Post's relacionados